Enrique Simón es un actor palentino, nacido el 8 de octubre. A los 16 años realizó su primera incursión en el mundo teatral con "De cómo morir en 20m de papel estraza", escrita por él mismo. Desde entonces, ha estado en vuelto en multitud de proyectos sobre las tablas. Desde títulos como "Eduardo II. Rey de Inglaterra", "El proceso. Kafka" hasta "5 gays.com" o "La Bella Maguelone". Por otro lado, en cine y televisión también ha realizado una carrera prolífica, con títulos como "La noche de la ira", de Javier Elorrieta, o "Los zancos", de Carlos Saura. En televisión le hemos podido ver como presentador y como actor. Como intérprete, ha estado en ficciones como "Los ladrones van a la oficina" o "Brigada Central". Actualmente, protagoniza la obra teatral Conferencia sobre la lluvia, de Juan Villoro, en el Teatro Bellas Artes hasta el 28 de septiembre.
En Cinemagavia hemos tenido el placer de entrevistar a Enrique Simón, por su trabajo en Conferencia sobre la lluvia. Para comenzar, nos relata cómo llegó este proyecto a su vida. Después, nos explica la manera en la que afronta un reto interpretativo como éste. Asimismo, reflexiona con nosotros sobre el aprendizaje, la literatura y el romanticismo. Por otro lado, nos da su perspectiva sobre las relaciones interpersonales actuales, si son menos profundas. También se pronuncia sobre el avance de nuevos lenguajes teatrales, como el audiovisual y lo digital. Por último, nos desvela varios de los nuevos proyectos que vienen en su carrera profesional. ¡Y mucho más!
Resumen
Entrevista a Enrique Simón
Diego Da Costa / Cinemagavia: ¿Cómo llega a tu vida Conferencia sobre la lluvia?
Enrique Simón: Guillermo Heras, que es un erudito hecho a sí mismo que admiro. Tras dejar la Secretaría Técnica de Iberescena me puso este regalo sobre la mesa y la manera de convencerme, de vencer mis miedos ocultos, fue tan sencilla y hermosa como el trabajo que él tenía en la cabeza y creo que hemos creado. Cuando le pregunté “¿qué quieres hacer ahora, Guillermo?” me respondió, “ser feliz”.
Un proceso creativo puede originar mucha felicidad y conocimiento. Jorge Uribe siempre detalla que la felicidad se conjuga con el verbo estar. La opción y la capacidad de “ponernos felices” es una responsabilidad individual. Compartir un proceso creativo con un maestro que piensa igual, es otro regalo.
El escenario y el actor
Diego Da Costa / Cinemagavia: Es un reto interpretativo de gran nivel, donde solo estás tú solo en escena, ¿qué es lo más difícil a la hora de afrontar este texto?
Enrique Simón: El texto es escurridizo para una trama interpretativa, para el arco emocional. Es poético, tan hermoso que no quiero cambiar una coma, y hay que contarlo desde el primer segundo con una implicación emocional absoluta. Esto me requiere un mapa emocional muy sólido, no me basta con tener al dedillo el texto hasta desaparecer, cuando entro en la cazuela de emociones donde lo vivo, “suceden cosas” maravillosamente inesperadas fuera y dentro, sucede la vida que hay que aprovechar y para ello ese mapa es… “como un libro de consulta, que no es necesario contrastar pero su mera presencia da seguridad en el saber” que diría el bibliotecario, para no perderme y volver al camino, a la ruta emocional que narra. Así surgen los espacios maravillosos y únicos, plenos de compromiso, entrega y confianza.
No tener prisa, no precipitar decisiones por un análisis de texto erróneo, por el miedo a transitar algo que emocionalmente no está acabado de definir valiéndome de las directrices de Guillermo, ha sido otro de los desafíos personales en el proceso de trabajo. Esto, en este juego donde nadie muere de verdad ni nos va la vida en ello, ha aportado al trabajo una mesura y riqueza buena, “como la de la lluvia de Pessoa, esa que cae suavemente en diagonal”, como nos señala el personaje, o el txirimiri o el orballu... por acercarlo más a nuestros poetas.
Y el ejercicio eterno del actor, poner el foco exclusivamente en lo que toca y descartar todo lo demás, como una meditación. Cuando sucede vuelas y deja de estar ese yo, que es un lastre pesado. Es un desafío y un acto de amor para mí, por la confianza y entrega absoluta.
La pérdida del romanticismo
Diego Da Costa / Cinemagavia: La obra es una reflexión de la propia vida, pasando por multitud de referencias literarias para ilustrarlas. Sin embargo, en una época marcada por las tecnologías y la inmediatez, ¿crees que se ha perdido el romanticismo del aprendizaje desde la literatura?
Enrique Simón: Aprendizaje, literatura y romanticismo un totum, interesante.
Nunca se perderá el aprendizaje, somos gregarios y tenemos hasta neuronas espejo. Nos valemos de lo que tenemos a mano para aprender y luego nos toca buscar, elegir. Otra cosa es lo que aprendemos y a quien sirve. Las culturas que cultivamos.
Matar a alguien puede responder a un tipo de cultura y salvarlo a otro. Todo es cultura… hasta la manera de amar o cómo creemos hacerlo lo es. Nuestras elecciones nos configuran, incluso elegir no elegir responde a un tipo de cultura. Pero en la práctica de esa cultura sin pensamiento crítico podemos perdernos y confundirnos sin saberlo fijándonos quizá demasiado en las elecciones y culturas de los demás, no en experimentar hasta tener las nuestras, el experimento de los monos y los plátanos arriba de la escalera lo retrata muy bien. Ya no somos solo monos. Me interesa la cultura de la que provenimos para conocer las fuentes, la que buscamos porque la básica adquirida no resulta suficiente y la que decidimos cultivar cuando elegimos “aprehender”. La mezcla de las tres, es la que nos conforma.
Hay literatura buena e infumable, pero ¿cuál es cual para quién? Si se trata del arte de la expresión escrita hay para todos los gustos y si se trata de las diferentes teorías de la composición literaria, tres cuartos de lo mismo. Así que se trata de qué lees y qué quieres aprender o simplemente disfrutar, que es la mejor manera de aprender, por cierto, entrando las emociones en juego. Si se produce inmersión va bien, si no, cambia de lectura.
El aprendizaje desde la literatura conlleva una emoción, no se si es un fin que se deba separar de lo demás. Y hay literatura para todo tipo de sensibilidades, y si es buena, las amplía. En cualquier caso, lleva unos tempos y disposiciones y requiere cierto entrenamiento mental, “hay que estar fijo ante la página, mantener la tensión, el movimiento de la mente exige que se suprima el del cuerpo…” dice el Bibliotecario. La práctica se adquiere andando… Las distracciones ahora son o pueden ser más intensas por eso la comunicación en 25 caracteres es un triunfo enorme. Vamos perdiendo la curiosidad en aras de la seguridad. Creemos que sabemos. Nos defendemos demasiado del mundo creyendo que nos va a robar la cartera, cuando es el mundo y la vida la que nos aporta la riqueza.
Y en cuanto al romanticismo… a la poesía… viene dado por lo anterior, dale tiempo. Y si no se lo das/damos da igual, porque al final el agua llega al mar. Cuando surgió el romanticismo como concepto dio prioridad a los sentimientos en una época de ilustración, pero el efecto de emocionarse ante la belleza de lo que se considere bello ya estaba de antes de Stendhal. Da igual cuándo y dónde se produzca, cuando la emoción y la razón se desconectan, algo falta y falla, algo nos perdemos. ¿Dónde queda, por ejemplo, la intuición? Una y otra siempre se cuelan por las rendijas de su alter cuando la otra intenta rechazarla.
El amor y la reflexión
Diego Da Costa / Cinemagavia: De las referencias que se hacen durante la obra, ¿cuál es la que te impresionó más y qué reflexión pudiste extraer de ella?
Enrique Simón: Elegir uno de tantos “chubascos literarios”, como los define el personaje, sería injusto para las demás “lluvias”. Pero hay dos reflexiones muy universales y por tanto absolutamente vigentes. Una partiendo de la reflexión de Dante en El Purgatorio, que en 1300 nos recuerda lo que señalaba antes, que “en las condiciones más duras que podamos atravesar, un impulso nos permite ascender mentalmente hasta cambiar nuestro universo, nuestro propio cielo”. No es lo que sucede sino cómo lo miramos y procesamos, eso que llama el Biblotecario “Alta Fantasía”. Y que otorgándolo a la mirada de los poetas, de los creadores, descubre que está en su mano, está a mano de todos.
Diego Da Costa / Cinemagavia: El amor es uno de los temas universales y en esta obra también se aborda, ¿es imposible hablar de la vida sin hablar del amor, en algunas de sus facciones?
Enrique Simón: Esta es la otra referencia a la que me refería, cómo el personaje vive lo que considera “amar” en sus diferentes estadios de vida. Esa definición que puede resultar tan paradójica y quizá contradictoria para algunos de lo que significa para él, creo que retrata la universalidad de muchos actos pasionales o racionales a veces paradójicos, contradictorios, que vivimos como conflicto y llamamos amor, cuando puede llegar a ser justo lo contrario. Retrata un proceso de maduración con tres momentos hito, tres lecturas tan diferentes, vividas desde sus entrañas de manera tan diferente. La última, es clave en el cierre epílogo de la función y su definición.
La separación de lo emocional y lo físico
Diego Da Costa / Cinemagavia: Se habla también de la separación de lo emocional, de lo qué es la persona, del disfrute de lo carnal, del organismo. ¿Vivimos en una época en la que cada vez se quiere saber menos en profundidad de la otra persona?
Enrique Simón: Vivir es cuestión de tiempo, hacerse a sí mismo, crearse a un@ mismo con arte requiere más atención. La satisfacción inmediata tan sobrevalorada, nos dificulta incorporar el resto de los procesos que requerimos para cierta madurez. Confundir la felicidad con la recompensa adictiva puede llevar a separarnos de una parte de nosotros mismos, es un lío.
Cuando el Bibliotecario vive esa satisfacción también retrata las carencias que le supone esa separación emocional. Es algo que va mucho más allá y es mucho más sutil que los 5 sentidos tan sobrevalorados, todo tiene mucho más sentido y sentidos, estos tan solo son herramientas para llegar a las puertas del cielo y entrar en él. No basta con querer, hay que querer querer, insiste Uribe. No basta con comprarse un piolet, hay que entrenar. Y creo que así es.
La pasión de escribir
Diego Da Costa / Cinemagavia: Llama la atención como el personaje, en un momento, habla sobre por qué no tiene necesidad de escribir un libro. No obstante, contrasta como en los últimos años cada vez son más figuras públicas, que no son escritores, los que sacan libros, desde youtubers hasta personajes como Belén Esteban. ¿Hay cierto endiosamiento cultural, o se atribuye un aspecto elevado al hecho de tener un libro en el mercado? ¿Se ha perdido la verdadera pasión de escribir libros?
Enrique Simón: Quizá ha leído muchas verdades, es cierto que cada cual tiene la suya y a veces es tan fascinante la de los demás y el pensamiento que conduce a cada una... que tenga prudencia a la hora de subrayar su propia verdad, que la tiene y descubre durante la función. Esas dudas le posicionan en un lugar desde el que conoce horizontes más amplios, aunque no superados por él mismo, como evidencia. Claro que señala y juzga el éxito y el mercado como un valor relativo no siempre saludable. Aunque también afectado por su temor al fracaso, solo tenemos que ver a quienes hacemos líderes, cuáles son algunas de esas referencias sociales, creo que fruto de esa dificultad o miedo para ejercitar el pensamiento crítico.
Yo no quiero juzgar. La pregunta es qué tipo de literatura se crea, por qué se crea y cuántas y qué personas la leen. Pero ni el ego ni la perversión nacieron este siglo ni tampoco el virtuosismo, cada cual que se analice, es la única revolución en la que creo. Continuamos siendo capaces de lo mejor y lo peor de nosotros mismos y continuamos avanzando. Es fascinante hasta dónde llegan nuestras capacidades aún por descubrir.
El avance teatral
Diego Da Costa / Cinemagavia: El paso del tiempo, la innovación tecnológica y la pandemia han acelerado el espacio de nuevos lenguajes en el teatro. ¿Cómo vives estos cambios, donde cada vez hay más apuestas en las que confluyen lo audiovisual, lo digital y lo teatral?
Enrique Simón: Robert Lepage nos recordaba que en la narración en torno a una hoguera no existía solo la palabra. También la luz del fuego y su crepitar, las sombras proyectadas, la resonancia entre las piedras o el sonido de las hojas entre las palabras... Puede cambiar el tipo de hojas, fuegos y sombras, ampliar los recursos, pero tan solo son recursos con los que se sigue experimentando.
En arquitectura hay un proceso entre el románico, el churrigueresco y el nacimiento de una arquitectura más moderna en función de los recursos… las necesidades y los miedos. Lo barroco, lo rococó puede o no sobrecargar, pero tan solo son búsquedas ante unas necesidades. Todo puede convivir con lo simple. El asunto es ¿cuál es la necesidad?, ¿qué quieres contar? No descarto nada, me quedo con lo sencillo, con lo que suma y se alinea, eliminando lo que oculta. Y experimento con ello, pero la desnudez es irresistible y no lo olvido. Sencilla y tan compleja, tan completa...
Diego Da Costa / Cinemagavia: A pesar de esta creación de nuevos espacios transversales con lo audiovisual y digital, ¿la casa del teatro siempre será lo presencial? ¿Es imposible entender el teatro, de otra manera?
Enrique Simón: El teatro es efímero, es esa misma narración de la hoguera en directo, en vivo. Es un acto de amor que empieza y termina con cada función. Hubo un tiempo que me cuestionaba el enorme trabajo que exige llegar a cada función, cada acto único que no deja huella… hasta que entendí el desapego, qué es un mandala, o el poema de Kavafis de Itaca, y lo incorporé. Hasta que entendí el amor.
Lo próximo de Enrique Simón
Diego Da Costa / Cinemagavia: Estáis hasta el 28 de septiembre en el Teatro Bellas Artes, ¿qué es lo que viene con Conferencia sobre la lluvia? ¿Tienes luego más proyectos que nos puedas contar?
Enrique Simón: El próximo año preparo una road movie con Emilio Barrachina, con algunas referencias de mi santoral cinematográfico como Straight Storie de Lynch y Amanece que no es poco, de Cuerda. Levantar una peli es duro y parece que en este caso ha ayudado el recibir este año el Premio al Mejor Actor en el Festival Internacional de Cine de Nueva York por Tristesse, junto al de mejor director, peli y guion. Un resultado de equipo.
Trabajo en un proyecto audiovisual próximo para televisiones, plataformas y redes que acaricio desde hace años y toca un tema fascinante y universal desde una perspectiva maravillosa, atractiva, sugerente y creo que muy necesaria. El poder de la comunicación a favor de lo saludable, de la alegría en una aparente paradoja muy potente. Está muy cerquita. Se conocerá en breve
He creado El Mentidero de los Milagros, Mentidero Madrid, y tras haber arrimado el hombro tantos compañeros y empresas para hacer posible esta primera edición, es obligado ponerlo en el lugar que le corresponde honrando lo que supone y proyecta. La pag web estará en pocos días abierta.
Y esta propuesta teatral de Conferencia sobre la lluvia tiene una continuidad con HOMOMOH, Homo troglodythes, otro unipersonal que escribí previamente con Fermín Cabal con teatro gestual y textual, audiovisual, música, danza y acrobacia aérea cuya creación y formación nos llevó tres años de proceso y dos míos de preparación. Continúa el proceso, alineando todo ello hasta la sencillez, hasta esa desnudez. Curiosamente, Guillermo Heras y Fermín Cabal formaron parte de la creación de Tábano, grupo mítico y uno de los referentes y baluartes del teatro contemporáneo español por “jugar trabajando”, lúcidos, aportando tanto en unas circunstancias tan difíciles. Otro regalo para mí estar cerquita de tanto talento.
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