El canto de las manos es un documental conmovedor dirigido por María Valverde, que explora la intersección entre la música y la discapacidad a través de la historia de tres músicos sordos venezolanos. La película sigue el proceso de preparación de la ópera "Fidelio" de Beethoven, interpretada en lengua de signos, y dirigida por Gustavo Dudamel. Con un enfoque en la superación y la inclusión, el documental muestra cómo la música puede ser un lenguaje universal que trasciende las barreras del sonido y la capacidad. La dirección de Valverde es sensible y respetuosa, y logra capturar la esencia de la comunidad sorda y su lucha por la visibilidad y el reconocimiento. Estreno el 12 de diciembre de 2025 en salas de cine españolas.
Crítica de 'El canto de las manos'
Resumen
Ficha Técnica
Título: El canto de las manos
Título original: El canto de las manos
Reparto:
Gustavo Dudamel
José Gabriel Abarca
Jennifer González
Gabriel Linarez
Año: 2025
Duración: 92 min.
País: España
Director: María Valverde
Guion: María Valverde
Fotografía: Andrea Mezquida-Torrent
Música: Nascuy Linares
Género: Documental
Distribuidor: Filmin
Tráiler de 'El canto de las manos'
Sinopsis
Explora la sordera a través de la música, siguiendo a Jennifer, Gabriel y José, tres músicos sordos de Venezuela, mientras afrontan el reto de llevar a escena, por primera vez en lengua de señas, Fidelio de Beethoven, bajo la batuta de Gustavo Dudamel. La película muestra el aislamiento que los protagonistas experimentan por ser sordos, comprendiendo que la música no solo es su refugio, sino su salvación y su esperanza.
Dónde se puede ver la película en streaming
Sentir la música
El canto de las manos es un documental que parte de una premisa potente y profundamente humana, tres músicos sordos interpretando Beethoven. Podría parecer una contradicción, pero esa es justamente la fuerza emocional de la película, romper la idea preestablecida de lo que entendemos por música, por percepción y por arte.
La cinta revela una aventura que no es solo escénica, sino interior, para ellos. La música no se oye, se siente, se ve en los cuerpos, se vibra en la piel, la sordera deja de ser ausencia para convertirse en territorio sensorial alternativo. Evita la condescendencia, no hay victimismo, sino desafío, el documental muestra cómo en estos músicos hallan en la opera un acto de resistencia.
Observar sin intervenir
La dirección de María Valverde se distingue por su sensibilidad discreta. Podría subrayar momentos dramáticos, pero no lo hace. Podría intelectualizar la propuesta, pero la mantiene carnal, física, cercana. Su mayor acierto es entender que El canto de las manos no debe explicar la sordera, debe mostrarla.
Valverde crea un diálogo entre dos mundos que solemos pensar como opuestos, la música clásica y la discapacidad auditiva, pero lejos de polemizar, teje puentes. La puesta en escena y el montaje acompañan un crescendo casi musical, duda, conflicto, mínimo avance, retroceso, descubrimiento, como si el propio proceso artístico fuera sinfonía.
Ser artista
La presencia de los protagonistas llena la pantalla con verdad, sus historias personales podrían sostener documentales independientes, pero juntas se complementan en una polifonía silenciosa pero poderosa. Es en ellos donde El canto de las manos encuentra su emoción genuina, en las frustraciones de no encontrar el gesto adecuado, en los pequeños triunfos que el mundo oyente no imagina, en la incertidumbre de si el público comprenderá lo que están intentando transmitir.
Pero el momento más significativo es cuando dejan de preguntarse si el arte les pertenece y se afirman como artistas sin adjetivos, son músicos, trabajan como músicos, crean como músicos. El canto de las manos logra que lo olvidemos a ratos, y cuando lo recordamos, duele, pero es un dolor que empuja.
Silencio como decisión
El diseño de sonido juega un papel esencial, alterna momentos sin sonido, o con sonido amortiguado, para colocar al espectador en un lugar poco habitual, no afuera, sino adentro del cuerpo. Esto, combinado con una fotografía íntima, de planos cerrados, genera una experiencia sensorial más que informativa.
El montaje mantiene la emoción sin caer en golpes de efecto. La música de Beethoven, o mejor dicho, la idea de ella, aparece como horizonte más que como cumbre. No necesitamos escucharla siempre, la imaginamos, y eso basta para entender lo que ellos sienten.
Conclusión de 'El canto de las manos'
El canto de las manos es un documental valioso, emotivo sin explotación emocional, esperanzador sin ingenuidad, cambia la pregunta central, no es ¿cómo escucha música una persona sorda?, sino ¿qué es realmente escuchar música? y al desplazar el punto de vista, amplía la definición de arte, de inclusión y de sensibilidad.
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