"Desconocidx": Celebración de los cuerpos

Desconocidx nos muestra cómo Cuando haces cruising se da algo más que el propio acto sexual. Ese merodeo en los parques, baños públicos, en los descampados y polígonos. ¿Qué buscamos? Buscamos sexo, eso ya ha quedado claro. Pero algo se va aconteciendo en esa búsqueda donde se cruzan miradas, señales, se intuyen decisiones, se descifran códigos no verbales en los que interviene el instinto y todo apunta hacia un mismo deseo: el contacto. La necesidad de tocar y ser tocado que va más allá de lo meramente sexual. Esa necesidad de sentir y sentirte con alguien igual que tú y aunque el momento sea ínfimo su disfrute hace que se suspenda el tiempo y lo que acontece en ese hermético espacio es todo lo que importa.

La necesidad está allí, siempre va a estar allí latente y empuja al deseo a dar rienda suelta a toda su energía sexual como un torrente de agua. Como un océano. Conectar con alguien mediante el sexo es una vía constante en nosotros, en mí. El cruising se juzga no por ser furtivo, ni ilícito, ni inmoral sino porque está desvinculado del amor, es práctico y muchas veces casual. No te ata a nada y dignifica al sexo como un ejercicio más de lo cotidiano, sin ninguna otra responsabilidad más que el deseo. (EL UMBRAL DE PRIMAVERA). 

Un hombre y su hambre de sexo

Misael Calderón se introduce de lleno en el concepto de la liberación sexual, poniendo el foco especialmente en el cruising y en las prácticas sexuales anales en Desconocidx. Por tanto, su dramaturgia se basa en una exposición y reivindicación de la posibilidad de disfrutar del sexo sin la vergüenza o la moralidad social. Así, se presenta un texto en el que se narra desde una cotidianidad y coloquialidad que encaja con lo que se busca con este espectáculo. Gracias a ello, germina una naturaleza que es apropiada para la denuncia que se desea hacer. Asimismo, se acompaña de una crudeza en el lenguaje, exponiendo una coherencia necesaria para dar cuerpo a la historia. Con varios simbolismos y acciones explícitas, logra llamar la atención de los espectadores.

Sin embargo, uno de los conflictos que se puede hallar en esta creación es la falta de ir más allá de lo aparente, de la tesis construida en torno al deseo por el deseo, pero sin ni siquiera ahondar en el culmen del placer, sino quedarse en la mera exposición. En consecuencia, se comprende la tesis desde el primer minuto, pero se echa en falta que haya más solidez en su forma de expresarlo. Por ende, lo que, de inicio, es una propuesta rompedora, no consigue ese efecto disruptivo que podría haber alcanzado al introducirse en un tema que sigue siendo mayoritariamente tabú. A pesar de ello, tiene escenas de gran peso, donde se ve un resultado más logrado, como el alegato y denuncias como representante del cruising. También mencionar su comedia natural.

Intimidad compartida

Uno de los puntos a valorar es la valentía de afrontar una temática como esta solo ante el escenario. Por tanto, Misael Calderón se convierte no solo en el artífice de esta experiencia, sino también en la base que sostiene todo el despliegue dramático de Desconocidx. Con lo cual, el foco principal artístico se posa sobre él, quien deambula por la escena como un maestro de ceremonias algo excéntrico. Desde el primer momento, se puede ver una comodidad ante el espacio, que le deja introducirse en el ritual que desarrolla el montaje. De esta manera, su principal baza es su expresión corporal, la cual alcanza un alto nivel y lo estruja al máximo. Se puede ver un gran trabajo detrás, siendo de los mejores aspectos de la pieza.

La desnudez no es un simple elemento acorde con la temática, sino que también se presenta como una dicotomía entre esa liberación y esa cárcel, poniendo sobre la mesa la mirada del espectador. Por ello, se agradece que el actor establezca contacto con los espectadores de una forma directa, mediante miradas, mediante retórica, así se consolida una atmósfera intensa, donde se aprecia ese desnudez emocional y puramente física. También cabe subrayar cómo utiliza su cuerpo a favor de obra, con escenas realmente complejas y de pura generosidad, al ser totalmente explícitas. Gracias a ello, su labor como intérprete es de los elementos artísticos más destacables, siendo un absoluto ejemplo de su entrega ante la función. Un reto dramático que no es para nada fácil.

¿Exhibicionismo o verdad?

Dentro del ciclo de abril imaginario, siendo su tercera edición, Desconocidx apuesta por una estrategia artística en la que se luce por los distintos estímulos que fomenta en el patio de butacas. Por tanto, expande el escenario de una manera en la que quede abrazado por los asistentes, permitiendo tener una mayor visión espacial en casi toda la función. Por un lado, se aplaude la decisión del diseño de iluminación, dando ese toque erótico, que se estampa e identifica rápidamente con el universo sexual del que se habla. Únicamente, los oscuros conquista la escena en varios momentos, alargándose en exceso en algunos casos, rompiendo a veces la sintonía que se crea. Después, hay una coherencia artística, que en algunos momentos se difumina, provocando que haya momentos en los que se siente que pasa de una parte a otra de forma abrupta.

El espacio sonoro propone una composición urbana, que responde a la sordidez con la que se suele atribuir estos espacios. Una decisión positiva. Después, hay varios elementos que brillan, como el maniquí y su contenido, el cual no solamente propone una visión y un simbolismo totalmente obvio, sino que se realiza en el momento pertinente y bajo una composición artística apropiada. Por ende, ahí se ve una construcción cuidada, en la que se combinan sin problema el universo erótico con lo puramente visual. Por otro lado, mencionar, sin hacer spoilers, una escena con cierto cetro. Muy bien ejecutado. Para terminar, el ritmo presenta una irregularidad que hace que haya escenas llenas de dinamismo, mientras que hay otras en las que se ralentiza en exceso. Con lo cual, todavía puede matizarse para obtener un resultado más eficaz.

Conclusión

Desconocidx es una propuesta que da luz ante una temática todavía tabú en la sociedad. Por tanto, se valora que reivindique la liberación sexual desde el placer y sin una justificación que limite su mensaje. Sin embargo, se echa en falta que haya un alegato más sólido, donde se introduzca de lleno en este universo. A pesar de ello, el trabajo de Misael Calderón sobre la escena es exquisito, va hasta el final en todo su ser, utilizando su cuerpo como vehículo de expresión. Después, a nivel técnico y artístico, destacan la simbología de varios elementos sobre el escenario, el diseño de iluminación y la fuerza de varias escenas. El sexo anal y el cruising toman su espacio, ante una obra que explora el concepto y lo visibiliza, siendo una puerta ante un universo que todavía se puede explotar más.

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