El excéntrico cineasta español Miguel Llansó vuelve a la carga con Infinite Summer (2024) su película quizá más mainstream por decirlo de alguna manera, que se estrenará en el Festival de Sitges tras su première mundial en el Festival Internacional de Cine Fantasia de Montreal, Canadá. Thriller de ciencia ficción que aborda el transhumanismo durante el verano estonio, preestrenado en algunos festivales europeos, donde ha cosechado bastante buenas críticas.
Crítica de 'Infinite Summer'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Infinite Summer
Título original: Infinite Summer
Reparto:
Hannah Gross (Sarah)
Teele Kaljuvee-O'Brock (Mia)
Johanna-Aurelia Rosin (Grete)
Ciaran Davies (Ivo)
Steve Vanoni (Detective Jack)
Katariina Unt (Detective Katrin)
Ivo Uukkivi (El padre de Mia)
Anne Paluver (Abuela)
Sissi Nylia Benita (Sisi)
Año: 2024
Duración: 90 min.
País: Estonia
Director: Miguel Llansó
Guion: Miguel Llansó
Fotografía: Israel Seoane
Música: Laurie Spiegel
Género: Ciencia Ficción
Distribuidor:
Tráiler de 'Infinite Summer'
Sinopsis
Durante las vacaciones de verano, Mia y sus amigas prueban una app para meditar que produce experiencias psicodélicas. La investigación policial revela que detrás de la app hay una empresa fantasma, de intenciones desconocidas. Cuando una de las chicas acaba en el hospital y la otra escapa de milagro, Mia se enfrenta a la disyuntiva entre salvar a sus amigas y confesarse ante la policía o unirse a ellas en un viaje hacia lo desconocido.
El coming of age más bizarro que hayas oído hablar
Paradójicamente, y a pesar del historial, se trata de la película más convencional de este extraño director. En realidad Infinite Summer es un coming of age que se cuenta de una manera más inusual de lo habitual, pero que en el fondo tiene muchas semejanzas con películas más comerciales y corrientes. Recargada y aliñada, eso sí, de numerosos detalles personales.
Nuestra protagonista, interpretada por Hannah Gross, es una adolescente estonia que no tiene muy claro que hacer con su vida. Después de acabar el instituto, tiene que escoger una carrera, sin embargo, su personalidad indecisa y reservada le impiden tanto desenvolverse en la vida social como en su futura carrera.
Dicho esto, que suena a argumento que tantas veces hemos visto, el director añade ciertas notas muy personales, como es ese uso de la tecnología tan estrafalario que ya habíamos visto en Jesus Shows you the Way to the Highway, en la que se mezclaban tanto la visión Cyberpunk de la ciencia ficción, apañada por un presupuesto obviamente menor (en realidad ridículo si la comparamos con películas Hollywoodienses) pero que servía también para darle una fuerte personalidad, así como una visión particular, anclada tanto en el localismo que evoca a figuras como a Manuel de Pedrolo y que le dan mucho valor al cineasta. Infinite Summer se centra muy específicamente en las posibilidades de la tecnología como un narcótico más, camuflado eso sí bajo el espíritu de la meditación y la pseudofilosofía new age.
Visión Alucinada
Así, nos encontramos con una película que con una notable factura, nos mezcla una trama de investigación policial, una nueva droga muy de corte New-Age y una cinta con adolescentes que estéticamente resulta agradable a la vista (a diferencia de la fealdad de Crumbs, aquí Infinite Summer se apoya en cierto locus amoeni, que puede comprobarse tanto en la fotografía, como en el guion o los propios paisajes de Estonia donde sucede la acción) e hilvanada con una tranquila naturalidad.
Excesivamente fría
La pega principal de Infinite Summer es quizá el distanciamiento excesivo con el que el cineasta ha acometido su último proyecto. Quizá esta frialdad podía servir para películas tan experimentales como sus anteriores proyectos, pero en Infinite Summer, que pretende en realidad contarnos una historia que de alguna manera todos hemos vivido, la falta de conexión con el reparto, incluido la protagonista, es notable. El espectador puede sentirse perdido y es fácil que deje de prestar atención.
Conclusión de 'Infinite Summer'
Infinite Summer vuelve a demostrar que Miguel Lladó es uno de los directores más interesantes del panorama nacional. Un cineasta inclasificable que es capaz de hacer maravillas con los escasos recursos de los que dispone.
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