Escrita y dirigida por Gabriel Mascaro, El sendero azul está interpretada por el popular actor brasileño Rodrigo Santoro (300, 7 prisioneros) y la veterana Denise Weinberg en el papel de una septuagenaria que se rebela contra un destino elegido para ella por los demás y decide embarcarse en un viaje en busca de libertad. Una road movie por el Amazonas con una protagonista llena de energía y ganas de vivir. Premio del Jurado Joven a la Mejor Película de la Sección Oficial Internacional en la 70 edición de la Seminci y Oso de Plata Gran Premio del Jurado en la 75ª Berlinale. Estreno el 12 de diciembre de 2025 en salas de cine españolas.



El sendero azul

Crítica de 'El sendero azul'

Ficha Técnica

Título: El sendero azul
Título original: O Último Azul / The Blue Trail

Reparto:
Denise Weinberg (Tereza)
Rodrigo Santoro (Cadu)
Miriam Socarrás (Roberta)
Adanilo (Ludemir)
Rosa Malagueta (Esmeraldina)
Clarissa Pinheiro (Joana)
Dimas Mendonça (Ivan)
Daniel Ferrat (Bruno)
Heitor Lóris (Daniel)
Rafael César (Dalson)
Isabela Catão (Vanessa)
Daniela Reis (Junia)
Diego Bauer (Genivaldo)

Año: 2025
Duración: 86 min.
País: Brasil
Director: Gabriel Mascaro
Guion: Gabriel Mascaro, Tibério Azul
Fotografía: Guillermo Garza Morales
Música: Memo Guerra
Género: Aventuras. Drama
Distribuidor: Karma Films

Filmaffinity

IMDB

Tráiler de 'El sendero azul'

Sinopsis

El sendero azul acompaña a Tereza, una mujer de 77 años que recibe la notificación oficial del gobierno para trasladarse desde el pequeño pueblo donde vive, a una remota colonia de viviendas para jubilados. Allí, podrá disfrutar de “sus últimos años” mientras las generaciones más jóvenes se concentran plenamente en ser productivos. Pero Tereza se niega a aceptar este destino impuesto y decide embarcarse en un viaje transformador por el Amazonas para cumplir un último deseo. Esto marcará su vida para siempre. (Karma Films)

Dónde se puede ver la película en streaming



En busca de la libertad

El sendero azul es una fábula futurista sobre el envejecimiento dentro de un sistema burocrático asfixiante. En estrechos encuadres 4:3 seguimos a Tereza (una magnífica Denise Weinberg), de 75 años y que sigue trabajando en las cámaras frigoríficas de un matadero de caimanes. El inicio, donde baila en el frío de esa sala, marca la pauta: un cuerpo que se niega a petrificarse, un deseo de juventud que choca con la lógica de la biología.

Cuando el Estado la pone bajo tutela y quiere deportarla a "la Colonia" —una institución a la que deben acudir obligatoriamente todas las personas mayores de 75 años y en la que pierden todos sus derechos—, Tereza decide huir. Su sueño: volar una última vez. Lo que sigue es un viaje por la impresionante selva amazónica, bellamente filmado, pero también cargado de simbolismo: un barquero que de repente presenta a un caracol azul como oráculo.

Brasil es un país cubierto en gran parte por la selva amazónica. Interminables ramificaciones de vías fluviales, impenetrables manglares y selvas, un mundo lleno de especies desconocidas, mitos y secretos. Tereza se lanza ahora a esta gran incógnita. ¿Cuándo habría podido hacerlo si no?. Primero estaban los problemas económicos, que todos aquí parecen tener, luego un hijo y dos trabajos a la vez; sin tiempo ni recursos para satisfacer sus necesidades y deseos personales. Su viaje se convierte en un tardío empoderamiento personal, que comienza como un tímido intento de reservar un vuelo por última vez antes de la jubilación forzosa y pronto desemboca en una auténtica huida de las autoridades.

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Escenario surrealista sin efectos especiales

Una entretenida road movie que fluye y serpentea por el agua en una pequeña aventura donde nos encariñamos con la anciana rebelde que recupera el control de su vida y lucha por su libertad personal con una simpatía obstinada y una serenidad inteligente. Su odisea por la selva se convierte en un acto tardío de empoderamiento, en un nuevo comienzo y en una huida de la vida.

La distopía de un futuro próximo no se escenifica de forma espectacular con muchos efectos especiales, no son necesarios, se hace creíble con pocos recursos, pero muy bien empleados, desde la grúa para ancianos hasta la vendedora del mercado que menciona de pasada que un niño ha escondido a su abuelo y ha sido detenido.

Gabriel Mascaro consigue construir hábilmente su escenario surrealista sin grandes decorados ni trucos CGI: bastan unas pocas escenas con llamativos accesorios, la banda sonora synthwave de Memo Guerra, y la mención de lugares que o bien se encuentran lejos de la región amazónica por la que viaja Tereza, o bien han sido ligeramente modificados fonéticamente, o bien no existen en absoluto. El uso de luz natural, pero también de neón, envuelve el mundo en un velo onírico y contribuye a crear una atmósfera triste, acorde con el tema de la película.

The Blue Trail filme

El edadismo y el autoritarismo

Además del edadismo, El sendero azul explora otros temas presentes en toda la filmografía de Gabriel Mascaro: el papel de la fe en su país, aún profundamente religioso, la naturaleza virgen y cómo el ser humano la moldea a su antojo. A veces, la crítica asociada a ello se reconoce fácilmente en los neumáticos apilados a la orilla del río, otras veces se camufla de forma más sutil tras imágenes de peces con una gradación de color impresionante.

La historia de El sendero azul se inscribe en un contexto de gran actualidad: Brasil envejece cada vez más rápido, con casi el 11 % de su población ya mayor de 65 años. Si bien el cambio demográfico aún no ha alcanzado la magnitud de los países europeos, la tasa de natalidad en el país más grande de Latinoamérica, de alrededor de 1,6 hijos por mujer, se encuentra actualmente en un mínimo histórico. Si bien en muchos lugares aún es habitual que los hijos cuiden de sus padres y abuelos, surge la pregunta de cómo se quiere abordar en el futuro el envejecimiento de la población.

La "colonia", la prisión para ancianos, nunca se muestra. Las alusiones al edadismo y a las estructuras autoritarias son sutiles, y tienen un humor lacónico. Gabriel Mascaro no pretende hacer una crítica rígida e incisiva del sistema de su país y más allá, sino más bien una alegoría plausible y llena de humor sutil. Para su realismo mágico, encuentra metáforas e imágenes poéticas muy personales que tienen que ver, entre otras cosas, con la baba alucinógena de un caracol azul, y descubrirlas constituye gran parte del placer de esta original película.

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Conclusión de 'El sendero azul'

Gabriel Mascaro nos muestra esta aventura en el que quizá sea el formato de imagen más bello que ofrece el cine, 4:3, que enmarca la mirada y al mismo tiempo le da espacio para vagar. Hojas que flotan en la superficie del agua, esculturas cubiertas de musgo en un parque de atracciones abandonado, peces de colores danzando. En El sendero azul, la naturaleza no es un peligro salvaje, sino un refugio maravilloso, un espacio libre, un contrapeso equilibrador a la obsesión estatal por la eficiencia y la optimización.

El Sendero Azul es una película de ingeniosas ideas, bellas imágenes, y rica en momentos fascinantes, pero el conjunto parece a veces demasiado artificial como para enganchar por completo. El elemento más intrigante de la película es "La Colonia", cuya amenaza, lamentablemente, permanece fuera de la pantalla. Con ello, Mascaro opta por la sugerencia, y eso provoca que la tensión dramática no se resuelva por completo. Por lo tanto, El Sendero Azul es una película que se admira más que se disfruta: magníficamente concebida, brillantemente interpretada, pero con una dirección demasiado rígida.

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Eduardo Gil Rodríguez
Mi afición por el séptimo arte y el gusanillo por escribir me llevaron a crear Cinemagavia. El cine, por supuesto, siempre que puedo, en versión original. Licenciado en Periodismo, Community Management, Ventas, Marketing.... Muy fan del programa de TVE Días de Cine al que le debo gran parte de mi pasión por el cine.
el-sendero-azul-pelicula-critica-estreno-cineEl Sendero Azul es una película de ideas e imágenes, rica en momentos fascinantes, pero el conjunto parece a veces demasiado artificial como para enganchar por completo. El elemento más intrigante de la película es "La Colonia", cuya amenaza, lamentablemente, permanece fuera de la pantalla. Con ello, Mascaro opta por la sugerencia, y eso provoca que la tensión dramática no se resuelva por completo. Por lo tanto, El Sendero Azul es una película que se admira más que se disfruta: magníficamente concebida, brillantemente interpretada, pero con una dirección demasiado rígida.

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