Adiós Buenos Aires, comedia romántica dirigida por el cineasta argentino Germán Kral al que le debemos obras documentales como Un tango más (2015). Germán Kral, apasionado del tango que vivió gran parte de su vida en Alemania, y que fue apadrinado en sus comienzos por Wim Wenders, realiza aquí un homenaje a su ciudad natal y al célebre canto porteño. En Adiós Buenos Aires, escuchamos algunos de los tangos más famosos y más bellos como "Honrar la Vida", grabados por algunos de los músicos más talentosos del país y que se entrelazan en la trama de manera natural. Estreno el 27 de junio de 2025 en salas de cine españolas.
Crítica de 'Adiós Buenos Aires'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Adiós Buenos Aires
Título original: Chau Buenos Aires
Reparto:
Diego Cremonesi (Julio Färber)
Marina Bellati (Mariela Martínez)
Carlos Portaluppi (Carlos Acosta)
Mario Alarcón (Ricardo Tortorella)
Regina Lamm (Dorothe Färber)
Manuel Vicente (Atilio Fernández)
Rafael Spregelburd (Tito Godoy)
Luis Ziembrowski (El Jose)
Heinz K. Krattiger
David Masajnik (El Polaco)
Violeta Narvay (Paula Färber)
Mario Mahler (Senator Salinas)
Gustavo Angeloni (David)
Año: 2023
Duración: 90 min.
País: Argentina
Director: Germán Kral
Guion: Germán Kral, Stephan Puchner, Fernando Castets
Fotografía: Cristian Cottet, Daniel Ortega
Música: Gerd Baumann
Género: Drama
Distribuidor: Reverso Films
Tráiler de 'Adiós Buenos Aires'
Sinopsis
Buenos Aires, noviembre de 2001. En plena crisis, Julio Färber, un zapatero de 45 años, planea emigrar a Europa con su madre y su hija. Sin embargo, su barrio, su grupo de tango y los giros del destino complican su marcha… (Reverso Films)
Dónde se puede ver la película en streaming
Una crisis en compás de dos por cuatro
Adiós Buenos Aires se construye en torno a una tensión, entre el deseo de escapar y la imposibilidad de abandonar lo que, para bien o para mal, forma parte de uno mismo. Hay personajes secundarios que le recuerdan todo lo que aún lo une a esa tierra que también lo empuja a irse.
El problema es que, si bien la premisa tiene fuerza, el desarrollo no consigue sostener la carga emocional que propone. La historia avanza a trompicones, con escenas que parecen más viñetas que partes de una estructura sólida. El guion tiene momentos sinceros, pero también otros previsibles y poco pulidos, lo que le resta impacto.
Nostalgia y dispersión
Germán Kral, que ya ha demostrado su amor por el tango en ocasiones anteriores, conoce los códigos sentimentales del género. Aquí intenta hacer una ficción melancólica con ese tono suave y amargo que se asocia con la música rioplatense. Hay detalles cuidados en la atmósfera, y se percibe una mirada personal sobre la ciudad y su gente.
La dirección tiende a diluirse, falta ritmo, una ironía tratándose de una película sobre músicos, y, por momentos, se siente que la historia se apaga antes de llegar a su clímax emocional. Las subtramas se abren sin suficiente desarrollo y el conflicto central, si bien comprensible, no llega a envolver al espectador en una verdadera tensión dramática.
Emoción contenida
El reparto, encabezado por Diego Cremonesi como Julio, entrega interpretaciones contenidas y creíbles, aunque quizá demasiado moderadas para el dramatismo que exige la historia. Cremonesi construye un personaje digno, cansado, sin grandes estallidos, y en eso acierta, pero en una película que necesita conmover, esa contención puede convertirse en frialdad.
Los actores secundarios cumplen sin brillar especialmente. Hay ternura en algunos momentos compartidos entre los músicos del grupo, y cierta química en los reencuentros amorosos de Julio, pero en general las interpretaciones no logran cargar de emoción real los dilemas de los personajes.
Una ciudad gris, casi apagada
La puesta en escena busca reflejar la Buenos Aires gris y tensa del 2001, y en parte lo consigue. La fotografía, sin grandes alardes, recurre a tonos apagados, luces cálidas en interiores, y planos amplios de una ciudad melancólica. La ambientación del contexto histórico está lograda, aunque sin demasiado detalle, se agradece que no haya una recreación artificial del caos, pero también se echa en falta una inmersión más profunda.
La música, como era de esperar en una historia sobre músicos de tango, tiene una presencia importante, aunque no llega a ser un elemento dramático de peso. Los momentos musicales aportan atmósfera, pero no elevan la historia. En ese sentido, la banda sonora se queda corta en lo que podría haber sido una poderosa herramienta emocional.
Conclusión de 'Adiós Buenos Aires'
Adiós Buenos Aires es una película hecha con cariño, con un respeto palpable por su ciudad y sus personajes, pero como relato cinematográfico, se siente más como una postal melancólica que como una historia con verdadero peso dramático. Le falta filo, le falta riesgo, le falta, quizá, esa pasión que caracteriza al tango que tanto evoca.
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