Gagarine es la ópera primera de los directores Fanny Liatard y Jeremy Trouilh que además también se hacen cargo del guion junto a Benjamin Charbit. Este drama cósmico está protagonizado por Alseni Bathily en su debut como actor, Lyna Khoudri (Papicha: sueños de libertad), Jamil McCraven (Nocturama), Finnegan Oldfield (Bang Gang: una historia de amor moderna), Farida Rahouadj (Les Côtelettes), Denis Lavant (Chico conoce chica). El largometraje fue nominado al Premio Discovery en el Festival de cine Europeo EFA, nominado a mejor Ópera Prima en los Premios César, selección oficial en el Festival de Cannes y Premio a mejor actor a Alseni Bathily en el Festival de Cine de Sevilla. Estreno en salas de cine españolas el 13 de abril de 2022.
Crítica de 'Gagarine'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Gagarine
Título original: Gagarine
Reparto:
Alseni Bathily (Youri)
Lyna Khoudri (Diana)
Jamil McCraven (Houssam)
Finnegan Oldfield (Dali)
Farida Rahouadj (Fari)
Denis Lavant (Gérard)
Año: 2020
Duración: 95 min.
País: Francia
Director: Fanny Liatard, Jérémy Trouilh
Guion: Jérémy Trouilh, Benjamin Charbit, Fanny Liatard
Fotografía: Victor Seguin
Música: Amin Bouhafa, Evgueni Galperine, Sacha Galperine
Género: Drama
Distribuidor: Karma Films
Tráiler de 'Gagarine'
Sinopsis
Yuri de 16 años ha vivido siempre en las Torres Gagarine en las afueras de París y sueña con ser astronauta. Cuando se entera de los planes para demoler todo el bloque de apartamentos, Yuri se embarca junto a sus amigos Diana y Houssan en una misión para salvar el edificio, transformándolo en su peculiar «nave espacial» antes de que desaparezca en el espacio para siempre. La película fue rodada en colaboración con todos los residentes reales de las torres, en el momento álgido del conflicto sobre la demolición del proyecto de viviendas Cité Gagarine, en Ivry-sur-Seine. (Karma Films)
Dónde se puede ver la película en streaming
Un homenaje a Gagarine
Yuri, un adolescente de 16 años vive solo en el 8.º piso del barrio “Gagarine” ubicado en las afueras de París llamado así en homenaje al primer cosmonauta que viajó al espacio. Este adolescente se encuentra en una vorágine de sentimientos que estriban entre la pérdida inminente de su hogar por la demolición del edificio a causa de una estructura que apenas se sostiene, la incertidumbre de no saber si volverá a ver a su madre, y un deseo inalcanzable de ser astronauta posiblemente ayudado por aquel que da nombre a su barrio: Yuri Gagarine.
Este joven intenta mejorar el lugar para demostrar que todavía puede perdurar en el tiempo y despertar en el vecindario sentimientos mucho más profundo que recuperen esa identidad perdida. Ese motivo que lo hace tan especial que unió durante mucho tiempo a su gente. A esta difícil aventura se suman Diana y Houssam que, durante un tiempo, serán un gran apoyo en esta lucha.
El barrio de Gagarine. Un poco de contexto
El film que nos ocupa comienza con unas imágenes de la inauguración del barrio de Gagarine que inaugura el primer cosmonauta que fue al espacio y al que se le atribuye su apellido, Yuri Gagarine.
Este barrio estaba ubicado en el suburbio comunista de Ivry-Sur Seine, al sureste de París, en la periferia. Su estructura recuerda al modelo de los bloques de viviendas soviéticas, así que por todas estas razones no nos debe de extrañar que lleve el nombre de este cosmonauta soviético.
Estos bloques de viviendas sociales estaban constituidos por 13 bloques de viviendas de un total de 400 apartamentos equipadas con las comodidades que ningún obrero pensó tener nunca. Pero Gagarine fue una realidad para muchos de ellos.
Con la crisis del petróleo de los años 70 muchos de sus habitantes fueron cayendo en la pobreza y el barrio entró en una crisis difícil de levantar. En su lugar comenzó a aparecer la delincuencia como modo de subsistencia, algo que terminó por señalar al barrio como un lugar peligroso.
La estructura del edifico se deterioró, la dejadez y el olvido propiciaron su desaparición.
La demolición era inminente con pretensiones de erigir en la zona un ecobarrio que sustituyera a Gagarine.
La destrucción de Gagarine marca el final de una época e inicia un abismo de incertidumbre en sus gentes.
Sentimiento de un barrio
Desde tiempos prehistóricos, el ser humano se ha movido en tribus, clanes o grupos porque era una manera de socializarse, protegerse y evolucionar. De aquí es donde nace ese sentimiento comunitario y de cooperación. Un efecto que podría traducirse hoy en día como sentimiento de barrio.
Nuestra sociedad ha ido cambiando al igual que nuestra manera de relacionarnos. El estrés que genera la rutina que nos presenta nuestro momento, nos ha sumido en una oscilación que nos lleva de nuestro trabajo a casa y de casa al trabajo sin que podamos detenernos demasiado en la realidad que nos rodea. Nuestras redes sociales se reducen y nos conectamos con los demás a través de tecnologías que nos alejan de las personas y nos van aislando cada vez más.
Ese sentimiento de barrio se pierde porque los lazos comunitarios se debilitan, ya no existe ese componente cooperativo y de comunicación entre los vecinos. Y esto se traduce en una pérdida de identidad. Y la única solución es darse cuenta uno mismo y actuar.
De eso sabe mucho Yuri, el protagonista de Gagarine. Un joven afectado por la demolición de su barrio, de su edificio, de su hogar que decide actuar porque todavía cree que existe una esperanza, siente que si consigue unir a toda la comunidad de vecinos para detener su destrucción podrán salvar toda una vida y continuar siendo felices.
Pero Yuri, cuya gran vocación es ser astronauta, no solo va a intentar mantener la estructura del edificio para demostrar que todavía puede seguir en pie, sino que va a buscar la manera para reforzar esa unión de barrio a través de una búsqueda de identidad del mismo, y el espacio va a ser su carta astral de presentación.
Somos vecinos de la luna
Existe una creencia de que todo, absolutamente todo está estrechamente relacionado. Todas nuestras acciones tienen una reacción que nos afecta a nosotros y a todo lo que nos rodea. Todos formamos parte de una unidad llamada Universo.
Y esto en Gagarine se demuestra en el personaje de Yuri: las actuaciones de los demás tienen reacciones en el joven y a su vez sus acciones tienen consecuencias en los demás.
La filosofía cósmica piensa en el hombre no como un ser vivo en el cosmos sino como un ser cósmico en la vida.
Y en este sentido hace que crezca un sentimiento de unión más fuerte bajo esa influencia universal.
Gagarine tiene muchos ejemplos de esto. Uno de tantos sería cuando Yuri convoca a todos sus vecinos para contemplar, aunque sea por primera y última vez un eclipse solar. Este momento lo hace único e irrepetible y pretende con ello reforzar esos lazos que los unieron una vez.
La constante presencia de la luna en “Gagarine” no solo se muestra a través de sus imágenes, sino que también tiene un sentido de unión. “Somos vecinos de la luna” es una tierna canción que Yuri escucha por primera vez en el coche de su vecina cuando se está despidiendo de ella. Esta frase es una forma de conformarse y aceptar la derrota, la única esperanza de que vayan donde vayan siempre estarán conectados, siempre habrá algo que los una. Nunca estarán solos.
Y es que la destrucción de un barrio no solo afecta a una estructura física sino también emocional.
Cómo contar la historia
Una de las cosas que más atrae de esta historia es su manera de contarla a través de imágenes que te transportan por el espacio. Sorprende cómo Fanny Liatard y Jeremy Trouilh utilizan todos los elementos y los planos, muchos de ellos contrapicados de los bloques de los edificios de Gagarine que parece que toquen el cielo, para demostrar que hay una fuerte conexión entre nosotros y el universo.
La estructura de todo el edificio recuerda a una enorme nave espacial, con claras influencias a Kubrick en La odisea del espacio por la composición visual y estética que incluye el contraste de colores y la simetría de sus planos que, además, ayudan a reforzar la carga emocional de la película. También hay que añadir la música que acompaña, interpretada por un theremín, que todos recordarmos como instrumento que se utilizó para la banda sonora de la serie Star Trek.
Gran parte de la historia de Gagarine juega con las alturas: las grúas, el cielo, las vías del tren vistas desde un puente, la propia casa de Yuri, la azotea… La obsesión por el espacio en el protagonista se transmite en cada plano del filme.
El resultado es una extraordinaria composición visual que te atrapa y te introduce en su magia donde la realidad de Yuri se apoya en la ficción, esa necesidad de escapar de su existencia y sumergirse en su imaginación.
Conclusión de Gagarine
Gagarine es un precioso homenaje de Fanny Liatard y Jeremy Trouilh hacia este barrio y su gente. Un ejemplo de cómo influye en nosotros el lugar donde hemos nacido, nuestro hogar.
Pero no solo es una despedida, sino la muestra de que todo está cambiando y nosotros somos parte de ese cambio. Yuri nos demuestra lo necesario que es creer en uno mismo y luchar por conseguir nuestros sueños. Todo depende de nosotros. El cambio está en nosotros.
Reportaje de Gagarine en Días de Cine TVE
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