El 17 de octubre de 2025 llega a los cines El rugir de las llamas, documental dirigido por Robin Petré, que se presenta como un viaje inmersivo y visualmente impactante al corazón del sur de Galicia, una de las zonas más vulnerables de Europa a los incendios forestales. rodada durante uno de los veranos más calurosos jamás registrado, que invita a reflexionar sobre cómo interactuamos con la naturaleza, a observar el impacto que tenemos sobre ella y a considerar cómo podríamos unirnos para cambiar el rumbo del futuro para bien.
Crítica de 'El rugir de las llamas'
Resumen
Ficha Técnica
Título: El rugir de las llamas
Título original: Only on Earth
Reparto:
Cristina Campero
Manuel Martínez
Pedro Vázquez
Eva Cobián
Moisés García
Paquita Dorado
Año: 2025
Duración: 93 min.
País: Dinamarca
Director: Robin Petré
Guion: Robin Petré
Fotografía: María Grazia Goya
Música: Roger Goula Sarda
Género: Documental
Distribuidor: Karma Films
Tráiler de 'El rugir de las llamas'
Sinopsis
Un viaje inmersivo al corazón del sur de Galicia, una de las zonas más vulnerables de Europa a los incendios forestales, donde los caballos salvajes han controlado la vegetación, altamente inflamable, durante siglos, bajo la atenta mirada de los vaqueros locales. Durante el verano más caluroso jamás registrado, humanos y animales luchan por sobrevivir mientras los incendios inextinguibles se acercan. (Karma Films)
Dónde se puede ver la película en streaming
Cuando la naturaleza respira
El rugir de las llamas se aleja del típico enfoque catastrofista para ofrecer algo más orgánico y sensorial, no solo habla de incendios, sino de convivencia ancestral entre humanos, animales y territorio. El sur de Galicia es retratado como un ecosistema frágil, hermoso y en constante tensión. Los caballos salvajes, más que fauna decorativa, son los protagonistas silenciosos, guardianes involuntarios del monte, reguladores naturales contra el fuego.
Observar más que contar
Robin Petré adopta un estilo inmersivo, casi meditativo. Huye del formato informativo y apuesta por la experiencia sensorial con largas tomas de brumas entre los árboles, primeros planos de crines ardiendo bajo el sol, y silencios solo interrumpidos por el chasquido de ramas secas o el relincho de un caballo.
No hay voz en off que lo explique todo; el espectador tiene que leer el paisaje, interpretar miradas y convivir con la incertidumbre. Este enfoque puede ser profundamente evocador, o frustrante, según el estado de ánimo del espectador. No busca emocionar a golpe de música épica, sino invitar a observar.
La verdad animal
En un documental como este, los “actores” no son como tal actores, pero cumplen su papel con verdad absoluta. Los caballos salvajes son imponentes y nobles, metáfora perfecta de resistencia. La gente, curtida por el sol y el humo, hablan poco pero transmiten mucho, décadas de convivencia con un territorio que aman y temen por igual. Los encuentros entre animal y humano tienen una carga emocional más potente que cualquier discurso.
No hay discursos heroicos, ni épicas impostadas, aquí el heroísmo consiste en seguir levantándose al día siguiente aunque el cielo huela a ceniza. Ese tipo de resistencia callada, sin necesidad de grandes declaraciones, tiene más impacto que cualquier monólogo escrito.
Cámaras que escuchan
La fotografía es el alma invisible de El rugir de las llamas. Los tonos secos del verano gallego se mezclan con la humedad oscura del bosque, creando un contraste visual que transmite la fragilidad del equilibrio natural. Hay planos tan cuidados que rozan lo pictórico, pero nunca se sienten artificiosos. Todo está mezclado como una partitura donde la tensión sube y baja sin subrayados evidentes.
El montaje también muestra inteligencia, no acelera innecesariamente, respeta los ritmos del lugar, a veces parece lento pero lo es porque el campo es así, y ahí reside parte de su fuerza, no intenta adaptar la realidad al lenguaje frenético del espectador urbano, sino que obliga al espectador a adaptarse al pulso de la tierra.
Conclusión de 'El rugir de las llamas'
El rugir de las llamas destaca más por su atmósfera que por su relato, no intenta educar con datos, sino concienciar desde la vivencia directa. Para algunos será hipnótico; para otros, algo distante o lento, pero sin duda aporta una mirada distinta, no sobre el desastre, sino sobre la delicada armonía que se pierde cuando el fuego gana.
Únete a nuestro CANAL DE TELEGRAM