Déjame ir es un drama que explora la complejidad de la condición humana a través de la historia de Claudine, una mujer que se siente atrapada en su vida cotidiana y busca escapar de sus responsabilidades y deseos reprimidos. Dirigida por Maxime Rappaz, la película sigue a Claudine, interpretada por Jeanne Balibar, mientras se enfrenta a su pasado y a sus propias contradicciones en un intento por encontrar la libertad y la felicidad. Con un estilo visual poético y una actuación destacada, Déjame ir es una reflexión profunda sobre la identidad, el deseo y la búsqueda de la autenticidad. Se puede ver desde el 4 de diciembre de 2025 en Movistar Plus+.
Crítica de 'Déjame ir'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Déjame ir
Título original: Laissez-moi
Reparto:
Jeanne Balibar (Claudine)
Thomas Sarbacher (Michaël)
Pierre-Antoine Dubey (Baptiste)
Véronique Mermoud (Chantal)
Alexia Hébrard (Sylvie)
Marie Probst (Annette)
Yvette Théraulaz (Martine)
Adrien Savigny (Nathan)
Gianfranco Poddighe (El italiano)
Alex Freeman (El inglés)
Philippe Schuler (El suizo)
Martin Reinartz (El Albano)
Etienne Fague (El director)
Marco Calamandrei (Gaston)
José Oliveira (Emilio)
Noëlle Panchaud (Luisa)
Año: 2023
Duración: 93 min.
País: Francia
Director: Maxime Rappaz
Guion: Maxime Rappaz, Florence Seyvos, Marion Vernoux
Fotografía: Benoît Dervaux
Música: Antoine Bodson
Género: Benoît Dervaux
Distribuidor: Movistar Plus
Tráiler de 'Déjame ir'
Sinopsis
Claudine, una mujer de unos cincuenta años que acude cada martes a una posada de montaña para mantener encuentros fugaces con hombres de paso, una rutina que le permite escapar de una vida que se ha vuelto asfixiante. Madre de un hijo con discapacidad psicomotriz, Claudine parece fuerte e independiente, pero en realidad vive atrapada en los papeles que la sociedad le impone: madre ejemplar, trabajadora discreta, amante apasionada. Su vida da un giro tras conocer a un hombre que altera su rutina y despierta en ella emociones largamente reprimidas. ¿Qué ocurre cuando caen las caretas, cuando el deseo prevalece sobre las convenciones sociales? (Movistar Plus+)
Dónde se puede ver la película en streaming
Niebla y escapatoria
Déjame ir explora ese delicado territorio donde el sueño no quiere convertirse en plan porque convertirlo en plan implica enfrentarse al golpe del despertar. La trama avanza con silencios más que con diálogos, con miradas que contienen mundos. Aquí las palabras importan menos que el gesto, la forma de tocar un abrigo o la manera en que Claudine guarda el móvil antes de llegar a casa.
No hay grandes giros ni revelaciones dramáticas explosivas, sino la crónica contenida de una mujer que no quiere romper su vida, pero necesita saber aunque sea unas horas que otra versión de ella sigue respirando.
Minimalismo emocional
Maxime Rappaz opta por una dirección sobria, observacional, donde la cámara se mantiene lo suficientemente cerca como para rozar la intimidad de Claudine, pero sin invadirla. El tempo es lento, casi contemplativo, buscando que el espectador sienta lo mismo que ella, la espera, la pausa, el instante suspendido.
El director evita la moralina y se aleja del estereotipo melodramático con el que podrían haberse tratado el deseo tardío o la frustración vital, no juzga a Claudine; la observa, y es en esa mirada neutra donde Déjame ir encuentra su fuerza, pero también su riesgo, esta distancia fría puede desconectar a quienes esperan un drama más envolvente o emocionalmente explosivo.
El rostro dice todo
Déjame ir se sostiene casi por completo en la interpretación de su protagonista Jeanne Balibar, quien encarna a Claudine con una mezcla de fragilidad, lucidez y deseo postergado. Su actuación es de lectura silenciosa, son los gestos los que narran su vida, un atisbo de sonrisa puede ser un romance entero; una mirada hacia el suelo, una renuncia.
El reparto masculino, más funcional que protagonista, está bien integrado y sirve para que Claudine se refleje en lo que podría haber sido, no son grandes romances, son espejos, ahí radica el acierto.
Paisajes internos en exteriores inmensos
La fotografía destaca por su manera de transformar la geografía montañosa en metáfora emocional. Abiertos paisajes que contrastan con la vida cerrada de la protagonista, colores apagados, luz natural, encuadres que dejan a los personajes pequeños frente al entorno, todo se alinea con el discurso de la película.
La música se utiliza con discreción y funciona más como atmósfera que como comentario dramático. El montaje mantiene la cadencia pausada, aunque en ocasiones puede resultar excesivamente fría, casi distante, lo que dificulta conectar con el dolor o la ilusión de Claudine cuando la película más lo necesita.
Conclusión de 'Déjame ir'
Déjame ir es una película íntima, silenciosa y de sensibilidad madura, no busca grandes catarsis; prefiere los susurros a los gritos y las respiraciones contenidas a la lágrima evidente. Es un retrato honesto del deseo cuando llega tarde, de la rutina que asfixia y del miedo legítimo, y muy humano, de cambiar aquello que se sostiene por costumbre.
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