"El largo camino (Historias de Ucrania)": La humanidad frente al horror

El largo camino (Historias de Ucrania) arra la historia de muchas personas a través de unas pocas. Desde la mirada de trabajadoras, refugiadas, madres e hijas, de aquellas que más sufren en la guerra, las violentadas y las más vulneradas. Quizás esta sea la razón por la que "El largo camino" pretende ser un fragmento de historias. Es la única manera que encuentro para acercarme. En la guerra no hay poesía. Solo barbarie y miseria. (TEATRO FERNÁN GÓMEZ). 

Antes y después de marzo de 2022

El conflicto entre Rusia y Ucrania sigue latiendo en la realidad actual, quién, en ocasiones, debe asumir la cruda realidad de víctimas que se cobra una guerra de tal calibre. De la reflexión, nace El largo camino (Historias de Ucrania), un montaje en la que confluyen diversos relatos que buscan ilustrar las vivencias de aquellos quiénes lo padecieron. Mediante la reconstrucción de los hechos, se conocen no solo los recuerdos previos y después de la guerra, sino también de personas relacionadas con el conflicto, como los voluntarios y ONGs que recibieron a los refugiados. Gracias a ello, hay una conjunción de emociones y sentimientos que dan matices al conjunto.

No es nada fácil escoger cada historia, dado que son tantas por contar, que tener que concretar es un reto en sí. Sin embargo, esta pieza logra focalizar cada momento y transmite la humanidad que desea dar al espectador. Por ello, es inevitable no emocionarse en varios momentos de la pieza, además, se valora aún más, dado que no van a lo fácil, a lo lacrimógeno, sino que van desgranando aquel pensamiento que se dice en la obra: “esto podría pasarme a mí”. La comedia también se hace patente, sin dejar de lado la crítica mordaz al sistema y logran equilibrar la intensidad que contiene la pieza en sí. Una dramaturgia enriquecedora, que se escapa de lo fácil y lo mediático, para traer algo más cercano y veraz.

El duelo y la reconstrucción

Emi Caínzos, Ana Gijón e Ingrid Hernández son las encargadas de dar vida a las distintas historias que deambulan en El largo camino (Historias de Ucrania). En primer lugar, Emi Caínzos muestra un baremo de perfiles que van desde el humor ácido y crítico hasta el drama más emotivo. Por tanto, se lanza al escenario para lograr toda esa vorágine de situaciones y emociones que debe expresar sobre las tablas. Desde una madre compungida por su hijo, pasando por una cocinera dicharachera que desea ser correspondida en agradecimiento. Cada uno de los personajes a los que da vida, les otorga una personalidad especial y desde una verosimilitud completa.

Ana Gijón también desarrolla su trabajo sobre las tablas a colación de lo que le demandan sus personajes. Con auténtica naturalidad y una crudeza orgánica, los aborda sin ningún tipo de problema. Su mayor apogeo llega en la escena de las hermanas, donde se ve un trabajo de contención absoluto, poniendo la piel de gallina. No necesita de palabras, con la mirada, el gesto, el cuerpo, transmite todo. Un trabajo a la altura. Por último, Ingrid Hernández completa el elenco con la misma firmeza y compromiso que sus compañeras. Su visceralidad se puede ver en varios momentos, aderezados con la fragilidad y la cotidianidad. Especial mención a su canto, el cual encaja a la perfección. En resumen, las tres forman un trío actoral lleno de química y sinergia, que capta a los espectadores de principio a fin.

Entre escombros del recuerdo

La guerra de Rusia y Ucrania ha supuesto un punto de partida para varias producciones, que a lo largo de estos dos años han intentado reflejar desde distintas vertientes el horror que todavía sigue sucediéndose. En El largo camino (Historias de Ucrania) se despoja de buscar una recreación que pudiera tocar lo morboso, para traer un espacio transversal, que va cambiando. Gracias a ello, con los elementos necesarios, componen la escena y la acción, dejando pendientes a los espectadores. Además, se sostiene con un espacio sonoro muy bien construido, que, junto a la iluminación, logran catapultar la puesta en escena. Un ejemplo de cómo no sobrecargar puede ser una estrategia limpia y efectiva.

El uso del audiovisual es atractivo estéticamente, mediante un uso de un soporte móvil, logran que visualmente esté muy bien resuelto. Tal vez, alguna imagen de archivo pueda ser de alta sensibilidad, que se podría abordar de otra manera. Aun así, dependerá de cómo se perciba en cada espectador. Por otro lado, las transiciones entre unas escenas y otras se realiza de forma rápida, aunque hay que mencionar que es un gusto la escena de las madres, donde se superponen. Únicamente, en la parte de las madres, se hace algo largo en su desarrollo. Por último, el ritmo es dinámico, la propia unión de las historias hace que el público se mantenga atento a lo que sucede. Son varios los momentos en los que la emoción invade el patio de butacas.

Conclusión

El largo camino (Historias de Ucrania) muestra la crudeza de la guerra desde diferentes vertientes y visiones que captan diversas realidades. Por tanto, la dramaturgia ha sabido hilvanar distintas vivencias para no solo explorar un prisma, sino también exponer lo que sucede en la realidad más cercana. El elenco goza de una fluidez y una sinergia estupendas, llevando a la emoción y a la risa al espectador con auténtica humanidad. La puesta en escena goza de una construcción bien empleada, destacando un espacio sonoro y una iluminación cautivadoras. Las ruinas del horror que se sigue sucediendo, donde las voces humanas son las protagonistas.

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