Fréwaka, película de folk horror irlandés dirigida por Aislinn Clarke (The Devil's Doorway), se estrenó en Filmin el pasado 1 de agosto, como parte de la sección Noirs & Fantastiques del Atlàntida Mallorca Film Fest 2025. Es una de las propuestas más singulares del cine fantástico europeo reciente, al tratarse del primer largometraje de terror rodado casi completamente en irlandés. La película ha pasado por algunos de los festivales más prestigiosos. Destaca su estreno en el Festival de Locarno, su paso por el BFI London Film Festival, el Festival de Sitges, donde obtuvo el premio a Mejor Banda Sonora Original, y el Festival de Gijón. Se puede leer aquí otra crítica realizada por Cinemagavia de esta película.
Crítica de 'Fréwaka'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Fréwaka
Título original: Fréwaka
Reparto:
Bríd Ní Neachtain (Peig)
Clare Monnelly (Shoo)
Aleksandra Bystrzhitskaya (Mila)
Olga Wehrly (Deirdre)
Grace Collender (Peig de joven)
Mícheál Óg Lane (Daithí)
Oisín Ó Maoileoin (Niño extraño)
Tara Breathnach (La madre)
Año: 2024
Duración: 103 min.
País: Irlanda
Director: Aislinn Clarke
Guion: Aislinn Clarke
Fotografía: Narayan Van Maele
Música: Die Hexen
Género: Terror
Distribuidor: Filmin
Tráiler de 'Fréwaka'
Sinopsis de 'Fréwaka'
Una cuidadora acude a una apartada aldea para atender a una mujer que vive recluida, obsesionada con que Na Sídhe, un ser de la mitología irlandesa similar a las hadas, la secuestró durante su noche de bodas.
Dónde se puede ver la película en streaming
Viaje por Irlanda
La trama se mueve entre el drama psicológico y el folk horror, un género que ha encontrado en la Irlanda profunda un terreno fértil para florecer. Lo más interesante es la ambigüedad con la que se plantea, ¿estamos ante una víctima traumatizada por un suceso humano y terrible, disfrazado de superstición, o realmente existe un elemento sobrenatural que habita los bosques y praderas de la región?
Esa frontera difusa es lo que da fuerza a la historia, aunque por momentos la narrativa se vuelve irregular, con escenas que parecen estancarse más de lo necesario y un ritmo que puede poner a prueba la paciencia del espectador.
Lo que no se puede ver
Aislinn Clarke ya había demostrado en anteriores trabajos su interés por las tensiones entre religión, trauma y lo femenino. Aquí lo retoma desde una óptica más mitológica, con una puesta en escena contenida pero atmosférica. Su dirección se apoya en la capacidad de sugestión, no muestra demasiado, deja que las sombras, los silencios y los paisajes hablen.
Sin embargo, hay momentos en los que la película Fréwaka parece dudar de sí misma, atrapada entre querer ser un drama psicológico sobre la fragilidad mental de sus personajes y un relato de terror folclórico más visceral. Esa indecisión narrativa le resta contundencia, aunque refuerza la sensación de extrañeza que quizá la directora busca provocar.
Miradas que hablan
El peso de Fréwaka recae en la cuidadora y en la mujer recluida, dos personajes que se sostienen sobre la vulnerabilidad y el desconcierto. La primera transmite con acierto la incomodidad de quien se adentra en un mundo cerrado, lleno de normas no escritas y de secretos que no le pertenecen. La segunda, por su parte, construye un retrato convincente de obsesión, miedo y fragilidad, moviéndose siempre en el límite entre la víctima y la enajenada.
Paisajes que respiran oscuridad
En el plano técnico, la película Fréwaka encuentra su mayor virtud. La fotografía es oscura, húmeda, cargada de nieblas y verdes apagados que transmiten perfectamente el aislamiento de la aldea. No es un terror de sobresaltos ni de efectos grandilocuentes, sino de ambientes que se adhieren a la piel. Cada plano parece diseñado para sugerir que hay algo más allá de lo visible, un mundo paralelo en el que lo sobrenatural acecha sin mostrarse del todo.
Conclusión de 'Fréwaka'
Fréwaka es un ejercicio interesante dentro del folk horror, capaz de atrapar por su atmósfera y su aproximación a la mitología irlandesa, pero que no termina de brillar por completo. Su mayor virtud está en la construcción de un ambiente inquietante y en la ambigüedad que deja al espectador en duda constante entre lo psicológico y lo sobrenatural. Sin embargo, su narrativa irregular y su falta de decisión entre el drama íntimo y el terror de raíz folclórica hacen que la experiencia sea menos intensa de lo que podría haber sido.
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