Con El caso Frieda, la directora suiza Maria Brendle se adentra en un terreno íntimo y delicado, donde el peso de la culpa, la fragilidad emocional y los silencios familiares marcan el rumbo de la narración. La película propone una mirada introspectiva, casi claustrofóbica, que invita al espectador a habitar la vulnerabilidad de sus personajes y a enfrentarse a preguntas incómodas sobre la responsabilidad, el dolor y la posibilidad de redención. El caso Frieda está basada en la novela histórica "Die Verlorene", de Michèle Minelli, quien coescribió el guión junto a Robert Buchschwenter y la propia Brendle. Se podrá ver desde el 10 de octubre de 2025 en Filmin.



El caso Frieda película

Crítica de 'El caso Frieda'

Ficha Técnica

Título: El caso Frieda
Título original: Friedas Fall / Frieda's Case

Reparto:
Julia Buchmann (Frieda Keller)
Stefan Merki (Walter Gmür)
Rachel Braunschweig (Erna Gmür)
Maximilian Simonischek (Arnold Janggen)
Marlene Tanczik (Gesine)
Bigna Körner (Frau Hartmann)
Liliane Amuat (Bertha)
Aaron Hitz (Landjäger Schönenberger)
Susanne-Marie Wrage (Fräulein Bahon)
Roger Bonjour (El periodista Bucher)
Peter Hottinger (Carl Zimmerli)
Ramona Saluz (Obrera)
Miriam Japp (Susetta Wyss)

Año: 2024
Duración: 105 min.
País: Suiza
Director: Maria Brendle
Guion: Maria Brendle, Robert Buchschwenter, Michèle Minelli, Stephan Puchner
Fotografía: Hans G. Syz
Música: Mark Baechle
Género: Drama. Crimen
Distribuidor: Filmin

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Tráiler de 'El caso Frieda'

Sinopsis

Suiza, 1904. Frieda Keller, una joven costurera, asesina a su hijo de cinco años, fruto de una violación. Su historia sacudió a una sociedad que, al conocer las circunstancias del caso, apoyaron a Frieda y su juicio marcó los inicios del movimiento por la igualdad política y los derechos de la mujer en el país. (Filmin)



Oscuridad en puntadas

El caso Frieda se mueve en un terreno incómodo y emocionalmente pantanoso desde su primera escena. La película no se regodea en el morbo del crimen, sino que lo usa como detonante para desplegar un retrato áspero y contenido de una época en la que la mujer era poco más que una propiedad silenciosa.

La narración se mueve entre el presente del juicio y los recuerdos de una vida marcada por el silencio impuesto, no hay un afán de justificar el crimen, pero sí una voluntad de comprenderlo desde un lugar en el que la desesperación podría confundirse con lucidez. Lo más potente del relato es cómo consigue que la indignación no recaiga sobre Frieda, sino sobre el entorno que la empujó al abismo.

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La mano que no tiembla

Maria Brendle dirige con una contención que roza lo ascético, no filma el dolor, lo insinúa; no dramatiza la tragedia, la deja respirar. La puesta en escena evita lo ampuloso, apostando por una limpia economía visual que acompaña la dureza emocional del relato.

Se nota un respeto enorme por el material histórico y una clara intención de no convertir el drama en un panfleto. Brendle no juzga, ni santifica, ni explota el sufrimiento, lo observa con una sobriedad que puede desconcertar pero nunca desentona.

Julia Buchmann

Murmullos que cortan

Julia Buchmann, que interpreta a Frieda, sostiene la película con un trabajo silencioso, lleno de mirada, cuerpo y respiración contenida, no necesita grandes estallidos emocionales para transmitir el derrumbe interior. Cada vez que abre la boca parece que lo hace a contracorriente, como si el peso del mundo le aplastara el pecho, su actuación es humana, cruda y sin maquillajes emocionales.

El elenco secundario de El caso Frieda está a la altura, especialmente quienes representan la maquinaria judicial y social. Hay dureza, pero también grietas. Los rostros, más que las palabras, dan identidad al entorno.

Julia Buchmann

El frío también habla

Visualmente, El caso Frieda apuesta por una paleta apagada, de tonos terrosos y grises suaves, como si la luz misma estuviera cansada. Los interiores, casas humildes, salas de juicio, talleres, están filmados con un realismo que evita lo pintoresco y lo museístico. El vestuario y la dirección de arte sostienen con naturalidad la época sin subrayarla.

El montaje es lineal pero deja espacio para que los planos respiren, aunque a veces se eche en falta un pulso más decidido. No hay concesiones a lo melodramático ni al efectismo judicial; se agradece que confíen en el espectador.

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Conclusión de 'El caso Frieda'

El caso Frieda es una película sobria, austera y comprometida con la dignidad del personaje central, no deslumbra ni estremece con grandes golpes, pero deja un poso incómodo y reflexivo que crece con las horas. Su mayor virtud está en poner el foco donde duele, en la injusticia sostenida, en el silencio cómplice, en lo que nadie quiso ver hasta que fue demasiado tarde.

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