El cuadro robado es una comedia dramática dirigida y escrita por Pascal Bonitzer (Pequeñas heridas) que retrata la mercantilización de las sociedades y la confrontación entre clases sociales, que aquí representan por un lado la élite del mercado artístico y por otro, la clase trabajadora. Todo ello, a partir de un hecho histórico como fue la recuperación de un cuadro de Egon Schiele expoliado por los Nazis desde hacía más de sesenta años. Estreno en salas de cines españolas el 25 de Julio de 2025.
Crítica de 'El cuadro robado'
Resumen
Ficha Técnica
Título: El cuadro robado
Título original: Le tableau volé
Reparto:
Alex Lutz (André Masson)
Léa Drucker (Bertina)
Nora Hamzawi (Maestra Suzanne Egerman)
Louise Chevillotte (Aurore)
Arcadi Radeff (Martin Keller)
Olivier Rabourdin (Hervé Quinn)
Alain Chamfort (El padre de Aurore)
Marysa Borini (Madame X)
Ilies Kadri (Kamel)
David Rand (Bob Wahlberg)
Peter Bonke (Samson Körner)
Christophe Paou (Samson Körner)
Año: 2024
Duración: 91 min.
País: Francia
Director: Pascal Bonitzer
Guion: Pascal Bonitzer
Fotografía: Pierre Milon
Música: Alexei Aigui
Género: Comedia dramática
Distribuidor: VerCine
Tráiler de 'El cuadro robado'
Sinopsis
Un día, André Masson, subastador de la famosa casa de subastas Scottie's, recibe una carta en la que se afirma que ha encontrado un cuadro de Egon Schiele en la casa de un joven obrero de Mulhouse. Muy escéptico, acude al lugar y se ve obligado a afrontar los hechos: la obra es auténtica, una obra maestra desaparecida desde 1939, expoliada por los nazis. André ve en este descubrimiento la cumbre de su carrera, pero también el inicio de una batalla que podría ponerla en peligro. Afortunadamente, contará con la ayuda de su exesposa y colega Bertina, y de su excéntrica becaria Aurore. (VerCine)
Dónde se puede ver la película en streaming
Retrato del marchante
La escena inicial de El cuadro robado describe el cinismo del personaje principal, André, interpretado por Alex Lutz, un marchante de arte cuya función es intermediar para la transacción de obras entre artistas, coleccionistas y galeristas con el fin de obtener un rédito económico.
Esta pulsión cínica, se acentúa en la relación con su becaria mitómana Aurore, Louise Chevillot, así como también con sus jefes, con unos diálogos mordaces satisfactorios. Su único apoyo, será su ex mujer, interpretada por la siempre competente Léa Drucker, con quién mantiene una relación sana y cordial.
De ritmo pausado, sobrio y elegante, Pascal Bonitzer realiza una crítica sutil a este mundo, con unos personajes, quienes por encima de todo, tienen como objetivo lograr un beneficio económico de la situación. Esta sensación de frialdad, superficialidad y cinismo se refuerza con escenas en escenarios como salas de subastas, despachos de oficina, etc.
Lucha de clases
Así, el descubrimiento del cuadro por parte de un humilde trabajador, que cuida de su madre, incidirá de distintas formas en los personajes que componen la trama. De hecho, actuará como catalizador para cada uno de ellos en su evolución narrativa. Así, para unos, será la oportunidad de sacar rédito personal, profesional y económico mientras para otros, en cambio, tendrá un valor reparador emocional e histórico.
En El cuadro robado, Pascal Bonitzer apuesta por establecer las diferencias entre el mercado del arte, las obras artísticas, las subastas y los personajes que lo orbitan, y una clase social elitista, a través de unos escenarios de diseño, superficiales y sofisticados, con el entorno natural y cotidiano del trabajador y de familia humilde en posesión del lienzo, de buenas intenciones, desinteresado, honesto y al que no le mueve el ánimo de lucro.
Un ejemplo de esto, es la escena en que André y su ex mujer ríen a carcajadas una vez comprueban que la obra en posesión de la familia trabajadora es auténtica. El componente clasista está aquí bien definido. Esta contraposición social, evoca a la lucha de clases, y aunque maniquea y simplista, funciona. El personaje interpretado por Alex Lutz, será el péndulo que orbite entre estos dos entornos sociales.
Mercantilismo artístico
En El cuadro robado sobresale la lógica mercantilista de la mayoría de los personajes que Pascal Bonitzer retrata. Y es que intermediarios, abogados, juristas, empresarios y herederos lo que buscan es obtener un beneficio materialista de la situación.
Esta lógica mercantil se impone al valor intrínseco de la obra recuperada ya sea en su vertiente artística, histórica y emocional. Una visión materialista de la vida, extensible a todos los estamentos de nuestras sociedades. La satisfacción individual por encima del bien común.
Conclusión de 'El cuadro robado'
El cuadro robado es un film de temática original y una oportunidad para conocer el mercado del arte y sus entresijos, el cual no ha sido llevado al cine frecuentemente. Esto da más valor a la cinta, y junto a la radiografía de este entorno social desde una perspectiva crítica, a la vez que humorística, tocando temas como las diferencias de valores éticos y morales entre clases sociales o la mercantilización de la cultura narrada con elegancia, sobriedad y sutileza acaban por hacer de la producción francesa, una buena película.
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