Candidata al Óscar por Lituania, Cuando todo se hunde cuenta una historia veraniega que sigue el drama de dos hermanas cuya vida da un giro trágico de la noche a la mañana. Con potentes planos secuencia el director Laurynas Bareiša, también juega con el tiempo y el montaje para construir un relato tan delicado como impactante. Seleccionada en la sección Domestic del Atlántida Mallorca Film Fest 2025 (del 27 de julio al 27 de agosto en Filmin).



Cuando todo se hunde

Crítica de 'Cuando todo se hunde'

Ficha Técnica

Título: Cuando todo se hunde
Título original: Sesės / Drowning Dry

Reparto:
Gelmine Glemzaite (Ernesta)
Agne Kaktaite (Juste)
Paulius Markevicius (Lukas)
Giedrius Kiela (Tomas)
Karolis Kasperavicius (Paramédico Povilas)
Greta Grineviciute (Paramédico)
Indre Patkauskaite (Daiva)
Julius Zalakevicius (Juez)

Año: 2024
Duración: 88 min.
País: Lituania
Director: Laurynas Bareiša
Guion: Laurynas Bareiša
Fotografía: Laurynas Bareiša
Música:
Género: Drama. Familia
Distribuidor:

Filmaffinity

IMDB

Tráiler de 'Cuando todo se hunde'

Sinopsis

Ernesta, su marido Lukas y su hijo Kristupas pasan el fin de semana en una casa de campo junto a la familia de su hermana Justė, celebrando la reciente victoria de Lukas en un torneo de artes marciales. Pero un accidente inesperado con uno de los niños lo trastoca todo, marcando un antes y un después en sus vidas. (Filmin)



Todo se rompe

El guion de Cuando todo se hunde se niega a dar respuestas fáciles, no hay buenos ni malos, solo personajes atrapados en sus propios silencios, en sus propias decepciones. Las relaciones familiares se exploran con un nivel de detalle poco habitual, desde la maternidad compartida con celos sutiles hasta la incapacidad de los personajes masculinos para expresar frustraciones sin herir.

En ese sentido, el título de la película funciona como una profecía, lo que se derrumba no es solo la tranquilidad del fin de semana, sino una cierta idea de estabilidad emocional, de roles asumidos, de lo que significa estar juntos.

Cuando todo se hunde película

Silencios incómodos 

Laurynas Bareiša dirige con una economía de medios admirable, le basta una cámara serena y un ritmo deliberadamente pausado para poner al espectador en una posición incómoda. No hay música dramática que subraye los momentos de tensión, tampoco hay monólogos reveladores ni explosiones sentimentales, y, sin embargo, todo está en ebullición. La dirección encuentra el punto exacto entre lo íntimo y lo universal, sin hacer ruido.

Se percibe un control total del espacio, las estancias de la casa, el jardín, el lago, no son solo escenarios, sino que participan activamente en la dinámica emocional. Cuando todo se hunde juega con la luz natural, con los encuadres cerrados, con la distancia entre cuerpos y la falta de contacto físico, para mostrar lo que las palabras callan. Una propuesta sobria, pero potentísima.

Cuando todo se hunde película

Realismo sin afectación

El reparto funciona con una naturalidad poco común, las hermanas, protagonistas emocionales de la historia, están interpretadas con una sensibilidad contenida que evita el histrionismo y apuesta por la verdad.

Los actores masculinos también están bien dirigidos, no buscan brillar, sino formar parte del tejido narrativo. Sus silencios, sus miradas esquivas, sus torpes intentos de mantener la armonía, todo contribuye a ese clima de ansiedad soterrada. Incluso los niños, normalmente difíciles de integrar de forma creíble en este tipo de historias, están perfectamente encajados, aportando inocencia y tensión a la vez.

Drowning Dry filme

Al borde del desborde

Desde el primer plano, Cuando todo se hunde apuesta por una estética naturalista, planos largos, luz tenue, colores apagados. La fotografía aprovecha la belleza melancólica de un fin de verano en el campo para sugerir que algo está a punto de terminar. Los interiores transmiten encierro y los exteriores, paradójicamente, no liberan, solo amplifican el aislamiento de los personajes. El aspecto técnico nunca llama la atención sobre sí mismo, pero está al servicio total del relato.

Conclusión de 'Cuando todo se hunde'

Cuando todo se hunde no es una película fácil ni cómoda, pide paciencia, atención, sensibilidad, a cambio, ofrece una experiencia emocional honesta, a veces incómoda, pero siempre profunda. Es una película sobre lo que no se dice, sobre las heridas que uno lleva a casa sin darse cuenta, sobre la familia como lugar de consuelo y de conflicto.

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