Donde se quejan los pinos es uno de los cortometrajes preseleccionados para formar parte de los nominados a la edición 40 de los premios Goya. Dirigido por el cineasta catalán Ed Antoja (conocido por sus documentales Empatía y Cuando un sueño se hace realidad), este nuevo proyecto se sumerge de lleno en los códigos del thriller pero mantiene una de las claves de su autor: su espíritu de reivindicación.
Crítica de 'Donde se quejan los pinos'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Donde se quejan los pinos
Título original: Donde se quejan los pinos
Reparto:
Ramón Barea (Serafín)
Francesc Orella (Ignacio)
Almudena Amor (Elena)
Victor Solé (Cando)
Álex Moreu (Forense)
Año: 2024
Duración: 10 min.
País: España
Director: Ed Antoja
Guion: Isabel Pastor
Fotografía: Hugo Prats
Música:
Género: Intriga. Drama
Distribuidor: Selected Films Distribution
Tráiler de 'Donde se quejan los pinos'
Sinopsis
Una comunidad rural despierta ante la escena de un crimen en medio del bosque. Poco a poco, una serie de situaciones previas nos muestran varios conflictos que sucedieron en el mismo lugar.
Nada se le escapa al viejo y sabio bosque
Al conocer de la existencia de Donde se quejan los pinos quedé bastante interesado, si os soy sincero. Bien es cierto que su premisa puede resultar algo convencional, pero su buen reparto y su apuesta por el uso de entornos naturales auténticos me ganaron. No puedo decir que sea gran fan de la obra de Ed Antoja, pues solo conocía de pasada sus proyectos anteriores; sin embargo, sus respectivos visionados me ha permitido comprender cómo aborda el autor su particular visión del mundo y, más concretamente, del arte cinematográfico.
Creo que Antoja concibe el cine como un medio idóneo para la reivindicación, arte al servicio del pensamiento y de la recapacitación. Incluso en una obra mucho más cercana a la ficción como esta encontramos una búsqueda de reflexión. Se trata, en cierto modo, de no dejar a nadie indiferente. Sin embargo, no se puede decir que todos los engranajes que conforman este cortometraje consigan el impacto que se pretendía.
La puesta en escena atrapa desde las primeras imágenes gracias al uso del escenario. Sus hermosos bosques cubren toda la imagen, atrapando la atención del espectador y encerrando a sus personajes en una posición de desventaja. Nada va a escapar a la mirada de los árboles, silenciosos jueces que se muestran impasibles ante las acciones del ser humano. El posicionamiento de la cámara permite dar forma a un relato cargado de misterio que, quizá, peca de no contar con una mayor creatividad.
Varios de los planos presentes en el corto parecen responder a las necesidades del género al que se acoge el cortometraje, si bien estas tienen poco impacto en el resultado final. Por ejemplo, el uso de la cámara en mano a través de los pinos, derivando en un plano general que simula la mirada oculta, no termina de cuadrar en lo que la historia quiere contar.
Se puede entender que el objetivo del proyecto es dar pistas falsas, sorprender con su desenlace (que evidente no voy a desvelar, siendo este uno de los puntos más llamativos y memorables del conjunto), pero bien es cierto que la premisa da el suficiente juego como para variar algo más en su propuesta visual. Mención especial para el uso del plano subjetivo contrapicado, que aporta coherencia formal a la obra y da paso al mejor giro del proyecto.
No es fácil desprenderse del hogar
En un cortometraje resulta fundamental equilibrar la cantidad de información que se maneja en base al reducido tiempo de metraje disponible. No se pueden presentar tramas extensas o arcos de desarrollo especialmente profundos; la información debe ser, al mismo tiempo, concisa, coherente e interesante. Esto se logra a través de la combinación de un buen montaje y guion. En el caso de Donde se quejan los pinos, el montaje da una de cal y otra de arena: mientras que en algunas secuencias se evita dar cortes para mantener la tensión y generar duda en el espectador, en otras se dan un gran número de cortes rápidos que pueden llegar a confundir y a distraer.
No es que esto sea un problema grave; en sus poco más de diez minutos, el proyecto consigue narrar una historia coherente que plantea un buen dilema y ofrece un giro impactante. Simplemente, se podría haber narrado una historia igual o más atrapante con un ritmo más medido. Algo similar me ocurre con sus personajes; si bien resulta necesario plantear varios secundarios que actúen como posibles culpables, al plantear tantos flashbacks no solo el final se siente apresurado, si no que también da pie a una cierta desorientación.
Conclusión de 'Donde se quejan los pinos'
Dejando a un lado estos problemas, que no dejan de ser comunes en el ámbito del cortometraje amateur, Donde se quejan los pinos resulta un cortometraje tan entretenido como memorable, merced de un sensacional giro de guion final y un uso del escenario admirable. Su uso de los códigos del thriller resulta acertado, al igual que su apagada iluminación y paleta de colores anticipan una historia frívola, cargada de un importante mensaje que no deja a nadie indiferente. ¿Está a la altura de los Goya? Quizá, pues aunque no está exento de problemas no deja de ser un cortometraje bien articulado, coherente y con un mensaje claro. Por ello, no puedo más que recomendar su visionado.
Únete a nuestro CANAL DE TELEGRAM





