Casi tres décadas tras el estreno de 28 días después, Danny Boyle retoma la saga con 28 años después. La cinta recupera a Alex Garland como guionista y a Anthony Dod Mantle como director de fotografía, con quienes ya trabajó Boyle en la primera entrega de la franquicia. Concebida como una secuela de la primera película y no de la segunda, que dirigió el español Juan Carlos Fresnadillo, 28 años después se estrena el 20 de junio de 2025 en salas de cine españolas. Puedes leer aquí otra critica realizada por Cinemagavia de esta película.
Crítica de '28 años después'
Resumen
Ficha Técnica
Título: 28 años después
Título original: 28 Years Later
Reparto:
Jodie Comer (Isla)
Aaron Taylor-Johnson (Jamie)
Ralph Fiennes (Dr. Kelson)
Jack O'Connell (El joven Jimmy)
Alfie Williams (Spike)
Erin Kellyman (Jimmy Ink)
Chi Lewis-Parry (Samson)
Angus Neill (Demacrado infectado)
Rocco Haynes (El joven Jimmy)
Haley Flaherty (La tía de Jimmy)
Kim Allan (La madre de Jimmy)
Sandy Batchelor (El padre de Jimmy)
Christopher Fulford (Sam)
Año: 2025
Duración: 115 min.
País: Reino Unido
Director: Danny Boyle
Guion: Danny Boyle, Alex Garland
Fotografía: Anthony Dod Mantle
Música: Young Fathers
Género: Terror. Ciencia ficción
Distribuidor: Sony Pictures Releasing de España
Tráiler de '28 años después'
Sinopsis de '28 años después'
Han pasado casi tres décadas desde que el virus de la rabia escapó de un laboratorio de armas biológicas, y ahora, todavía bajo una cuarentena brutalmente impuesta, algunos han encontrado formas de existir en medio de los infectados. Uno de estos grupos de supervivientes vive en una pequeña isla conectada al continente por una única carretera fuertemente defendida. Cuando uno de los miembros del grupo abandona la isla para adentrarse en el oscuro corazón del continente, descubre secretos, maravillas y horrores que han mutado no sólo a los infectados, sino también a otros supervivientes. (Sony Pictures Releasing de España)
Dónde se puede ver la película en streaming
Hablemos de la vida
"Padre, me has dejado" —dice un joven Jimmy después de que toda su aldea haya sido arrasada por los zombies. Ha entendido que no hay religión ni persona que le vaya a salvar de su realidad. Acto seguido, Spike (Alfie Williams) amanece en su isla aislada del resto de Gran Bretaña. Tiene 12 años y, junto a su padre, va a salir a matar infectados. Es su primera vez y todo el pueblo esperará a su regreso para hacer una fiesta. No tiene ni idea de lo que le espera.
La humanidad continúa su existencia, pero Gran Bretaña sigue en cuarentena. No se puede abandonar el país y personas sanas e infectadas deben convivir entre la frondosidad de la naturaleza británica. La comunidad de Spike está afincada en una isla aislada del resto del territorio, únicamente unida a él por un camino que desaparece cuando sube la marea. Han vuelto a la vida rural, nada conocen de los avances en el resto del mundo. Y se defienden. Bien, además. La aldea está completamente vallada y custodiada por arqueros día y noche. Y todos los hombres deben aprender a matar. Boyle dedica su tiempo a mostrar cómo es la nueva normalidad de estos escoceses, a explicar cómo viven entre muerte y muertos.
Esas vallas que rodean las vidas de estas personas y las protegen del mundo exterior son tan literales como figuradas. Están aislados por la madera que impide que nadie salga ni entre, pero también por su propia voluntad de sobrevivir así. Han adoptado una forma de existencia que les satisface y les entretiene, aunque esté basada primordialmente en mentiras. Jamie (Aaron Taylor-Johnson) es incapaz de admitir el miedo que ha pasado y, sin embargo, no le cuesta nada alardear de las hazañas de su hijo, magnificando cualquier acción que este haya hecho.
Este comportamiento fanfarrón aunado a la falta de información sobre la salud de su madre, Isla (Jodie Comer), hace que Spike necesite explorar el mundo. Porque ha visto que hay vida más allá de su pequeña isla. Y porque sabe que todo lo que conoce hasta el día de hoy ha tenido que pasar por el filtro de las vallas de su aldea. De este modo, Boyle no solo dirige una película de —mal llamados, porque no están muertos— zombies. También es un coming of age sobre un niño nacido en reclusión que quiere descubrir su identidad y la respuesta a sus preguntas. Un niño que explora el mundo de la mano de sus padres, y que también se permite soltarlos para seguir su camino.
Hablemos de la muerte
Boyle experimenta con la edición en la primera incursión de Spike y Jamie al peligro. Lo hace mezclando imágenes de archivo de guerra, como las de los arqueros de Enrique V (Laurence Olivier, 1944) con el propio metraje de la película y el poema Boots, de Rudyard Kipling, leído por el actor estadounidense Taylor Holmes. Este audio, en el que Kipling imaginaba los pensamientos de los soldados de infantería del ejército británico en Sudáfrica durante la segunda guerra bóer, ha sido utilizado por el ejército estadounidense para entrenar a sus soldados a actuar en caso de captura y tortura.
La sensación que desprende esta mezcla de contenidos al ritmo frenético que marca Boyle suscita una sensación de inquietud y angustia extrema. El mismo sonido ha aparecido en Horror in the High Desert (Dutch Marich, 2021) y en el trailer cinematográfico del mapa de zombis del Call of Duty: Black Ops 6 Terminus, en ambas ocasiones causando el mismo efecto de malestar. El contexto del audio sobre las imágenes del joven Spike caminando hacia un futuro incierto evidencia la violencia del ritual, de la muerte, vista como una tarea a cumplir y no como un acto consciente.
Y esta inquietud no hace más que acrecentarse conforme la película avanza: 28 años después se encarga de explicitar que sanos e infectados son dos caras de la misma moneda, que ambos viven y ambos mueren.
Y que ambos pueden crear vida, espléndida esa secuencia de la infectada pariendo, dejando de lado esa rabia de la que está contagiada para apoyarse en una persona que en otra situación estaría asesinando.
Por otra parte, Ralph Fiennes encarna a un excéntrico Doctor Kelson, quien defiende esta reflexión anterior sobre los muertos en las guerras. Sus escenas rompen con el ritmo más rápido de la acción y dotan a la imagen de una carga emotiva más profunda e introspectiva.
Hablemos de la forma
Boyle siempre ha defendido que la mejor manera de rodar una película es utilizando el dispositivo que le venga mejor a la historia. En 28 días después utilizó una cámara con una resolución baja incluso para la época (2002) porque le daba a la cinta la sensación que él pretendía transmitir. Ahora, hace uso de multitud de iPhones 15 Pro Max para filmar 28 años después.
La película está grabada en Ultra Panavisión 70, con una relación de aspecto de 2.76:1. Esto quiere decir que el ancho es mayor, por lo que el campo de visión es mucho más amplio de "lo normal". Boyle quiere retratar los paisajes naturales de la zona, por ello el uso de esta relación de aspecto, ya que permite que se vea más, y de los teléfonos móviles como principal soporte de grabación porque son ligeros y se pueden utilizar con mayor comodidad sin modificar la naturaleza con grandes artefactos. Sin embargo, en algunas secuencias se perciben oscilamientos extraños y trepidaciones que molestan porque se entienden como un error técnico y no como algo expresivo integrado en la película.
Conclusión de '28 años después'
La historia de Spike comienza con un power ranger de juguete en su mesita de noche y acaba con unos pseudo power rangers de carne y hueso ayudándole en su camino. Ha hecho su transición a la vida adulta. Danny Boyle dirige una película sobre personas sanas intentando sobrevivir en un mundo con infectados, sobre cómo un virus perdura 28 años y qué cambios efectúa sobre los infectados de la primera entrega para poder hacerlo. Y sobre un niño simplemente viviendo.
28 años después es una película de terror con toques cómicos, dramáticos y brutales que da pie dos entregas más de la saga. La siguiente, dirigida por Nia DaCosta, se estrenará a principios de 2026.
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