Capitolio vs. Capitolio, nuevo largometraje documental de Javier Horcajada (From my cold dead hands) galardonado con el Premio del Público en la 18ª edición de Documenta Madrid. La película narra los acontecimientos que sucedieron en 2021 durante el asalto al Capitolio en EEUU, a través del arte del montaje y videos de archivo que generaron los propios protagonistas. Estreno el 4 de julio de 2025 en salas de cine españolas.
Crítica de 'Capitolio vs. Capitolio'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Capitolio vs. Capitolio
Título original: Capitol vs. Capitol
Reparto:
Año: 2025
Duración: 63 min.
País: España
Director: Javier Horcajada
Guion: Javier Horcajada
Fotografía:
Música:
Género: Documental. Política
Distribuidor: Sideral Cinema
Tráiler de 'Capitolio vs. Capitolio'
Sinopsis
El asalto al Capitolio documentado por sus propios protagonistas. Una coreografía de caos, explosiones, rezos y selfies, aliñada con propaganda populista, ideologías inflamables y la ira en las redes. Desde la propaganda 70 años antes del asalto a Internet, nos preguntamos: ¿fueron solo extremistas... o el futuro del país? (Sideral Cinema)
Una coreografía del caos
Más que contar con una narración lineal, Capitolio vs. Capitolio construye un collage narrativo de voces, vídeos y textos que componen una sinfonía de la desinformación. A través de metraje en primera persona, redes sociales, entrevistas y fragmentos de archivo, la película traza un retrato colectivo no tanto del asalto en sí, sino de la mentalidad que lo hizo posible.
Desde los inicios de la propaganda populista a mediados del siglo XX hasta la colonización del pensamiento por los algoritmos de Internet, Javier Horcajada lanza una pregunta inquietante, ¿fueron los asaltantes una excepción extremista o un avance de lo que está por venir?. No hay respuestas cerradas, pero sí una tesis implícita. El asalto fue más que un acto espontáneo de locura colectiva, fue un síntoma.
El montaje como ideología
El estilo de Javier Horcajada se apoya en un montaje agresivo, a ratos hipnótico y a ratos agotador. Su acercamiento es más cinematográfico que periodístico, no le interesa tanto aclarar hechos como crear una sensación de vértigo emocional y político.
El uso de las imágenes, repetidas, deformadas, yuxtapuestas, genera una experiencia sensorial que refleja el tipo de narrativa emocional que, según sugiere Capitolio vs. Capitolio, alimentó a los protagonistas reales. Las herramientas del cine de propaganda son usadas aquí para desenmascarar o tal vez para invitar al espectador a experimentar la misma fascinación y peligro que vivieron quienes cruzaron las vallas del Capitolio.
El espectáculo del fanatismo
Como documental basado en material real, no hay actuaciones en sentido estricto, pero los asaltantes del Capitolio se convierten en personajes de sí mismos. Algunos parecen héroes trágicos de una distopía, otros caricaturas grotescas. Todos comparten un denominador común, el deseo de ser vistos, de performar, de inscribirse en una narrativa heroica construida por y para ellos.
Javier Horcajada no editorializa directamente, pero su selección de planos y voces pone en evidencia una paradoja, el extremismo actual no sólo es político, sino estético, la performatividad de los asaltantes convierte el Capitolio en un escenario, y la cámara en un espejo deformante.
Estética del abismo digital
El diseño visual de Capitolio vs. Capitolio es potente, si bien deliberadamente saturado, hace un uso expresivo de las grabaciones amateur, intercaladas con efectos visuales que enfatizan la distorsión ideológica. El ritmo es frenético en su primer tercio, luego más meditativo en los pasajes que exploran el pasado propagandístico de Estados Unidos. El documental no busca ser objetivo ni imparcial, es una obra abiertamente política, una advertencia estética y conceptual sobre el colapso del discurso público.
Conclusión de 'Capitolio vs. Capitolio'
Capitolio vs. Capitolio no busca resolver el misterio del asalto al Capitolio, sino amplificarlo. Es menos una crónica que una experiencia sensorial, un reflejo incómodo de cómo las redes, la desinformación y el espectáculo han dado forma a un nuevo tipo de política, emocional, identitaria, teledirigida.
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