Dance First está rodada en su mayor parte en un atractivo monocromatismo. La película que clausuró el festival de San Sebastián, cubre las relaciones esenciales en la vida de una eminencia literaria como Samuel Beckett. Sin embargo es incapaz de arrojar luz sobre la gran obra del irlandés o la resonancia de la misma. Estreno en salas de cine españolas el 15 de diciembre de 2023.
Crítica de 'Dance First'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Dance First
Título original: Dance First
Reparto:
Gabriel Byrne (Samuel Beckett, Adulto)
Aidan Gillen (James Joyce)
Sandrine Bonnaire
Maxine Peake (Barbara)
Fionn O'Shea (Samuel Beckett, Joven)
Caroline Boulton (Sylvia Beach)
Barry O'Connor (William Beckett)
Rebecka Johnston
Caleb Johnston-Miller (Samuel Beckett, 10 años)
Bronagh Gallagher (Nora)
Lisa Dwyer Hogg (May Beckett)
Ildikó Hidasi (Dama con perro)
Robert Aramayo (Alfred Peron)
Año: 2023
Duración: 100 min.
País: Reino Unido
Director: James Marsh
Guion: Neil Forsyth
Fotografía: Antonio Paladino
Música: Sarah Bridge
Género: Drama. Biográfico
Distribuidor: Wanda Visión
Tráiler de 'Dance First'
Sinopsis
El genio literario Samuel Beckett vivió una vida con muchas facetas: bon vivant parisino, luchador en la Resistencia durante la II Guerra Mundial, dramaturgo ganador del Premio Nobel, esposo mujeriego, ermitaño. Pero a pesar de toda la adulación que recibió, era un hombre plenamente consciente de sus propias debilidades. Titulada según el famoso ethos de Beckett, "Baila primero, piensa después", la película da amplia cuenta de la vida de este icono del siglo XX. (Wanda Visión)
Dónde se puede ver la película en streaming
Frialdad primero
Dance First, título del drama biográfico que dirige James Marsh sobre la vida de Samuel Beckett, procede de las famosas palabras del escritor irlandés. Aquí son atribuidas al consejo a un estudiante: "Baila primero, piensa después". Pero como le recuerda el alter ego del protagonista hacia el final de la película, constatando su falta de interés por la alegría: "No podías evitar pasar del placer al dolor". Los intelectuales acostumbran a ser protagonistas poco gratificantes en la pantalla. Suelen discurrir demasiado tiempo metidos en sus propias cabezas y no devienen en personajes tan complejos como sus figuras podrían indicar. Lamentablemente, ése es el caso de Dance First, una película bien interpretada pero carente de vida emocional.
De vuelta a Irlanda, tras Agente doble, con un guión del escocés Neil Forsyth, James Marsh examina la vida de Beckett a través de un puñado de relaciones clave, con los nombres de las otras partes implicadas como títulos de los capítulos. Sin embargo, este enfoque fragmentado deviene en un farragoso aparato de estructuración.
Beckett desdoblado
Puede que la convención más repetitiva y aburrida en el cine biográfico sea que los protagonistas se encuentren con su yo más joven. Aquí se consigue el mismo efecto cuando el sujeto discute profundamente con un alter ego más sabio, aunque por lo demás idéntico.
Es lo que ocurre en Dance First cuando Samuel Beckett, envejecido, todo acidez y amargura, sube al escenario en 1969 para aceptar un Premio Nobel de Literatura que claramente desprecia. En una fantasía que pretende evocar el teatro del absurdo del dramaturgo, elude el estrado y sube por una escalera entre bastidores. Nos adentramos en una cavernosa cámara de piedra que podría ser un austero decorado de Esperando a Godot.
Tenemos al triste Samuel Beckett siendo interrogado por el sincero Samuel Beckett. Ambos interpretados por Gabriel Byrne, discurren sobre qué hacer con el oneroso galardón sueco y quién, en una vida llena de personas supuestamente agraviadas por el autodestructivo escritor, es más merecedor del dinero del premio. Suena a distante introducción a una dosis tediosa de mezquindad literaria, lo que acaba siendo. El propio Beckett reconoce que se trata de un viaje a través de la vergüenza, y podríamos añadir que incluso transmitiéndola por momentos.
Estilo débil
James Marsh es un cineasta con cierta elegancia, y hay fragmentos de la vida de Samuel Beckett que se presentan aquí con una textura conmovedora. En particular su infeliz infancia en Dublín, así como su paso por la Resistencia francesa en Provenza. Destacables algunas escenas de su matrimonio con Suzanne Dechevaux-Dumesnil, interpretada en los espinosos últimos años con amarga compostura por Sandrine Bonnaire. La actriz quizás sea la más brillante en la película.
Pero el director no es capaz de superar la monotonía de una estructura que vuelve una y otra vez a esos sinuosos coloquios del desdoblado Beckett en un entorno sombrío identificado en las notas de prensa como el "Otro Mundo". Por breves que sean, esas escenas le quitan el aire al drama y detienen el impulso, sin que sea culpa de Byrne.
Por muy abstracta que sea, la idea del guionista Neil Forsyth de hacer que Beckett reflexione profundamente sobre quién merece más la generosidad de la Fundación Nobel en su vida se desmorona instantáneamente en el primer capítulo. Sería difícil encontrar una figura más profundamente indigna del mismo.
Alejada del espíritu de Samuel Beckett
Aunque se hacen breves alusiones a las inspiraciones personales y al significado de la famosa y críptica "Esperando a Godot", otros textos emblemáticos de Beckett, como "Final de partida" y "Días felices", no se exploran. El guión de Neil Forsyth está más orientado a evocar una idea de la escritura de Beckett que a abordar la génesis de sus obras emblemáticas. El hecho de que la relativamente oscura Play reciba la mayor atención es un indicio de las frustraciones del guión. Si la película fuera más convincente en sus guiños al estilo beckettiano, quizá un toque del humor sombrío y tragicómico del escritor podría haber servido de estímulo. O su confianza en lo no expresado verbalmente, que claramente es nula.
En lugar de entrar y salir de la vida de Beckett a lo largo de ocho décadas, Dance First podría haber resultado más convincente si se hubiera centrado en las relaciones paralelas del escritor con dos mujeres. Es a través de ellas cuando el personaje parece más vivo. Una vez que salen de escena, y las dos encarnaciones de Gabriel Byrne son trasladadas del Otro Mundo a París para los últimos años de Beckett, la película se arrastra hacia su conclusión, encontrando poco sentimiento de compasión en el declive y la muerte de un genio literario radical. El personaje principal ha permanecido excesivamente distante como para fomentar la implicación emocional. Y no ha sido precisamente por el carácter cínico del literato, sino por la falta de recursos visuales para que resulte atractivo.
Reportaje de Dance First en Días de Cine TVE
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