Anoche conquisté Tebas es un drama poético y contemplativo que explora la amistad masculina y la intimidad a través de conversaciones y momentos compartidos en las ruinas de unas termas romanas. Dirigida por Gabriel Azorín, la película es una reflexión sobre la condición humana, la memoria y el paso del tiempo, con un estilo visual y narrativo que recuerda a la obra de cineastas como Albert Serra y Lois Patiño. La historia sigue a un grupo de jóvenes que se reúnen en las termas para compartir sus miedos, deseos y secretos, creando un ambiente íntimo y emocional que trasciende el tiempo y el espacio. Su estreno mundial fue en la Giornate degli Autori, la prestigiosa sección independiente paralela al Festival Internacional de Cine de Venecia, y posteriormente se presentaría en la Seminci 2025 donde obtuvo el Premio Especial Fundos y mención especial del Jurado Joven.
Crítica de 'Anoche conquisté Tebas'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Anoche conquisté Tebas
Título original: Anoche conquisté Tebas
Reparto:
Santiago Mateus (António)
Antonio Gouveia (Jota)
Oussama Asfaraah (Aurelius)
Pavle Cemerikic (Pompei)
Lorena Iglesias
Año: 2025
Duración: 112 min.
País: España
Director: Gabriel Azorín
Guion: Gabriel Azorín, Celso Giménez
Fotografía: Giuseppe Truppi
Música:
Género: Drama
Distribuidor: Begin Again Films
Tráiler de 'Anoche conquisté Tebas'
Sinopsis
En una tarde de invierno muy fría, António y Jota regresan del frente junto a sus amigos en busca de unas antiguas termas romanas. Bromean entre ellos y vadean pantanos mientras rememoran su última batalla. Las termas han aparecido tras pasar mucho tiempo bajo el agua de un embalse y gente de todas las edades acude a pasar el día. Pero hay algo misterioso en estas termas, como si los baños influyeran en el estado de ánimo de los chicos, dándoles el valor de decir cosas que nunca han contado a nadie. A medida que el día se convierte en noche, confiesan sus sentimientos y sus temores de perder para siempre a su mejor amigo. (Begin Again Films)
Dónde se puede ver la película en streaming
Todo se disuelve en agua
Desde el inicio, Anoche conquisté Tebas propone un espacio fuera del tiempo, un territorio donde la guerra parece quedar suspendida y donde la palabra, por fin, puede fluir. El tono es ligero al principio, casi despreocupado, pero poco a poco va filtrándose una inquietud subterránea, algo no dicho, una amenaza invisible, el temor a perder a uno de los suyos.
La idea es potente, pero el desarrollo se resiente, la narración avanza de forma errática, apoyándose más en la atmósfera que en una progresión dramática clara. Hay momentos de belleza sincera, pero también una sensación persistente de que la película no termina de decidir qué quiere contar ni cómo hacerlo, el resultado es una experiencia evocadora, pero irregular.
Apuesta por lo intangible
Gabriel Azorín dirige con una clara voluntad de cine sensorial, casi experimental, la cámara observa más de lo que explica, se detiene en cuerpos mojados, en miradas esquivas, en silencios prolongados. Hay un deseo evidente de huir de la narración clásica y apostar por un cine de estados de ánimo, donde el espectador debe completar los huecos.
Esta decisión es valiente, pero también arriesgada, en Anoche conquisté Tebas, esa apuesta por lo intangible no siempre encuentra el equilibrio necesario, a veces, la contención se convierte en indefinición y la sugerencia en vaguedad. El tono se mantiene uniforme, casi hipnótico, pero eso juega en contra de la tensión dramática, que nunca llega a despegar del todo.
Jóvenes dialogando
El reparto funciona bien dentro del registro elegido. Los actores transmiten una naturalidad creíble en las bromas iniciales y en los silencios posteriores. No hay grandes discursos ni explosiones emocionales, y eso encaja con la propuesta de Anoche conquisté Tebas, que busca un tono contenido y casi pudoroso.
La dupla de António y Jota sostienen el relato con una química evidente, especialmente en las miradas y gestos mínimos. Sin embargo, al no haber un desarrollo claro de los personajes, muchas de sus confesiones se sienten más atmosféricas que reveladoras, el espectador intuye el peso emocional, pero no siempre logra sentirlo plenamente.
Memoria líquida
El mayor acierto de Anoche conquisté Tebas está en su apartado visual. La fotografía aprovecha el entorno natural con inteligencia. El agua, el barro, el frío y la luz invernal construyen una atmósfera densa, casi onírica. Las termas funcionan como un espacio liminal, entre pasado y presente, entre vida y muerte.
El sonido del agua y el viento acompaña constantemente, reforzando la sensación de introspección. La música, mínima, no invade, pero tampoco aporta un subrayado emocional claro. El montaje, pausado hasta el extremo, es coherente con la propuesta, aunque en algunos tramos acentúa la sensación de estancamiento.
Conclusión de 'Anoche conquisté Tebas'
Anoche conquisté Tebas es una película de atmósferas, de sensaciones, y de silencios compartidos. Tiene una idea central sugerente y momentos de belleza sincera, pero su falta de concreción narrativa y su exceso de contención emocional impiden que termine de calar con fuerza.
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