No es tan fácil encontrar películas de terror con tiburones en las que el depredador natural es, más bien, el ser humano. Sean Byrne (The Loved Ones, The Devil's Candy) explora esta idea en Animales Peligrosos (Dangerous Animals). Tuvo su estreno en el Festival de Cine de Cannes y llega a salas de cine en España el 25 de julio de 2025.
Crítica de 'Animales Peligrosos (Dangerous Animals)'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Animales Peligrosos
Título original: Dangerous Animals
Reparto:
Hassie Harrison (Zephyr)
Josh Heuston (Moses Markley)
Jai Courtney (Bruce Tucker)
Rob Carlton (Dave)
Ella Newton (Brezo)
Liam Greinke (Greg)
James Munn (Surfista)
Mike Goldman (Policía)
Ryland Pearson-McManus (Surfista)
Teah Fraser (Operador de emergencia)
Sean Richard (Oficial de policía)
Año: 2025
Duración: 93 min.
País: Australia
Director: Sean Byrne
Guion: Nick Lepard
Fotografía: Shelley Farthing-Dawe
Música: Michael Yezerski
Género: Terror. Thriller
Distribuidor: Selecta Visión
Tráiler de 'Animales Peligrosos (Dangerous Animals)'
Sinopsis
Zephyr, una surfista inteligente y de espíritu libre, que es secuestrada por un asesino en serie obsesionado con los tiburones. Cautiva en su barco, debe averiguar cómo escapar antes de que él lleve a cabo un ritual de alimentación a los tiburones. (Selecta Visión)
Dónde se puede ver la película en streaming
Deshaciendo los tópicos
Animales peligrosos se desvincula de la tónica general de las películas de terror sobre tiburones y decide hacerles un poco de justicia. Byrne plantea una pregunta: ¿a quién deberíamos temer más?
Que un tiburón con su boca abierta y sus dientes afilados pase por tu lado es algo que, instintivamente, asusta. Y los animales reaccionan a este miedo, generalmente transmitido a través de movimientos bruscos que perciben como amenazadores, atacando. Cuando Heather (Ella Newton) está dentro de una jaula en medio del océano rodeada de tiburones es en el momento en que se relaja y se calma cuando consigue ver la belleza de los mismos.
Es curioso que, con animales que únicamente siguen su instinto, los personajes de Animales peligrosos se muestran recelosos y alterados. Y, sin embargo, con el verdadero peligro se muestran tranquilos y confiados.
Jai Courtney encarna a Tucker, un hombre resentido con un pasado traumático, y consigue hacer entender cómo se crea un asesino. Gracias al guion de Nick Lepard —quien también guioniza Keeper, la nueva película que estrenará Osgood Perkins (Longlegs)— la película también se desliga de otro tópico: no existe justificación para el asesino, no hay dilema moral ni tragedia que disculpe sus crímenes. Porque Zephyr (Hassie Harrison) también tiene un pasado traumático, y le deja muy claro a Tucker que no se parecen en nada. Si ella no es una persona cruel y violenta, él tampoco tendría por qué serlo. Hay algo más profundo que el dolor en el hecho de que alguien decida torturar y matar a mujeres inocentes. Quizá lo que le hacía falta al hombre era, simplemente, un poco de terapia.
¿Asesino se nace o se hace?
La primera víctima secuestrada en la película, Heather, comenta que se tomó un año sabático porque no quería seguir el camino que su madre le marcaba. Zephyr, a su vez, cuenta que pasó toda su vida de una casa de acogida a otra. Y Tucker, quien fue atacado por un tiburón de niño mientras ninguno de sus padres le hacía caso.
Incluso, en una ocasión, se hace referencia a por qué los tiburones se comen a las víctimas. Tucker explica que, como los turistas les tiran carne para poder verlos aparecer, entienden que estas mujeres siendo forzadas a entrar en el agua son alimento para ellos. Y se las comen. Tucker se regocija en la sensación de tener el control, porque nunca lo tuvo de niño, y porque desprecia a las mujeres que también se sienten con control sobre sí mismas. Al menos, con el suficiente como para no temerle a él, que es el tiburón, el depredador.
Toda esta información sobre los personajes está relacionada con un tema común: la educación y las figuras parentales. Hay toda una lectura enraizada al hecho de que la pedagogía influye en el desarrollo de las personas. Y de los animales. Así que no, ese instinto asesino del que habla Tucker en sus pedantes monólogos no existe. Muy graciosa esa frase de Zephyr, "te encanta escucharte a ti mismo hablar". En estas secuencias donde el villano se expresa con más soltura es donde se ven las rendijas que engranan a su personaje. Es tan humano como el resto. Tan humano que ese mismo discurso se puede encontrar en muchas comunidades a lo largo de internet. Tan humano que se cree invencible. Y la justicia poética —y Sean Byrnes— se encargarán de demostrarle que no lo es.
Jugando al tiburón y la presa
Zephyr es, literal y figuradamente, la presa de la película. Tucker se percibe como un tiburón, aunque está muy lejos de serlo. Pero sí es quien perseguirá a la joven durante el metraje.
Se puede afirmar que Zephyr es un personaje muy inteligente y muy duro, lejos queda el tropo de la final girl virginal o de la víctima "inmoral" (entre comillas, porque a estas alturas qué tiene de inmoral el sexo y la fiesta, por favor). Aquí todas las víctimas son mujeres que viajan solas, que visten como quieren, que se relacionan según sus ritmos, que confían en su instinto, que deciden por sí mismas, que se equivocan y rectifican... En definitiva, son humanas y disfrutan de la vida, en contraposición a Tucker, que vive recluido en su barco en medio de la nada.
Quizá esto pueda relacionarse con el punto del que se hablaba anteriormente. Ellas superan sus miedos, él los reprime y deja que exploten con una crueldad arrolladora. Y aún, dentro de esa crueldad, él sigue sin hacerse cargo del asesinato. Lo que él considera como control, el conocer el destino de sus víctimas, no es más que su miedo actuando de nuevo. Él no mata, deja que los tiburones, que realmente no saben el daño que están haciendo, hagan el trabajo sucio. Bastante cobarde para un tipo que se jacta constantemente de lo cruel e inteligente que es.
De cualquier manera, Zephyr hace —literalmente— todo lo posible por escapar de Tucker. E incluso lo imposible, en realidad. Esa memorable escena cuando consigue quitarse las esposas, y la interminable lucha del "tiburón" por su presa, que incluso cuando parece que ha finalizado, vuelve a empezar. Este juego del gato y el ratón es muy disfrutable por los constantes giros que surgen, por la expectativa y por la anticipación.
Conclusión de 'Animales peligrosos'
Animales peligrosos (Dangerous Animals) es un entretenido slasher con tiburones más cercano a Saw y sus trampas que a Tiburón y su depredador. Sean Byrne dirige a unos bien construidos Jai Courtney y Hassie Harrison, que forman un dúo bastante interesante por sus parecidos y diferencias.
El guion funciona perfectamente en cuanto a la acción y la violencia, sin embargo se simplifica en lo que al romance se refiere. Las escenas de amor resultan un tanto estereotípicas y parece que, aunque se aprecia la voluntad de aportar más capas al personaje de Zephyr, esos diálogos no casan del todo bien con el tono del resto de la película y terminan en un desenlace satisfactorio pero edulcorado.
Aún así, Animales peligrosos es tensa y cruel, lo suficientemente entretenida como para que haya espacio para pasarlo mal, que es lo que se busca. Las escenas de las muertes están logradas, de esas en las que si eres sensible puedes clavarte las uñas en la mano de los nervios. Y esa última mirada de Ella Newton a cámara junto a la textura del VHS es estremecedora, me retrotrajo a la imagen de Alice en Lake Mungo. La mirada de alguien que se sabe muerto. Aquí el animal más peligroso es el humano.
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