El hombre que amaba los platos voladores, película dirigida por Diego Lerman, sobre un presentador argentino que arrasó en los años 80 en la televisión con sus peculiares investigaciones sobre los alienígenas. Se trata de José de Zer (Leonardo Sbaraglia), la máxima estrella de la televisión en aquel momento, que dejó huella por su insólita manera de cubrir las noticias y que se estrenó en Netflix el 18 de octubre de 2024.



El hombre que amaba los platos voladores

Crítica de 'El hombre que amaba los platos voladores'

Título: El hombre que amaba los platos voladores
Título original: El hombre que amaba los platos voladores

Reparto:
Leonardo Sbaraglia (José de Zer)
Sergio Prina (Chango)
Osmar Nuñez
Renata Lerman
María Merlino
Agustín Rittano
Norman Briski
Daniel Aráoz
Mónica Ayos
Guillermo Pfening
Eva Bianco

Año: 2024
Duración: 107 min.
País: Argentina
Director: Diego Lerman
Guion: Adrián Biniez, Diego Lerman
Fotografía: Wojciech Staron
Música: José Villalobos
Género: Comedia dramática
Distribuidor: Netflix

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Tráiler de 'El hombre que amaba los platos voladores'

Sinopsis

1986. El periodista José de Zer junto al Chango, su camarógrafo, emprenden el viaje hacia La Candelaria (Córdoba) tras recibir una propuesta extraña por parte de dos personajes sospechosos. Al llegar al pueblo no hay mucho que valga la pena, tan solo un pastizal quemado en medio de los cerros. Lo que vino a continuación fue la labor de un genio mitómano con un talento oculto: la creación audiovisual de presencia alienígena más recordada de la historia de la televisión argentina. (Netflix)

Dónde se puede ver la película en streaming



Un viaje a la absurdez mediática

El hombre que amaba los platos voladores, dirigida por Diego Lerman, es una peculiar comedia dramática basada en hechos reales que nos traslada a 1986, una época donde la televisión argentina empezaba a experimentar con contenidos más sensacionalistas. La historia sigue al periodista José de Zer y su camarógrafo, El Chango, quienes se embarcan en una aventura periodística hacia La Candelaria, Córdoba, tras recibir una propuesta sospechosa sobre la presencia de extraterrestres. Lo que sigue es un ejercicio de mitomanía que resultó en una de las falsificaciones más recordadas en la televisión argentina, transformando un pastizal quemado en el epicentro de un avistamiento alienígena.

El hombre que amaba los platos voladores hace una sátira de los años 80, cuando los medios de comunicación empezaban a buscar historias sensacionalistas para atraer a las audiencias. José de Zer, interpretado con un toque de ingenuidad y ambición periodística, es el ejemplo perfecto del periodista dispuesto a creer cualquier cosa con tal de conseguir una exclusiva. El hombre que amaba los platos voladores se desarrolla como una crítica al periodismo televisivo de aquella época, que en su afán por captar la atención del público, no dudaba en exagerar o incluso inventar hechos. La exploración de un supuesto avistamiento alienígena es el pretexto para construir una comedia absurda que raya en lo ridículo, pero que también refleja las prácticas mediáticas que buscaban entretener a cualquier costo.

El hombre que amaba los platos voladores
Copyright Netflix

Un reparto desaprovechado

Aunque Diego Lerman dirige con su estilo característico, logrando crear momentos cómicos y situaciones surrealistas, la película carece de la profundidad necesaria en el desarrollo de sus personajes. José de Zer, a pesar de ser un personaje basado en la vida real, no alcanza a ser más que una caricatura de un periodista ingenuo, y su camarógrafo, El Chango, aporta poco más que un humor predecible. A lo largo de El hombre que amaba los platos voladores, los personajes no evolucionan ni enfrentan dilemas que los lleven a cuestionar sus propias acciones. Esto debilita el impacto narrativo, pues el público nunca llega a conectar realmente con ellos más allá de sus situaciones ridículas y los gags visuales.

El hombre que amaba los platos voladores
Copyright Netflix

Recreación de una época, pero con limitaciones

Uno de los aspectos más destacados de El hombre que amaba los platos voladores es la recreación de la atmósfera de los años 80 en Argentina. Desde los peinados hasta los equipos de grabación utilizados por los periodistas, la producción logra transportarnos a esa época con un alto nivel de detalle. Sin embargo, la dirección de arte y la fotografía no consiguen explotar todo el potencial visual que la historia absurda ofrece. Las escenas en La Candelaria, con los vastos cerros y el pastizal quemado, podrían haber aportado más dramatismo o, incluso, más comicidad a la trama, pero se sienten monótonas y desaprovechadas. El ritmo del film también es irregular, con momentos que parecen alargarse innecesariamente, lo que afecta la dinámica cómica de la narrativa.

Leonardo Sbaraglia
Copyright Netflix

Conclusión de El hombre que amaba los platos voladores

El hombre que amaba los platos voladores con una premisa interesante, que mezcla lo absurdo con una crítica a los medios de comunicación de los años 80. Sin embargo, la falta de profundidad en sus personajes y un guion que no logra aprovechar todo el potencial cómico de la historia hacen que el film se quede corto en su ejecución. A pesar de algunos momentos entretenidos, la película no consigue mantener el interés durante toda su duración, dejando al espectador con la sensación de que se podría haber hecho mucho más con este material.

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