Hamburgo, película dirigida por Lino Escalera, estrenada el 30 de mayo de 2025 en salas de cine españolas. Se presentó en la Sección Oficial de Málaga (fuera de competición). Se trata de un thriller ambientado en el oscuro mundo de la trata de mujeres, y con claros guiños al cine negro.
Crítica de 'Hamburgo'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Hamburgo
Título original: Hamburgo
Reparto:
Jaime Lorente (Germán)
Roger Casamajor (Cacho)
Ioana Bugarin (Alina)
Asia Ortega (Ana)
Mona Martínez (Tere)
Manolo Caro (Perchas)
Tamara Casellas (Carmen)
Antonio Buil (Prada)
Lucía Paredes
Luisa Vides
Fati Fernández (Isabel)
Año: 2025
Duración: 113 min.
País: España
Director: Lino Escalera
Guion: Lino Escalera, Daniel Remón, Roberto Martín Maiztegui
Fotografía: Juana Jiménez
Música: Marius Leftarache
Género: Thriller. Prostitución
Distribuidor: Filmax
Tráiler de Hamburgo
Sinopsis
Germán (Jaime Lorente) no es un conductor normal y corriente: es el encargado del traslado de mujeres que trabajan como esclavas en clubes de alterne en la Costa del Sol. Arruinado y completamente perdido, trata de salir adelante trabajando para Cacho (Roger Casamajor), un viejo amigo de la juventud que administra varios de estos locales para una mafia local, hasta que una noche, se encuentra con la oportunidad de dejar todo eso atrás y decide arriesgarse. Lo que parece una ocasión para cambiar de vida le pondrá más en peligro que nunca. Solo le quedará una opción, la misma en la que piensan las chicas que, como Alina (Ioana Bugarin), cada noche lleva de un lado para otro: conseguir escapar. (Filmax)
Dónde se puede ver la película en streaming
GPS Roto
Hamburgo promete ser ese thriller sucio sobre prostitución y mafias en la Costa del Sol, pero termina como un seat Panda intentando perseguir a un Ferrari. Lino Escalera apuesta por la crudeza, pero olvida el combustible principal, alma.
La premisa es potente, víctimas sin voz, un antihéroe atrapado en deudas, y una Costa del Sol que escupe miseria tras el glamour, pero el giro es demasiado previsible. Los villanos son cartón mojado y la relación con Alina, la mujer que intenta salvar, carece de química y se ve muy forzada.
Luces cortas en la oscuridad
Lino Escalera filma como si tuviera prisa, planos cerrados a Jaime Lorente sudando sobre el volante, el 80% del metraje, locales de alterne iluminados como tascas cutres, y persecuciones con coches que parecen moverse a 30km/h. Hay alguna que otra escena valiente, pero se ahoga en un mar de lugares comunes.
A pesar de los fallos, su decisión de filmar en 16 mm potencia la crudeza del relato y le da a la imagen un carácter casi documental. El ritmo de Hamburgo es tenso, pero contenido, y va construyendo una atmósfera opresiva que no deja indiferente.
Gasolina sin octanaje
Jaime Lorente, interpreta a Germán, suda, grita y mira al espejo con angustia, como en la mayoría de sus películas, logra transmitir agobio, pero su personaje es tan plano como la rueda de repuesto, lo que le resta valor.
Roger Casamajor, que hace de Cacho, es el único con destellos de maldad creíble, su sonrisa mientras cuenta billetes manchados y trafica sin ningún tipo de pudor, es lo mejor del filme. Iona Bugarin, como Alina, intenta dignificar un papel de víctima, pero el guion la reduce a "mujer que llora en silencio", su gran momento, un primer plano llorando, que dura más que su desarrollo.
Chatarra con brillo
Rodada en localizaciones reales y con luz natural, Hamburgo saca el máximo partido a su fotografía granulada y su escenografía de bares de carretera, habitaciones estrechas y coches de madrugada.
La cámara en mano y los planos cerrados aumentan la sensación de asfixia y vigilancia constante. El sonido es seco, a menudo ambiental, lo que refuerza el realismo. La música, escasa, solo aparece en momentos clave para intensificar la tensión o el desasosiego.
Conclusión de 'Hamburgo'
Hamburgo tenía todo para ser el thriller que desnudara la trata en España, un tema urgente, actores sólidos y escenarios reales, pero se conforma con ser un paseo turístico por el lado oscuro, sin profundidad, sin rabia y sin riesgo. Es como el viaje de Germán, empieza con promesas, acaba en un callejón sin salida.
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