El realizador mexicano Michel Franco omite su versión más humanista, tratada con discreto acierto en su anterior película Memory, para volver a esa rigidez que lo que lo posicionó como cineasta desde un inicio y ahora de nueva cuenta en Dreams (2025). Una película que no se rinde ante el lado positivo de sus personajes y que, sobre todo, se jacta por demostrar poca empatía.
Crítica de 'Dreams'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Dreams
Título original: Dreams
Reparto:
Jessica Chastain (Jennifer McCarthy)
Isaac Hernández (Fernando Rodríguez)
Rupert Friend (Jake McCarthy)
Marshall Bell (Michael McCarthy)
Jim Anderson
Eligio Meléndez (El padre de Fernando)
Tracy Todd
Tatiana Ronderos (Juanita)
Nessa Dougherty (Sienna)
Nicholas Gould (Recepcionista del ballet / Patrocinador del ballet)
Lee Braithwaite (Fotógrafo)
Sedrick Cabrera
Phillip Caires (Patrocinador del ballet)
Scott Jordan (Patrocinador del ballet / Asistente a la Ceremonia del Museo)
Año: 2025
Duración: 100 min.
País: México
Director: Michel Franco
Guion: Michel Franco
Fotografía: Yves Cape
Música:
Género: Drama romántico
Distribuidor:
Sinopsis de 'Dreams'
El romance florece entre una acaudalada dama de la alta sociedad y un joven bailarín de ballet mexicano. Creyendo que su amante le apoyará, él cruza la frontera para perseguir sus sueños en San Francisco. Pero cuando la ambición y el amor chocan con la dura realidad, él debe enfrentarse a la verdadera naturaleza de su relación.
Dónde se puede ver la película en streaming
Un tratamiento desangelado
Dreams destiende una política que no perdona, un cine carnal que no le interesa suavizar ni siquiera los momentos íntimos de sus personajes, en contrapartida, decide ser implacable, no tanto mediante el relato, sino más por la forma y la imagen. Dreams es un sueño vacío, un gris pasaje por el terrible acueducto del deseo. Uno donde sus personajes están encerrados en una cámara de humo y son presos de su propia moral.
Nuevamente, bajo el protagonismo de Jessica Chastain, su personaje demuestra un sinfín de capas sin fondo, algo que se mimetiza con el propio entorno deprimente. Michel Franco busca una puesta en escena sin muchos artificios de por medio; prefiere presentar la acción tal y como es, aunque esto provoque en más de una ocasión que la película quiera empujar de forma excesiva su lenguaje grotesco. Los planos son largos y desangelados, las interacciones entre los personajes son extrañas e intrascendentes, y, en su conjunto, es una cinta que no se compadece de nadie, ni siquiera de su público.
Patrones de estilo
Dreams está claro que no es un camino de rosas, pero en su intento de ser un drama robusto y deshumanizado, descuida las pinceladas de interés que se asoman con temeridad a lo largo del relato. Una vez más, las actuaciones parecen esconder un mar de dudas que hubiera sido interesante explorar, sin embargo, la película se lanza por el impacto fácil y severo. Michel Franco no deja lugar a las sugerencias: es rotundo y frío, y parece que ese es el camino que siempre le ha gustado expandir en gran parte de su filmografía.
Sustancia insuficiente
En Dreams el cuerpo humano es un constante trámite para remover las verdaderas caras de sus sujetos; la línea entre sensualidad y dominio se torna muy delgada conforme avanza la historia. Fernando, interpretado por Isaac Hernández, funge como la prueba absoluta de esta desenfrenada filosofía. Se somete a una serie de obstáculos que terminan siendo más una excusa que un motivo real, y la cinta forcejea consigo misma para establecer un ritmo resquebrajado que se compagine con la fatalidad de su guión. Por momentos, ofrece herramientas para aceptar esta especie de viaje erótico e ilusorio, pero termina estancándose en gran parte del último tramo, con la única esperanza de jugar con códigos carentes de mesura y, sobre todo, de poco interés cuando finalmente explota su visión dictada por la morbosidad.
Conclusión de 'Dreams'
Dreams, la última película de Michel Franco y segunda colaboración con la siempre impresionante Jessica Chastain, carece de la capacidad de desarrollar un genuino interés por su crudo recital sobre las relaciones tóxicas. Aunque contiene valores de subtexto y una puesta en escena interesante, estos pueden percibirse como poco inspirados o incluso irrisorios e insípidos cuando los créditos finalmente aparecen en pantalla.
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