El pasado 29 de marzo se estrenó El sonido oculto en el Teatro Pavón de Madrid. Esta versión corre a cargo de Juan Carlos Rubio, quién también se ha encargado de la dirección escénica. Para este thriller psicológico de Adam Rapp han contado con Toni Acosta y Omar Ayuso como principales protagonistas. Éxito de público y crítica en Broadway, ahora llega a Madrid hasta el 14 de mayo, convirtiéndose en uno de los estrenos principales del conocido espacio teatral madrileño.



Estreno de El sonido oculto

Crítica de 'El sonido oculto'

Ficha Técnica

Título: El sonido oculto
Título original: The Sound Inside

Reparto:
Toni Acosta (Julia Martín)
Omar Ayuso (Hugo Barroso)

Duración: 80 min. apróx.
Dirección: Juan Carlos Rubio
Versión: Juan Carlos Rubio
Dramaturgia: Adam Rapp
Escenografía:
Curt Allen Wilmer y Leticia Gañán (AAPEE)
Iluminación:
Nicolás Fischtel
Música:
Mariano Marín
Ayudante de dirección:
Isabel Romero
Vestuario:
La Leona Alegre
Fotografía:
Sergio Parra
Dirección de producción:
Marisa Pino
Producción ejecutiva:
Bernabé Rico
Producción: TalYCual
, Txalo, La Leona Madre y La Alegría

Tráiler de 'El sonido oculto'

Sinopsis de 'El sonido oculto'

Del finalista al Premio Pulitzer Adam Rapp y tras su triunfal estancia en Broadway, El sonido oculto llega a España con la adaptación de Juan Carlos Rubio de este fascinante thriller psicológico que ha sacudido al público y a la crítica en Nueva York. Una función en donde nada es lo que parece y la línea entre la ficción y la realidad es casi invisible.

Julia Martín es una profesora de escritura en la prestigiosa Universidad de Salamanca. Entre libros de Dostoyevski y el frío invierno castellano conoce a Hugo Barroso, un misterioso estudiante que la visita buscando inspiración para su novela. Paradójicamente, será Hugo quien inspire a Julia para que ésta le pida un favor casi inconcebible. Julia y Hugo cargan cada uno con su propia historia: el misterio reside en cómo termina. (TEATRO PAVÓN). 



El sonido oculto
Foto de Sergio Parra

Narrar su existencia

Juan Carlos Rubio adapta una de las obras más importantes de Adam Rapp, El sonido oculto, la cual ya obtuvo gran éxito en su montaje original. Sin embargo, Rubio no se limita a traducir y respetar el trabajo de Rapp, sino que logra llevarlo ante la cultura española manteniendo la esencia y el sentido narrativo de las referencias literarias que se hacen. Por ello, consigue una coherencia en el guion, que hace que se sienta una historia más cercana, algo que se alcanza mediante pequeños detalles como trasladar la acción a Salamanca o el propio nombre de los personajes. Gracias a ello, se realiza una conexión con los espectadores que afianza el cómo se recibe el relato en el patio de butacas.

No es, en absoluto, una dramaturgia fácil, dado que conlleva un misterio constante, sacando partido a esa línea ambigua de lo que es verdad y lo que es inventado. Por lo cual, se establecen unas relaciones entre los personajes realmente complejas, que invitan a estar atento ante lo que sucede sobre las tablas. Asimismo, el uso del lenguaje es una exquisitez, al estar en sintonía con el universo literario al que quiere hacer mención. Por ende, se agradece ese cuidado de las palabras, sin perder de vista la cotidianidad que se desea dar en algunos momentos. Únicamente, el factor de tener un personaje-narrador puede llevar a ralentizar la acción en algunos momentos, restando mayor fluidez en el desarrollo. Por lo que, se podría dar mayor énfasis a la acción y no a la palabra hablada.

Teatro Pavón
Foto de Sergio Parra

Una profesora ante su estudiante

Toni Acosta y Omar Ayuso son los encargados de dar vida a Julia Martín y Hugo Barroso en El sonido oculto. En primer lugar, Toni Acosta demuestra su gran capacidad como actriz, dado que se come el escenario en todo momento. Por tanto, se puede decir abiertamente que está espléndida, maravillosa, logra potenciar cada una de las oportunidades que le ofrece su personaje. Gracias a ello, combina a la perfección esa comedia cercana con un dramatismo bien confeccionado, sutil, elegante, certero. Además, cabe recalcar que una de las razones por las que el texto logra llegar a su fin es por la manera en la que Acosta lo transmite y lo disecciona dramáticamente en la escena. Pura potencia, sostiene absolutamente la parte artística de la pieza y sale victoriosa de ella sin problema.

Después, Omar Ayuso comienza desde un misticismo algo menos dinámico de lo que podría. En consecuencia, su inicio en la pieza es algo más flojo, al no presentarse una transformación expresiva más enriquecida, sino manteniéndose en un solo tono. No obstante, a pesar de un comienzo menos logrado, según empieza a desarrollarse la pieza, va realizando mejoras que le permiten tener escenas notables. Por lo tanto, seguramente, con más tiempo sobre las tablas, irá logrando hacerse más con el personaje y no solo atinar en las escenas dialogadas, sino en el cuidado del lenguaje no verbal. Todavía puede mejorar en la forma en la que se expresa con el cuerpo, con el rostro, con el movimiento, el cual todavía está en sus primeras etapas. A pesar de ello, mantiene una conexión plausible con su compañera en escena.

Teatro Pavón
Foto de Sergio Parra

La nieve cae

Desde el primer contacto con El sonido oculto se puede ver un planteamiento muy atractivo visualmente, con una escenografía que llama ya la atención desde el primer minuto. Una composición adornada con nieve ante una clase en la que se respira la decadencia, es una perfecta carta de presentación ante lo que se va a ver sobre las tablas. También hay que valorar la posición de cada elemento, así como el uso que se va a dar de algunos de ellos en el momento de pasar a la acción. Después, el diseño de iluminación acota positivamente los distintos espacios que desea marcar en el montaje, permitiendo favorablemente establecer dónde debería estar la atención. Con respecto al espacio sonoro, hay una banda sonora acorde a la tensión que se desea generar, con una composición efectiva y sin complicaciones.

La dirección de Juan Carlos Rubio es efectiva e ingeniosa, ha sabido seleccionar una estructura que permita al espectador navegar por esa atmósfera llena de misterio, lo que indica que afianza ese sello de identidad. De esta manera, se revela una adaptación que está a la altura del material original y consigue destacar en su apartado técnico y artístico. Asimismo, se valora el simbolismo que esparce por la pieza, así como el acabado lúgubre que se merece. Por otro lado, el ritmo de la pieza es sosegado, no busca una rapidez escénica de grandes proporciones, por lo que se debe degustar de a pocos. Únicamente, para aquellos que deseen una producción más dinámica, podría aletargarse y dar la sensación de que dura más de lo que realmente hace. A pesar de ello, en su conjunto, funciona.

El sonido oculto
Foto de Sergio Parra

Conclusión

El sonido oculto logra una adaptación cercana al espectador, conservando no solo la esencia, sino ese universo literario y de misterio que se descarna de la obra original de Adam Rapp. Por tanto, se consigue potenciar la atención del espectador ante lo que pasa en escena, queriéndose desvelar qué es realidad y qué es ficción. Únicamente, pierde algo en la figura del personaje-narrador, que se hace algo fatigoso. Después, Toni Acosta brilla, siendo una de las principales razones por las que merece ver la obra. Está espléndida. Por otro lado, la propuesta escénica logra una escenografía muy atractiva, con una atmósfera acorde al sello de identidad y un despliegue técnico acertado. El suspense se adueña de la sala ante una historia que atrapa a la audiencia en su lucha entre lo real y lo fantasioso.

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