Autos, mota y rocanrol es una película que sigue la historia de un grupo de amigos que se reúnen para un viaje en carretera en busca de la legendaria Ruta del Rocker, un lugar mítico donde la música y la libertad se unen. Dirigida por José Manuel Cravioto (El refugio atómico), la película es una oda a la nostalgia y la juventud, que explora temas como la amistad, el amor y la búsqueda de la identidad en un mundo que cambia rápidamente. El mockumentary más divertido e inesperado de la temporada fusiona los formatos de ficción y falso documental, para narrar la insólita historia de Justino y el Negro. Premiada a la Mejor Interpretación (Emiliano Zurita) en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, ha sido seleccionada para la sección oficial del Festival de Huelva Cine Iberoamericano 2025.
Crítica de 'Autos, mota y rocanrol'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Autos, mota y rocanrol
Título original: Autos, mota y rocanrol
Reparto:
Alejandro Speitzer (El Negro)
Emiliano Zurita (Justino)
Ianis Guerrero (Armando Molina)
Ruy Senderos (El Brujo)
Juan Pablo de Santiago (Servando)
Luis Curiel (Rodolfo)
Enrique Arrizon (Poncho)
Alex Fernández (Félix Ruano)
Fran Hevia (Agustín Meza)
Año: 2025
Duración: 94 min.
País: México
Director: José Manuel Cravioto
Guion: Christian Cueva, Ricardo Farias, José Manuel Cravioto
Fotografía: Diego Tenorio
Música: Francisco Cravioto
Género: Comedia. Falso documental
Distribuidor:
Tráiler de 'Autos, mota y rocanrol'
Sinopsis
Dos hermanos con grandes sueños, algunos vicios, un excelente sentido del humor y una única ambición: organizar una carrera de coches y un pequeño concierto, con la esperanza de que se convierta en el negocio de sus vidas. Sin embargo, lo que prometía ser una empresa sencilla se transforma en una serie de desternillantes desventuras, giros inesperados y un escándalo nacional en la portada de todos los periódicos del país.
Festival de Avándaro, México 1971
Con su nueva película, Autos, mota y rocanrol, José Manuel Cravioto hace un falso documental recreando el llamado Woodstock mexicano celebrado a mediados de septiembre de 1971 en el estado de Avándaro. Éste mítico festival musical en México se celebró dos meses después de los hechos del “halconazo”, ataque terrorista del grupo paramilitar “Los Halcones” narrado en la película “Roma” (2018) del director Alfonso Cuarón.
En la presentación previa a su proyección Cravioto comentó que era un proyecto de hace muchos años que tenía descartado, pero finalmente animado por la productora reconsideró finalmente hacerlo. La falta de suficiente material original de archivo grabado del festival original fue la razón para no realizarlo en su momento, pues mucho material original se perdió, pero más tarde decidió construir de cero todas esas filmaciones desaparecidas con una fotografía de color como si se hubieran rodado en directo. El cromatismo logrado es uno de los grandes aciertos de Autos, mota y rocanrol por el gran trabajo de cámara de Diego Tenorio pues nos hace situarnos de inmediato en aquel año 1971 por el verismo de su imagen.
La estética de la película es contemporánea a los años dorados del movimiento hippy en los países occidentales de uno y otro lado del Atlántico. Hay secuencias atractivas que plasman los sueños de “Paz y Amor”, de una juventud que luchaba por otra manera de vivir en libertad con sus comportamientos más allá de sus modas, desnudándose como bandera de rebeldía frente al puritanismo familiar y social. El montaje de Martha Poly Vil es brillante por el dinamismo conseguido de las secuencias aportando distintas perspectivas del concierto de modo ágil y creando una sensación de concierto muy vivo.
El argumento escrito por Christian Cueva, Ricardo Farías y José Manuel Cravioto retoma los recuerdos contados al director por los propios creadores del festival real de Avándaro para darle un tono de comedia alegre y divertida, con su propia inclinación desenfada a contar el caos contracultural y psicodélico en que se convirtió el ya mítico concierto. Justino (Emiliano Zurita) y “El Negro” Eduardo (Alejandro Speitzer), los dos hermanos López Negrete, estudiantes universitarios, dos “pijos” de buena familia que quisieron ganar dinero organizando una carrera de coches y un pequeño concierto musical.
La trama desarrolla todos los preparativos a la búsqueda de patrocinio económico y recursos humanos para lograrlo con la contratación de grupos musicales y éxito de público vendiendo entradas. Transmite mucha vitalidad desde el entusiasmo de estos dos jóvenes emprendedores que luchan en varios frentes para conseguir su objetivo, describiendo bien por dentro la evolución de las alianzas y su desenlace que se les va de las manos.
Está muy bien representada de manera coral la atmósfera del concierto, así como en los cuidados diálogos y argumento la idiosincrasia de los músicos y sus grupos, con la figura principal de El Brujo (Ruy Senderos) y el “rock musician” (Luis Humberto Navejas Díaz), con una estupenda banda sonora compuesta por Al Hazan. Hay buenas interpretaciones de todo el elenco, con una buena habilidosa dirección de actores por parte de José Manuel Cravioto, destacando la del personaje de Justino, por la que fue galardonado con el Premio a la Mejor Interpretación en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara (México).
El caótico desenlace del concierto ocupa gran parte de la segunda mitad de Autos, mota y rocanrol, con la visión externa de la conservadora sociedad y los intentos de terminar con el concierto por los escándalos difundidos en los periódicos. De su accidentado final y las consecuencias para sus dos principales organizadores se ocupan los últimos minutos de metraje, reflejando como salieron parados del “conciertazo” a nivel legal, económico y social.
Conclusión de 'Autos, mota y rocanrol'
La nueva película de José Manuel Cravioto es una comedia coral que en forma de falso documental recrea como hito histórico de la música mexicana el impacto social del accidentado concierto de Avándaro en septiembre de 1971, creado por dos utópicos hermanos desafiando los valores de la reprimida sociedad mexicana.
Una obra audiovisual testimonial llena de energía y con una gran soltura en la dirección, muestra tanto su preparación como el festival desde dentro con una fluidez atractiva hasta llegar a su desenlace, las reacciones sociales de escándalo y las consecuencias por sus dos organizadores principales.
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