Harka, primer largometraje del director estadounidense Lotfy Nathan (Days of Black and Yellow, 12 O'Clock Boys) llega el 28 de abril de 2023 a las salas de cine españolas. La cinta está protagonizada por un magistral Adam Bessa (Haute Couture, Hanna) cuya interpretación le ha valido el Premio a Mejor Interpretación Masculina en el pasado Festival Internacional de Cine de Cannes. Harka es un drama sobre la dignidad y la desesperación, es una historia que pone el foco en una sociedad imperfecta y corrompida, es el grito de una generación que lucha por ser escuchada. La historia de Alí es la historia de uno y de muchos, es la historia de los que deciden quedarse.



Harka

Crítica de 'Harka'

Ficha Técnica

Título: Harka
Título original: Harka

Reparto:
Adam Bessa (Ali Hamdi)
Najib Allagui (Omar)
Salima Maatoug (Alyssa Hamdi)
Ikbal Harbi (Sarra Hamdi)
Mohamed Ouni (Propietario de bar)
Khaled Brahem (Skander Hamdi)
Moez Hannachi (Imán)

Año: 2022
Duración: 90 min.
País: Francia
Director: Lotfy Nathan
Guion: Lotfy Nathan
Fotografía: Maximilian Pittner
Música: Eli Keszler
Género: Drama
Distribuidor: Festival Films

Filmaffinity

IMDB

Tráiler de 'Harka'

Sinopsis

Ali, un joven tunecino que sueña con una vida mejor, lleva una vida solitaria vendiendo gasolina de contrabando en el mercado negro. Tras la muerte repentina de su padre, se ve obligado a cuidar de sus dos hermanas pequeñas y se enfrenta a un desahucio inminente. Ali tendrá que tomar una decisión sin vuelta atrás. Lo que ocurrirá después será una lucha por la dignidad, la voz de una generación que pugna por ser escuchada. (Festival Films)



Muchos años de revueltas y todo sigue igual

Uno de los episodios que incitó la llamada Primavera Árabe a principios de la década de 2010 fue la autoinmolación de un vendedor ambulante de 27 años llamado Mohamed Bouazizi en Túnez. El origen de tan terrible suceso, fue la delicada situación que padecía la sociedad tunecina arrastrada por el desempleo, la pobreza, injusticias sociales, desigualdad, humillación, corrupción policial y la inanidad de un Estado que preferia mirar a otro lado y reprimir a la población con sangre. A la muerte de Mohamed Bouazizi, siguieron protestas a gran escala por todo el país, dando lugar a la revolución tunecina y a la caída del régimen de Zine el-Abidine Ben Ali. Luego llegaría la Primavera Árabe. La esperanza de un cambio que no llegaría nunca. Una quimera. Una lucha inútil.

Han pasado los años pero los viejos problemas de desigualdad, corrupción e injusticia siguen muy presentes, y son objeto de una furiosa denuncia en este impactante largometraje de Lotfy Nathan llamado Harka. Diez años después de esta revolución cargada de tantas promesas para una juventud totalmente asfixiada, sin futuro y sin aspiración, sin más sueño que el de un ilusorio vuelo a Europa en busca de una vida mejor, nada ha cambiado. La ira y la desesperación siguen ahí presentes, despiadadas, brotando bajo el pertinaz sol de Sidi Bouzid, la ciudad donde todo comenzó.

En Harka a través del personaje de Ali (Adam Bessa), un joven tunecino indigente que aspira a una vida mejor para él y su familia pero se encuentra atrapado, haga lo que haga, por la realidad, es este sentimiento de fracaso y frustración lo que Lotfy Nathan nos intenta transmitir para que comprendamos la realidad de la sociedad tunecina.

Harka película
Copyright Festival Films

Magnífica interpretación de Adam Bessa

La autenticidad en Harka brota en cada plano gracias a la presencia magnética de Adam Bessa, un joven actor al que vimos en sus inicios en Una cena en Argelia de Sofia Djama y en superproducciones de Netflix como Mosul. Es la pieza central de esta historia abrupta. Su magnífica interpretación encuentra el justo equilibrio entre la sensibilidad y la rabia, revela todos los matices de un ser indefenso y de buena voluntad ante los acontecimientos que lo abruman. Su mesura, su lucha y la atención que presta a sus hermanas lo convierten en un personaje entrañable, cuya impecable interpretación sedujo al jurado de la sección Un Certain Regard del pasado festival de Cannes, que le otorgó el premio a la mejor interpretación masculina.

Ali nunca es una víctima estereotipada, sino que siempre está alerta a lo que sucede a su alrededor, esforzándose por tomar el control de su destino. Con su salud mental por los suelos, Ali es propenso a arrebatos violentos, lanzando miradas hostiles de desconfianza salvaje a cualquier persona cercana a él pero reservando siempre un respeto tácito por sus hermanas a quienes aprecia y respeta, incluso comprando un cachorro a la más joven. Las ocasionales expresiones de afecto de Ali son prácticamente hacía ellas, especialmente a Alyssa, a quien le regala un cachorro, y enseña a cogerlo por la nuca en lugar de abrazarlo. Quizás, podría estar expresando su propia actitud hacia el amor.

Alyssa, la hermana pequeña de nuestro héroe se convierte en la cronista de la película y proporciona una narración en off que transforma la historia de Ali en una especie de fábula. A medio camino entre un cuento para adultos y una ficción con acentos políticos cercanos al documental, Harka consigue la hazaña de no hundirse nunca en la desolación total gracias a una fotografía luminosa y a la vivacidad de una combativa juventud tunecina. Sin embargo, Lotfy Nathan ofrece una visión profundamente pesimista de la situación de Túnez.

Harka película
Copyright Festival Films

Impresiones finales y técnicas de 'Harka'

La experiencia documental (12 O'Clock Boys) previa del cineasta estadounidense se manifiesta en las elecciones estilísticas naturalistas que abarcan desde la fotografía y el diseño de producción hasta las interpretaciones.

Por la forma en que aborda la injusticia social, Harka es tanto un estudio de personajes como un thriller. La banda sonora de Eli Keszler proporciona una agitación de percusión palpitante que se adapta perfectamente a la rabia reprimida de Ali. La cámara de Maximilian Pittner investiga el estado mental de Ali a medida que comienza a fragmentarse. La fotografía aprovecha en gran medida la luz natural y no teme la falta ocasional de ella. Una de las escenas de automóviles nocturnas excelentemente ejecutadas parece estar iluminada simplemente por el resplandor de un solo cigarrillo. El lenguaje visual es lo suficientemente fuerte como para superar la edición no del todo fluida.

Pero a pesar del tono dominante de ansiedad y, a menudo, de violencia brutal, el paisaje árido de Túnez, los colores vibrantes, las majestuosas costas capturadas en ingeniosos encuadres y el trabajo de cámara de Maximilian Pinter hacen que estemos ante un largometraje impactante y emocionalmente conmovedor.

Reportaje de Harka en Días de Cine TVE

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