Matt Fifer y Kieran Mulcare unen fuerzas para dirigir Cicada, con un guion del propio Fifer y Sheldon D. Brown. Además, tanto Brown como Fifer protagonizan la cinta, acompañados de nombres como Sandra Bauleo, Cobie Smulders y Michael Potts. La película obtuvo la Mención Honorable en el New York's LGBT Film Festival. Por otro lado, se alzó con el Premio del Jurado a mejor película en el Out Film CT, mientras que en el Oslo/Fusion International Film Festival ganó el Premio del Público. También ha estado presente en la 25ª edición del Festival LesGaiCineMad, que se realiza hasta el 15 de noviembre de 2020.



Cicada

Crítica de 'Cicada'

Ficha Técnica

Título: Cicada
Título original: Cicada

Reparto:
Matt Fifer (Ben)
Sheldon D. Brown (Sam)
Sandra Bauleo (Debbie)
Jazmin Grace Grimaldi (Amber)
Cobie Smulders (Sophie)

Año: 2020
Duración: 96 min
País: Estados Unidos
Dirección: Matt Fifer y Kieran Mulcare
Guion: Sheldon D. Brown y Matt Fife
Música: Gil Talmi
Fotografía: Eric Schleicher
Género: Drama
Producción: Beast of the East Productions

Filmaffinity

IMDb

Tráiler de 'Cicada'

Sinopsis de 'Cicada'

Después de una serie de encuentros infructuosos e incómodos con mujeres, Ben «vuelve a los penes». Cicada sigue a Ben, un joven bisexual, cuando sale del armario y desarrolla una relación intensa con Sam, un hombre de color que lucha con sus propias heridas. A medida que avanza el verano y se hacen más íntimos, el pasado de Ben sale a la superficie. (LESGAICINEMAD 2020).



Cicada
Foto de LesGaiCineMad 2020

Más allá del amor

Matt Fifer y Kieran Mulcare dirigen Cicada, una historia basada en las propias vivencias del primero y su novio, Sheldon D. Brown, quién también participa en el guion. Por lo cual, la película se sumerge en unas experiencias vitales que muestran la evolución de su relación y los inicios de la misma. Durante la primera parte, el libreto se centra en explicar el trasfondo interno de cada uno de ellos, de forma independiente. Aunque haya momentos en los que se ralentiza la acción, en la segunda parte se ve justificado el desarrollo y permite que se cargue de verosimilitud y verdad la complejidad que aterriza en esta segunda mitad del largometraje. Además, así afianzan y consiguen que los espectadores confraternicen con los personajes, lo que provoca todavía una mayor empatía y conexión con la propia película.

Después del ecuador del film es donde llega la gran sensibilidad ante la forma de abordar los problemas emocionales, sentimentales y psicológicos de sus personajes. Gracias a las distintas situaciones que desembocan en sus confesiones, se desvelan unos dolores internos que no siempre son fáciles de llevar ante la pantalla. Sin embargo, en esta cinta se logra hacerlo, con sutileza, pero también con un impacto certero en líneas de diálogo que expresan sin necesidad de reiterarse en el significado de verbalizar esos problemas. Asimismo, hay una sinceridad descarnada en el guion, exponiendo sin un dramatismo cargado, las consecuencias de tener esa montaña rusa de emociones incontrolable. Por lo tanto, al jugar desde una cotidianidad, sin dejar de dar importancia a lo que tienen que decir, goza de un humor fresco, pero manteniendo la atmósfera personal que arrasa en la película. Excelente introspección.

Matthew Fifer
Foto de LesGaiCineMad 2020

Contar desde la experiencia

Matt Fifer y Sheldon D. Brown escriben Cicada, pero también han sido los encargados de dar vida a los protagonistas en la cinta. A priori, es una decisión acertada, al ser ellos mismo los que mejor comprenden todo el universo que pasa cada uno de sus personajes. En este caso, lo confirman. Por un lado, Fifer parte de una energía más apática y perdida, muy acorde al momento vital que experimenta su personaje en las primeras secuencias, para luego realizar una metamorfosis frágil y llena de matices. Prueba de ello, es una expresividad que se mantiene en esa jocosidad inherente en él, pero que se mezcla y llega a su frenesí en puntos de máxima impresión y sugestión. No necesita apoyarse en el diálogo para transmitir esa batalla interna, lo que certifica su espléndida labor interpretativa.

Después, el otro gran protagonista, es Sheldon D. Brown, el cual también desnuda a su personaje, gracias al vehículo comunicativo que ejerce en su actuación. Sabe controlar ese carácter fuerte, esa presencia escénica arrolladora, para dejarla salir en los momentos propicios. A causa de ello, formula una sinergia con mucha química con Fifer. Mientras que hay esa ternura, luego también lo combinan con realismo, dolor, junto a un carácter realista y verosímil. Sin duda, constituyen un gran equipo artístico. También hacen acto de presencia distintos actores como Sandra Bauleo, Jazmin Grace Grimaldi o Cobie Smulders. Las tres se encuentran en su salsa, aunque destaca sobre todo la última por su ingenio irreverente, que despierta las carcajadas del público sin problemas. Además, derrocha un talante que, a pesar de su poca duración en pantalla, deja su sello de identidad en la película.

Matthew Fifer
Foto de LesGaiCineMad 2020

No es otra película romántica

A primera vista podría parecer otra película romántica más, pero Cicada va más allá. Además de la emotividad que despierta desde su guion, también el despliegue técnico ha permitido arribar a ese universo dentro de un carácter más cercano. La cámara se mueve en unas secuencias influenciadas por unos colores suaves y, a veces, pastel. Unido a ello, sabe conducirse por encuadres que reflejan y subrayan la emoción de los personajes en los momentos adecuados. Por lo que, se ha logrado equilibrar un influjo más poético y muy estético, con uno más dramático y concreto. De esta manera, transforman lo ordinario, lo común en una pieza visual con su espíritu personal. Sí es verdad que hay pequeños detalles y decisiones artísticas, que mantienen el cliché del imaginario colectivo de este tipo de parejas.

Las escenas de sexo son totalmente justificadas, que se unen a aquellos pasajes, aparentemente banales, como los trabajos de Ben en las casas del Upper East Side. Lo único, que estas escenas jocosas, en algunos momentos no son tan necesarias. En cambio, hay partes en las que envuelven al espectador en la magnificencia de la ciudad de Nueva York, con su ambiente urbano y diverso. Luego, el montaje obtiene un ritmo bastante dinámico, en especial en la segunda parte. Pero, no se detiene en ningún momento. Hay un planteamiento de fluidez y dar momentos de absoluta contemplación para dar tiempo al espectador a ir procesando lo que está viendo. Por último, es una historia difícil de terminar, por la complejidad de lo que trata. Aún así, se ha escogido la mejor opción, con un cierre preciso e inmejorable.

Cicada
Foto de LesGaiCineMad 2020

Conclusión

Cicada es una sorpresa por la gran complejidad que muestra en su relato. Se deshace de la típica historia de amor, para llegar a unas vivencias existenciales y un desarrollo de toda esa vorágine emocional que se esconde detrás de las heridas vitales. Por ende, es una introspección que goza de una sensibilidad impoluta. Por otro lado, Matt Fifer y Sheldon D. Brown transportan su propio ser a sus interpretaciones, dotando a sus personajes de una humanidad descarnada muy necesaria para este tipo de películas. El despliegue técnico permite subrayar esa cotidianidad, dejando paso a un equilibrio visual, que permite explotar y enmarcar ese espíritu cautivador e íntimo. Enfrenta a los demonios internos, que encuentran su remedio en el amor y la comprensión, alejado de mitos románticos.

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CINEMAGAVIA
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Diego Da Costa
Subdirector de Cinemagavia. Comunicólogo audiovisual por la UCM y Máster en Comunicación en la Red por la UNED. Miembro de EGEDA (Premios Forqué) e Ingeniero Audiovisual en Ricoh España. Co-creador de la compañía artística La Joie de la Colina. Como diría Elizabeth Taylor: "Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos".
cicada-critica-peliculaUna sorpresa por la gran complejidad que muestra en su relato. Es una introspección que goza de una sensibilidad impoluta. Matt Fifer y Sheldon D. Brown transportan su propio ser a sus interpretaciones, dotando a sus personajes de una humanidad descarnada muy necesaria para este tipo de películas. El despliegue técnico permite subrayar esa cotidianidad, dejando paso a un equilibrio visual, que permite explotar y enmarcar ese espíritu cautivador e íntimo. Enfrenta a los demonios internos, que encuentran su remedio en el amor y la comprensión, alejado de mitos románticos.

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