El duque es una comedia británica, basada en hechos reales, que relata el peculiar robo acontecido en la Inglaterra de los años 60. Protagonizado por un taxista de sesenta años que sustrajo el afamado retrato del duque de Wellington, de Francisco de Goya. La cinta está dirigida por Roger Michell (Notting Hill, Week-end), fallecido el año pasado.
Presente, fuera de concurso, en el Festival de Venecia de 2020, la película está protagonizada por Jim Broaadbent (Another year, El sentido de un final). Además, entre su elenco destaca la figura de la oscarizadaHelen Mirren (The Queen, Un viaje de diez metros). El duque se estrena en los cines españoles próximamente.
Reparto: Jim Broadbent (Kempton Bunton) Helen Mirren (Dorothy Bunton) Fionn Whitehead (Jackie Bunton) Matthew Goode (Jeremy Hutchinson QC) Aimée Kelly (Irene Boslover)
Año: 2020 Duración: 96 min País: Reino Unido Dirección: Roger Michell Guion: Richard Bean y Clive Coleman Música: George Fenton Fotografía: Mike Eley Género: Comedia Distribución: eOne Films
El duque se ambienta en 1961, Kempton Bunton, un taxista de 60 años, robó el retrato del duque de Wellington, de Francisco de Goya, de la National Gallery de Londres. Fue el primer (y sigue siendo el único) robo de la historia de la galería. Kempton envió notas de rescate diciendo que devolvería la pintura a condición de que el gobierno invirtiera más en el cuidado de los ancianos. Lo que sucedió a continuación se convirtió en algo legendario. Esta es la maravillosamente inspiradora historia de cómo un hombre decidido a cambiar el mundo puso en marcha el robo más insólito, y lo que sucedió después. (EONE FILMS SPAIN).
El duque se sirve de la historia de Arthur Wellesley, primer duque de Wellington y uno de los héroes de la historia del Reino Unido. Un hombre muy presente entre los británicos del que Francisco de Goya realizó un retrato que, tras pertenecer al propio duque, sería vendido en la famosa casa de subastas Sotheby's en 1961. El comprador fue la National Gallery, pero apenas unos meses después el cuadro fue robado. Una curiosa sustracción que lleva a la gran pantalla Roger Michell con Jim Broaadbent metiéndose en la piel de Kempton Bunton. Un taxista de sesenta años que se ve inmerso en el robo de uno de los cuadros más famosos del país.
Bunton es un tipo idealista que de forma autodidacta ha conseguido escribir varias obras de teatro que intenta vender a la BBC. Una tarea que compagina con la reivindicación de un sinfín de causas, casi siempre sin éxito, lo que le ha llevado a un gran hartazgo. Su último intento por hacer justicia le lleva a reclamar que las licencias de televisión sean gratuitas para los pensionistas y veteranos de guerra.
Como siempre Bunton no obtiene resultado y Dorothy (Helen Mirren), su mujer, parece harta de él y deseosa de que su marido abandone su férreo idealismo. Y es que mientras Dorothy trabaja como limpiadora en una casa de postín, su marido encadena trabajos sin ninguna estabilidad. Incapaz de callarse ante las injusticias que le rodean allá por donde va. Con ellos vive uno de sus hijos, Jack (Fionn Whitehead), quién trabaja en los muelles y conserva una gran admiración hacia su padre.
Ladrillo a ladrillo puedes construir un edificio
Curiosamente será Jack, el que propiciará el punto de giro más sorprendente de El duque, demostrando que muchas veces las cosas no son como parecen. En lo que supone un robo muy cómico y nada glamuroso, liderado por un sesentón del que nadie puede ni sospechar mínimamente. De hecho, algunas de las secuencias más divertidas de la cinta suceden cuando mediante un montaje paralelo observamos la investigación del robo. Con unos policías que sospechan de bandas internacionales, al tiempo que vemos las maneras rudimentarias del bueno de Kempton.
Residiendo, quizás, el mayor interés de la cinta precisamente en la edad y condiciones del supuesto ladrón. Además de sus peculiares intenciones, muy alejadas del lujo y desenfreno que anhelan otros ladrones cinematográficos. Aquí lo que presenciamos es la lucha de un individuo común por contribuir a la sociedad. En un desafío desigual que Kempton enfrenta desde la plena convicción de que granito a granito de arena puede construir un castillo. Frente a la desazón y gruñonería de su mujer, incapaz de alejarse de la cotidianidad. Siendo ella la que parece ocuparse de las tareas más mundanas de la vida, pero que dotan a Kempton de lo necesario para subsistir.
Entrañable, pero nada más
Porque al final Kempton, como se menciona, es una especie de Robin Hood que El duque traslada a la pantalla desde un tono entrañable. Con la conocida flema británica muy presente en todo el metraje, aunque nunca excesivamente hilarante. Resultado de una realización bastante clásica y un guion que parece aglutinar sus fuerzas en los aspectos más convencionales. Con algunos episodios un tanto lacrimógenos, por una dolorosa pérdida familiar, que no aportan realmente mucho.
Eso sí, la historia se sirve de dos grandes intérpretes que dan credibilidad y cercanía. En primer lugar, Jim Broadbent consigue que el protagonista genere simpatía y te quieras quedar con él a pasar un rato. Con esa mezcla de inocencia e incluso desamparo, a la vez que una marcada ironía e inteligencia de la calle. Y junto a él una Helen Mirren que no tiene suficiente personaje para lucir sus artes interpretativas. Aunque a pesar de todo, está muy correcta en un papel poco agradecido, siempre medio despeinada y con el ceño fruncido.
Conclusión
En resumen, El duquete hará pasar un rato aceptable si quieres ver algo ligero y bienintencionado. No pasará a la historia del cine, lastrada por una gran previsibilidad y una realización muy poco valiente, pero quizás su premisa puede resultar atractiva. No todas las películas pueden contar un asombroso robo acontecido en la National Gallery de Londres. Y pocas pueden hacerlo, sin atisbo del glamour y sofisticación que caracterizan al género. Fruto del supuesto autor de la sustracción, un sesentón, soñador y amante de las causas perdidas. Sin olvidar mencionar a sus dos intérpretes protagonistas, un Jim Broadbent y una Helen Mirren que con su presencia pueden hacerte la experiencia más grata.
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