Con las horas contadas, es una pequeña joya oculta del cine negro clásico que data de 1949. Tiene como base un tipo de investigación bastante peculiar. Está dirigida por Rudolph Maté (Cuando los mundos chocan, Coraza negra), realizador que estuvo enfocado casi siempre en la serie b, pero que contaba ya con un excelso trabajo como director de fotografía. Está interpretada por Edmon O'Brien (El hombre que mató a Liberty Valance, Grupo salvaje, Río Conchos), Pamela Britton (Levando anclas, Las llaves de la ciudad) y Luther Adler (Rommel, el zorro del desierto, Odio entre hermanos).
Crítica de 'Con las horas contadas'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Con las horas contadas
Título original: D.O.A.
Reparto:
Edmond O'Brien (Frank Bigelow)
Pamela Britton (Paula Gibson)
Luther Adler (Majak)
Beverly Garland (Miss Foster)
Lynn Baggett (Mrs. Philips)
William Ching (Halliday)
Neville Brand (Chester)
Laurette Luez (María Rakubian)
Año: 1949
Duración: 83 minutos
País: Estados Unidos
Dirección: Rudolph Maté
Guion: Russell Rose, Clarence Green
Fotografía: Ernest Laszlo
Música: Dimitri Tiomkin
Género: Cine negro
Distribución:
Tráiler de 'Con las horas contadas'
Sinopsis
Frank Bigelow irrumpe en la jefatura de policía para denunciar que ha sido víctima de un asesinato. Al principio, el Comisario Jefe cree que se trata de un loco. Sin embargo, a medida que Bigelow va relatando los hechos, se da cuenta de que la historia es totalmente coherente y, si es cierta, un asesino anda suelto.
Dónde se puede ver la película en streaming
Una premisa peculiar
Con las horas contadas es uno de los prototipos de cine negro de serie b, dentro del período clásico, que con el tiempo han ido ganando reconocimiento hasta ser más o menos de culto. Un caso paradigmático sería el de Detour (1945) de Edgar G. Ulmer. Quizá Con las horas contadas no llegue a ese nivel de reconocimiento posterior, pero sí ha subido su cotización. Como botón de muestra el remake que se hizo en 1988 con Dennis Quaid y Meg Ryan.
Uno de los puntos fuertes de la película es la premisa. Creo que no destripamos nada, pues viene en cualquier sinopsis, si la esbozamos. Un hombre llega a una comisaría para denunciar un asesinato. Cuando le preguntan quién es la víctima, responde: "yo". Además es lo primero que aparece en el metraje. De tal modo, que el protagonista, Frank Bigelow (Edmond O'Brien), parece condenado a morir, no sabemos muy bien porqué, y busca denunciar a su asesino.
Uno de los puntos de partida clásicos del cine negro, en su vertiente más policial, es la búsqueda de un criminal. Y muchas veces se plasma en la figura de un homicida. En Con las horas contadas, el argumento es más enrevesado, con un aire fatalista aún más acusado que en otras películas del género. Las preguntas esenciales son "por qué" y "cómo", dentro de una fulgurante cuenta atrás.
Entre San Francisco y Los Ángeles
Con las horas contadas utiliza como protagonistas a gente del común, normal y corriente, que se ve envuelta en una espiral de acontecimientos anormal y peligrosa. Así pues, Frank Bigelow es un notario que parece tener algún tipo de affaire amoroso con su secretaria Paula Gibson (Pamela Britton). Al sentirse agobiado por lo que parecen ser campanas de boda, Frank decide tomarse unos días de vacaciones en San Francisco el solito, donde aprovechará para salir y conocer gente. No es, como vemos, alguien particularmente heroico, pero esa falibilidad le da un toque humano al protagonista. Incluso vulnerable, dentro de lo que parece ser una muestra de cobardía
El momento en que Frank se encuentra con que le queda poco tiempo de vida, evento certificado por los médicos, al haber sido envenenado, (hasta ahí podemos decir) supone un lógico shock. Aunque aún le queda mentalidad, aguante y recursos, como para preguntarse por qué le ha tocado a él, puesto que no tiene enemigos mortales ni, aparentemente, hay motivos.
Rudolph Maté elige no recrearse ni en el drama ni en los funestos presagios, para iniciar una fulgurante huida hacia adelante de ritmo y montaje vertiginoso. Se centra pura y sencillamente en las averiguaciones de Frank para encontrar a su asesino. La ventaja es que de este modo se sortea eficazmente el aburrimiento, pues continuamente hay peripecias ocurriendo. A cambio sacrifica cierta claridad expositiva a la hora procesar las pruebas y descubrimientos, asistiendo a un puñado de personajes y eventos que se suceden implacablemente a caballo entre San Francisco y Los Ángeles.
El estilo
Rudolph Maté venía de ser director de fotografía de nada más y nada menos que de Carl Theodor Dreyer en La pasión de Juana de Arco (1928) y Vampyr (1932), de estupendas características visuales. Al llegar a Hollywood se encargó de desempeñar la misma función en clásicos como Ser o no ser (1942) o Gilda (1946). Ya al cargo de la realización de películas, Con las horas contadas es su película más destacada. Maté realiza un trabajo clásico, artesanal, donde todo esta perfectamente en su sitio. No obstante, hay momentos destacados como el trávelin en las calles de San Francisco con Edmond O'Brien corriendo, en la que fue una secuencia robada, esto es filmada sin decir nada a los viandantes .
Aunque sea anecdótico es curiosa y briosa la secuencia en la aparece tocando una banda de jazz. Es como si Rudolph Maté se recreará un instante en esa situación, en un pequeño momento de carácter musical. Las escenas de tiroteos están rodadas con el oficio inherente a la serie b, buscando buenos resultados con los recursos disponibles. También merece subrayarse la escena de los créditos iniciales, con otro buen trávelin que desemboca en el planteamiento de la historia.
La actuación más destacada, es la Edmond O'Brien quien sobre todo a partir de la segunda mitad de la película se echa la película sobre sus hombros. Su desempeño es enérgico, transmitiendo nerviosismo y urgencia. Quizá bordee la sobreactuación pero no sobrepasa ninguna línea intolerable. Los secundarios en verdad son secundarios, no habiendo demasiada réplica o un antagonista a la altura. Así con todo el papel de Pamela Britton tiene cierto encanto, a pesar de su ingenuidad excesiva. Neville Brand, si acaso, en su papel de sicario transmite sensación de peligro.
Conclusiones de 'Con las Horas Contadas'
Con las horas contadas merece una atención suficiente, ya que supera ampliamente la condición de relleno dentro de las nutridas filas del cine negro clásico. Su excelente ritmo, su original planteamiento y el cuidado en la puesta en escena y otros detalles técnicos son bazas muy a tener en cuenta. Especialmente prescrita para los aficionados del noir elaborado en los años 40 y 50, también se presta bien a todo tipo de público.
"A mi madre, que siempre fue un faro en la oscuridad. Hay una luz que nunca se apagará".
Únete a nuestro CANAL DE TELEGRAM





