Cada vez hay menos directores que saboreen el proceso de contar historias como lo hace el cineasta americano Richard Linklater. Con su última película, Blue Moon, estrenada en competición oficial en el festival internacional de cine de Berlín, nos recuerda el valor íntimo del arte, la relación que como seres humanos construimos con ella y la manera en que podemos encontrar refugio en las palabras aun estando en un declive emocional profundo. Ganadora del Oso de Plata a la Mejor interpretación de reparto para Andrew Scott (Desconocidos) en el reciente Festival de Berlín 2025.



Blue Moon película

Crítica de 'Blue Moon'

Ficha Técnica

Título: Blue Moon
Título original: Blue Moon

Reparto:
Ethan Hawke (Lorenz Hart)
Margaret Qualley (Elizabeth Weiland)
Bobby Cannavale (Eddie)
Andrew Scott (Richard Rodgers)
Patrick Kennedy (E.B. White)
Simon Delaney (Oscar Hammerstein II)
Elaine O'Dwyer (Gladys)
Cillian Sullivan (Stevie)
Ian Dillon (Ian Dillon)

Año: 2025
Duración: 100 min.
País: Estados Unidos
Director: Richard Linklater
Guion: Robert Kaplow
Fotografía: Shane F. Kelly
Música: Graham Reynolds
Género: Drama. Biográfico
Distribuidor:

Filmaffinity

IMDB

Sinopsis de 'Blue Moon'

La noche del 31 de marzo de 1943, el legendario letrista Lorenz Hart se enfrenta a su destrozada autoestima en el bar Sardi's mientras su antiguo colaborador Richard Rodgers celebra el estreno de su exitoso musical «Oklahoma!».



Los fantasmas del espectáculo americano

Blue Moon cuenta una noche en la vida de Lorenz Hart justo después del estreno de la obra musical Oklahoma!, compuesta por su antiguo socio Richard Rodgers, el cual decidió separar caminos con el propio Lorenz debido a su volátil estado emocional y problema con la bebida.

La película se estructura como un lapso de meditación extenso de una de las más grandes leyendas de la época dorada de Broadway; en Blue Moon el lenguaje es el motor intrínseco del complejo ensayo de amor que presenta con inocencia. Filmada en una única locación, Richard Linklater reaviva fantasmas del espectáculo y los impregna en una burbuja melódica que no tiene miedo en ser lo más expresiva posible.

Un espléndido guion junto a un icónico Ethan Hawke 

Ethan Hawke hace una de sus interpretaciones más salvajes e intensas emocionalmente de los últimos años; es imposible superar la elocuencia y pasión con la que esculpe la figura del artista. Hawke hechiza con cada interacción y se fusiona a la perfección en el recital romántico de Blue Moon. La poesía con la que se desenvuelve es abrumadora; estamos sin temor a decirlo ante uno de los trabajos con construcción de diálogo más brillantes del presente año.

Su guionista, Robert Kaplow, presume de una libertad que da a entender lo seriamente inaudito que Blue Moon sea una película hecha realidad; una producción bajo un espléndido reparto que llena la pantalla ante la ausencia de grandes artificios que, más que necesitarlos, prescinde de ellos con inteligencia para potenciar aún más la espléndida virtud central de Blue Moon, una que se mide por el nivel de humanidad y cariño con el que Richard Linklater arropa un relato ahogado en la más escandalosa teatralidad.

Grandes dosis de autor

Hay un factor que va más allá por el que tanto público general como crítica especializada acepta tan bien el estilo de Richard Linklater; su excesivo cuidado y atención al esqueleto sentimental de sus personajes es algo que es vital si se quiere entender su cine. Pocos cineastas le dan tantas armas a sus actores para montar una caja de memorias que se perciban genuinamente entrañables. Los personajes son vulnerables y, al mismo tiempo, víctimas de la itinerancia donde el verso aterriza para indagar en las tesituras principales del corazón humano; no invoca reacciones grises y abraza el alma de la vida con un trago de optimismo sin caer en la completa condescendencia.

Vivimos en un momento donde el cine algoritmo llena las plataformas, y me apena pensar que Blue Moon probablemente se convierta en una ficha más para llenar el vacío de los servicios de streaming, tal y como pasó con la brillante Hit Man del 2024. A pesar de todo, en Blue Moon, Linklater toma la oportunidad para exponer un dilema acerca del arte en forma de vínculo ofensivo e inofensivo para el público. Se debate a sí misma a través de la agonía de Lorenz Hart con la idea atemporal sobre el medio como un espacio seguro ante la dura realidad y el hecho de cómo el contenido va cambiando conforme las audiencias hacen valer su voz.

El artista y sus penurias

Como he descrito brevemente, la película solo se puede ver mediante ojos de glorificación a aquel que conecte con su juego y dinámica centrada en el texto. El diálogo es el núcleo de todo lo que reluce en imágenes; sus pasajes, tanto los más banales como los cruciales y rompedores, todos forman parte de una sola cámara de sinfonías. Blue Moon es homenaje y referencia a las estrellas del pasado, un poema sobre el sueño de amar y la tragedia de cuando no se cumple.

El artista repliega su oscuro destino con ambigüedades, cartas de amor, un ramo de flores y una botella de alcohol; arrollado por la vida, ahora solo nos queda recordar su legado. La memoria de una noche queda en anécdota y las personas a su alrededor se tornan en simples extras de una reunión cualquiera. Blue Moon es el legado de la imaginación con la que luchamos por compaginar al mundo real, pero también un sincero verso de lo inalcanzable que se vuelve desear.

Conclusión de 'Blue Moon'

La más reciente película de Richard Linklater ahonda con inteligencia y fogosidad la pureza de los que aman. Una película tan teatral como cercana, que se disfruta por su circo de interacciones, sensibilidad y un protagonista monumental, que, juntos, reflejan en una simple noche el onírico círculo de la vida desde el punto de vista de quienes construyen la magia que ocurre en el escenario.

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