El teléfono del señor Harrigan es la última adaptación de la obra homónima del escritor Stephen King. Ya disponible en Netflix, se suma a la lista de libros de King hechos película, con títulos como El juego de Gerald, Cementerio de animales, IT, 1922, Misery o La torre oscura, entre otros.
Crítica de El teléfono del señor Harrigan
Resumen
Ficha Técnica
Título: El teléfono del señor Harrigan
Título original: Mr. Harrigan's Phone
Reparto:
Jaeden Martell (Craig)
Donald Sutherland (Mr. Harrigan)
Joe Tippett (El papa de Craig)
Kirby Howell-Baptiste (Ms. Hart)
Cyrus Arnold (Kenny Yankovich)
Colin O'Brien (Craig de joven)
Thomas Francis Murphy (Pete)
Peggy J. Scott (Edna Grogan)
Año: 2022
Duración: 105 min.
País: Estados Unidos
Director: John Lee Hancock
Guion: John Lee Hancock. Historia: Stephen King
Fotografía: John Schwartzman
Música: Javier Navarrete
Género: Terror. Intriga
Distribuidor: Netflix
Tráiler de 'El teléfono del señor Harrigan'
Sinopsis
Cuando Craig (Jaeden Martell), un chico que vive en un pueblo, entabla amistad con el Sr. Harrigan, un anciano y huraño multimillonario, entre los dos surge un peculiar vínculo a raíz de su pasión común por los libros y la lectura. Pero tras el fallecimiento del Sr. Harrigan, Craig descubre que la muerte no es el fin de todo: por extraño que parezca, resulta que puede comunicarse con su difunto amigo en el más allá a través de un iPhone. Un relato sobrenatural sobre el paso a la vida adulta que demuestra que hay lazos que nunca se pierden. (Netflix España)
Dónde se puede ver la película en streaming
La importancia de la moral
El director John Lee Hancock se encarga de traer a la gran pantalla a Craig, un niño que se hace amigo del señor Harrigan, el anciano multimillonario del pueblo de Maine en el que evidentemente se sitúa la historia. Años después, cuando este fallece, Craig se da cuenta de que puede hablarle a través de un iPhone de primera generación, hecho que desata un seguido de acontecimientos paranormales.
Como una fábula silenciosa escondida entre las miles de referencias literarias de las que presume la película, El teléfono del señor Harrigan habla de bastantes más temas de los que puede parecer en un inicio.
El señor Harrigan pronostica un futuro desalentador aunque cierto sobre internet, los teléfonos móviles y las redes sociales. Una premonición que nos deja pensando si realmente hemos hecho todo tan bien como pensamos.
Tecnología aparte, Craig también empieza a desarrollar todo su potencial. Ya no es un niño dubitativo sino que es un imberbe chaval en plena pubertad intentando conocerse a sí mismo. Sabe que la regla es adaptarse o morir, por lo que hace lo necesario para conseguir lo que se propone a la vez que pone en práctica los consejos del señor Harrigan.
Mientras, intenta lidiar con la pérdida. Su mayor problema. El señor Harrigan es la única constante en su vida, lo único que le proporcionaba una estabilidad y un propósito. Por ello le es tan complicado deshacerse de su recuerdo, de su presencia.
Estas enseñanzas sobre la muerte, el dolor, la pérdida, la soledad y la sociedad no son más que maneras de ejemplificar el paso de la niñez a la madurez de Craig. La pérdida de la infantil inocencia para caer en un mundo mucho más duro que te golpea sin razón y que te clasificará socialmente igual que hace el smartphone con los datos.
Craig tenía su lugar seguro, el sitio al que siempre debía ir tras la desestabilidad que se respiraba en su hogar con la muerte de su madre y un padre inseguro y, aunque con buenas voluntades, no lo suficientemente implicado. Cuando ese espacio seguro se derrumba, no le queda más que lamentarse aunque sea hablando con el contestador automático de su viejo amigo muerto.
Género difuso
Siendo una adaptación de Stephen King, poco podría esperarse más que El teléfono del señor Harrigan se tratase de una película de miedo. Sin embargo, no es el caso.
Es cierto que cuenta con elementos sobrenaturales propios del terror más canónico, pero no están lo suficientemente explotados como para dotar al filme de una atmósfera inquietante.
Ni la mención de fantasmas, ni los golpes, ni la banda sonora ni las increíblemente breves escenas más túrbidas consiguen que la película vaya más allá de un drama, pese a tener muchos elementos para poder hacerlo.
Y no es el género lo único difuso en la cinta. Dentro de la trama se presenta una vertiente psicológica sobre el crecimiento de Craig y otra paranormal en la que se tratan los sucesos con el fantasma del señor Harrigan. Sin embargo, parece que no llegan a fusionarse bien del todo, como si no estuviera del todo claro qué camino tomar en cada escena. Así, el coming of age de Craig se apresura mientras el misterio telefónico no se esclarece completamente.
Actuaciones nítidas
Por otra parte, pese a que no se ha hecho uso de todos los elementos que la película tenía a su disposición para crear el ambiente de suspense que debería haberse sucedido, sí que destaca la actuación y buena disposición de todo el reparto.
Comenzando con Donald Sutherland, quien no podía hacer un mejor señor Harrigan. Tan acertado que no necesita de artificios para demostrar la naturaleza de su personaje: huraño, soberbio y tacaño, pero justo con los suyos y lo suyo.
Asimismo, Jaeden Martell vuelve a demostrar que es completamente capaz de llevar el protagonismo de una película en solitario, en conjunto o como se le sugiera. Teniendo en cuenta sus últimas apariciones en el cine y la televisión, se podría decir que tiene futuro dentro del cine de suspense y terror.
Como personajes secundarios, más comedidos aunque bien presentados, destaca Kirby Howell-Baptiste como la entregada profesora, Cyrus Arnold encarnando al problemático matón de instituto y Joe Tippett como el padre afligido.
Conclusión de 'El teléfono del señor Harrigan'
El teléfono del señor Harrigan es una correcta adaptación de la obra de Stephen King que peca de prudente para con el cine de terror. Con unas interpretaciones más que aprobadas que en ocasiones parecen cargar con el peso de la trama, se constituye un relato entretenido aunque a ratos repetitivo que nos deja con una interesante reflexión sobre las nuevas tecnologías, las fake news y el duelo.
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