Fotogénico, la ópera prima de los directores Marcia Romano y Benoît Sabatier, es una tragicomedia que sigue a Raoul, un padre que viaja a Marsella para descubrir los motivos detrás de la muerte de su hija. En su búsqueda de respuestas, se sumerge en el mundo underground de la ciudad, descubriendo facetas desconocidas de la vida de su hija, incluyendo su participación en una banda femenina de rock. Con un tono irreverente y disparatado, la película explora temas como el duelo, la música y la búsqueda de conexión humana.
Fotogénico ha generado expectación tras su estreno en la sección ACID del Festival de Cannes y ha sido seleccionada en la sección Voyages del Atlántida Mallorca Film Fest 2025 (del 27 de julio al 27 de agosto en Filmin). Una comedia excéntrica y entrañable, avivada por el calor, el espíritu "punk" y una inesperada ternura.
Crítica de 'Fotogénico'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Fotogénico
Título original: Fotogenico
Reparto:
Christophe Paou (Raoul)
Roxane Mesquida (Lala)
Angèle Metzger (Tina)
John Arnold (Lekooze)
Año: 2024
Duración: 94 min.
País: Francia
Director: Marcia Romano, Benoît Sabatier
Guion: Marcia Romano, Benoît Sabatier
Fotografía: Nicolas Eveilleau
Música: Stéphane Bodin, François Marché
Género: Comedia. Música
Distribuidor: Filmin
Tráiler de 'Fotogénico'
Sinopsis
Raoul viaja hasta Marsella para averiguar los motivos de la muerte de su hija con poco más que algunos nombres de las personas con las que se juntaba y direcciones de los lugares que frecuentaba. Nada encaja: todo es un caos. Nada parece real, excepto el álbum de que ella grabó antes de morir. (Filmin)
Duelo y revelaciones
El viaje del protagonista a Marsella funciona más como un pretexto narrativo que como un trayecto emocional genuino. Sí, el descubrimiento de la banda de rock femenina en la que su hija participaba abre la puerta a reflexionar sobre las identidades ocultas de los seres queridos, pero Fotogénico nunca se sumerge de lleno en esas tensiones.
Los hallazgos parecen resolverse demasiado rápido, sin dar al espectador tiempo para conectar con la carga emocional que deberían generar. Al final, lo que podría haber sido un viaje transformador queda en una sucesión de episodios que, aunque tienen momentos puntuales de interés, no terminan de construir una narrativa sólida.
Un tono que se diluye
La dupla de directores, Marcia Romano y Benoît Sabatier, apuesta por un tono sobrio y contemplativo, la cámara observa al protagonista de forma distante, siguiendo sus pasos por las calles de Marsella como si se tratara de un fantasma en busca de respuestas. La intención es clara, transmitir el vacío interior del personaje, sin embargo, esta aproximación, en lugar de invitar al espectador a empatizar, lo aleja de la experiencia.
El ritmo resulta lento y monótono, con escenas que parecen alargarse más de lo necesario sin aportar nueva información ni emoción. Se aprecia un intento de crear atmósferas cargadas de silencios, pero los silencios solo funcionan cuando detrás de ellos late un conflicto tangible, y aquí muchas veces parecen puro vacío.
Un protagonista contenido, pero limitado
El peso del relato recae sobre Christophe Paou, que encarna al padre, cuya interpretación es sobria y correcta, pero a veces demasiado plana. La contención dramática puede ser un recurso valioso, sobre todo en historias de duelo, pero aquí acaba jugando en contra, porque el personaje nunca muestra grietas reales por donde el espectador pueda entrar. Es como si el dolor estuviera siempre bajo llave, y esa falta de desgarro termina transmitiendo frialdad.
Escenario desaprovechado
Visualmente, Fotogénico tiene algunos aciertos, la ciudad de Marsella se muestra con una mezcla de belleza decadente y vibrante caos urbano. Sin embargo, en lugar de convertirse en un personaje vivo, la ciudad acaba reducida a simple telón de fondo. La fotografía, de tonos apagados, parece reforzar el duelo, pero le falta imaginación y dinamismo para transmitir las múltiples capas de la historia.
Conclusión de 'Fotogénico'
Fotogénico es un ejemplo de cómo una premisa potente puede diluirse por falta de riesgo narrativo y emocional. El resultado es una película correcta en lo formal, pero con poco pulso vital, que no consigue emocionar ni dejar huella en el espectador. Una oportunidad perdida para convertir el duelo y la música en una experiencia cinematográfica memorable.
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