"Blancanieves": Esperando un deseo

Blancanieves es una adaptación en vivo del clásico cuento de hadas sobre una hermosa joven princesa que, mientras es acosada por una reina celosa, busca refugio en la casa de siete enanos en la campiña alemana. (FILMAFFINITY).

Dónde se puede ver la película

Érase una vez

Después de más de 80 años de su estreno original, llega la adaptación de Blancanieves en acción real en 2025, tomando el clásico (y primera película) de los estudios de Walt Disney. Para esta versión, se han realizado cambios que eran necesarios para justificar la elección del elenco, una de las polémicas que ha envuelto a la cinta desde sus inicios. A pesar de las primeras reacciones, hay que destacar que los cambios (en general) están dentro de una coherencia efectiva y que logran cumplir con lo que se les exige. Asimismo, los personajes adquieren más matices y profundidad, en especial, en el de la propia Blancanieves. En este sentido, gana la película más consistencia, de lo que se podría esperar en un primer momento (aunque hay alguna variación que a los seguidores más acérrimos podría no gustarles).

Por otro lado, la forma de empoderar la imagen de la princesa se realiza desde un prisma interesante, como la famosa escena de la limpieza de la casa, que sufre cambios muy bien expuestos o su relación con los siete enanitos que adquiere mayor énfasis. Sin embargo, el problema se produce cuando desea ser políticamente correcta en todos los sentidos, perdiendo la frescura y ciñéndose más a un mensaje ya muy trillado. Un ejemplo es la utilización del personaje de Jonathan, la reiteración continúa del legado paterno (y materno, aunque no se subraye tanto en el film) y un desenlace plausible, pero que no termina de definir el carácter de la película. Por tanto, se mueve entre dos aguas, una más seria y otra más ligera, lo que hace que se quede en la mitad.

Una princesa con poder

Rachel Zegler da vida a esta Blancanieves de 2025, un rostro ya conocido en el cine musical gracias a títulos como West Side Story. El trabajo de Zegler es el más destacable de la película, realiza una labor estupenda. Se siente completamente cómoda, dándole pinceladas muy interesantes al personaje a nivel interpretativo, sin perder en ningún momento la naturalidad y cercanía. Vocalmente, es un portento, y lo demuestra en cada canción que interpreta. No sucede lo mismo con Gal Gadot, quién apuesta por un cliché constante de Bruja Malvada, pasándole factura. No se ve una evolución dramática en su personaje, terminando por dar una actuación plana y, en ocasiones, excesiva. Andrew Burnap interpreta de una forma clara, sabe a dónde quiere llegar con su personaje y cumple con ello. Hace un buen tándem con Zegler y soporta bien el ser el partenaire en una parte importante del film.

El diseño de producción de esta nueva adaptación es grandilocuente, han sabido llevar al público a ese lugar de fantasía y ensueño. Destaca el diseño de los parajes en los que se desarrolla el film, así como los interiores de la casa de los enanitos. También se debe mencionar la paleta de colores que se ha seleccionado, permitiendo al público saber el tono y en el momento en el film que se encuentran con la claridad u oscuridad de éstos. El montaje es efectivo, es entretenido y capta la atención de los espectadores sin problema. Se echa en falta un momento épico, pero se compensa con una ejecución musical apropiada. No obstante, podría haberse mejorado el diseño de vestuario, en especial, en el caso de la propia Blancanieves, que no logra tener verosimilitud. Asimismo, la creación de los enanitos se percibe excesivamente digital, así como los propios animales.

Conclusión

Blancanieves es una adaptación que entretiene si se va sin expectativas y sin intención de ver una recreación fiel del clásico de 1937. El guion realiza cambios que aportan frescura y consistencia en varios casos, pero termina por perderse en lo políticamente correcto y eso provoca que no se diferencie y no siga en la línea rompedor en la que podría haberse convertido. A nivel interpretativo, Rachel Zegler logra una Blancanieves con fuerza, natural, magnética y que encumbra los momentos musicales a la perfección. Gal Gadot cae en el cliché forzado, pasándole factura completamente.

Por otro lado, visualmente es pura fantasía, sobre todo en los parajes y en ese universo al que llevan al espectador. Sin embargo, no logra la misma lucidez en el vestuario, sobre todo en el de Blancanieves, y los efectos visuales de los enanitos y los animales. Una Blancanieves que homenajea al clásico de 1937, con aires nuevos, en los que aciertan y no, pero queda una experiencia disfrutable.

Reportaje de Blancanieves en Días de Cine TVE

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