Juego sucio, última película de Shane Black, en la que adapta las aventuras de Parker, el personaje creado por Donald E. Westlake, por fin reaparece de entre las sombras a la que ha estado condenada durante mucho tiempo. Una propuesta que combina acción, ironía y un universo criminal plagado de personajes ambiguos. Se puede ver desde el 1 de octubre de 2025 en Prime Video.
Crítica de 'Juego sucio'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Juego sucio
Título original: Play Dirty
Reparto:
Mark Wahlberg (Parker)
Lakeith Stanfield (Grofield)
Rosa Salazar (Zen)
Keegan-Michael Key (Ed Mackey)
Chukwudi Iwuji (Phineas Paul)
Nat Wolff (Kincaid)
Thomas Jane (Philly Webb)
Tony Shalhoub (Lozini)
Yvonne Zima (Traci)
Hemky Madera (Coronel Ortiz)
Nicole da Silva (Grace Webb)
Alejandro Edda (De La Paz)
Año: 2025
Duración: 128 min.
País: Estados Unidos
Director: Shane Black
Guion: Shane Black, Chuck Mondry, Anthony Bagarozzi. Novela: Donald E. Westlake
Fotografía: Philippe Rousselot
Música: Alan Silvestri
Género: Thriller
Distribuidor: Crimen
Tráiler de 'Juego sucio'
Sinopsis de 'Juego sucio'
Parker es un experto ladrón, muy profesional en lo suyo, que elabora sus golpes con una ética de trabajo clara y directa. Junto con Grofield, Zen y un equipo experto, todos se toparán con un robo que los enfrenta a la mafia de Nueva York.
Dónde se puede ver la película en streaming
Suciedad en la nevera
En el mundo del deporte se habla de meter en la nevera a aquellos árbitros que tienen malas actuaciones. Puede que no sea más que una suerte de leyenda, pero, de alguna manera, el guionista y director Shane Black parece haberse metido en el equivalente en la industria cinematográfica. Su anterior película, Predator (2018), una caótica entrega de la franquicia que muy pocos disfrutaron y aún menos elogiaron. Además fue considerada un fracaso catastrófico dentro de la industria. Antes de eso, dirigió Dos tipos buenos (2016), una encantadora y divagante comedia neo-noir que ahora parece gustar a todo el mundo, pero que prácticamente nadie se molestó en ver mientras se proyectaba en cines.
Esos dos fracasos de taquilla fueron suficientes para deshacer toda la confianza que había generado con el éxito económico de Iron Man 3. Ahora Black vuelve con una nueva comedia de acción protagonizada por Mark Wahlberg, Juego sucio, que se estrena en exclusiva en Amazon Prime Video. Además parece tener un presupuesto de marketing exiguo y una tremenda voluntad para ocultar su existencia.
Back to the 90’s
Los guiones de Shane Black para Arma letal, El último boy scout y Memoria letal le convirtieron en uno de los guionistas mejor pagados en su momento. Al mismo tiempo lo encumbraron como símbolo de los excesos violentos de los éxitos de taquilla de los años 80 y 90. Juego sucio supone un regreso a las bromas y las escenas de acción ridículas que le dieron fama en sus inicios. Parece que Black trata de competir con un tipo de película que ya no existe, la película de presupuesto medio estrenada en salas de cine. Y por otro lado parece sacada de una realidad paralela en que las películas de acción ultraviolentas se volvieron cada vez más locas hasta llegar a algo tan demencial como Juego sucio.
De la pulpa a la pantalla
Juego sucio está basada en las novelas de Parker, de Donald Westlake, y toma prestados elementos argumentales de diferentes entregas. Shane Black ha añadido elementos nuevos, formando una amalgama que no termina de encajar por completo.
Juego sucio sale perdiendo en comparación con otras adaptaciones de las desventuras de Parker. No solamente con A quemarropa, de John Boorman y con Lee Marvin, que probablemente sea la gran adaptación de las novelas de Westlake. Incluso Payback con Mel Gibson como Parker, o la más modernas adaptaciones con Jason Statham resultan más sólidas que la actual. También desmerece en comparación con otras películas del guionista y director Shane Black, como la ya mencionada Dos buenos tipos, que por varias razones podría ser la más similar.
No le favorece querer narrar una historia similar al arco completo de las aventuras de Parker comprimidas en una sola película. La duración resulta alargada, sobra metraje y está en relación con esa compresión de demasiadas historias. No es tanto una historia como una exhibición de diferentes tipos de derramamiento de sangre.
Juego sucio no tiene la crudeza casi sociópata que caracterizaba la obra de Westlake. Trata de ser más elaborada y oscuramente disparatada, el tipo de película en la que le devuelven a alguien un trozo de su cuerpo después de que se lo hayan volado.
Un punto menos de sociopatía
Parker, el personaje de las novelas de Donald E. Westalke representa los instintos primarios más básicos. Es plenamente consciente de su condición de criminal, vive al margen del resto de la sociedad, y aprovecha ese intersticio en el que habita para sacar ventaja en sus golpes. Lozzini, el jefe de la organización mafiosa eternamente enfrentada con Parker, considera que su grupo está adocenado frente a la rabia natural que profesa el personaje de Wahlberg.
Por momentos, el Parker de Mark Wahlberg muestra un carácter empático muy alejado del personaje en papel. Cierto es, que solamente muestra esas características en una franja muy concreta de la película, lo cual acrecienta aún más el desconcierto.
Grofield, LaKeith Stanfield, obtiene aquí un punto de originalidad y protagonismo respecto a las novelas. Resulta muy creíble tanto como aliado de confianza de Parker como alguien que aborda su vida delictiva desde una perspectiva completamente diferente. Solamente pretende cubrir sus inquietudes artísticas a través de los golpes. Parece construido para conectar más directamente con el público, y la enérgica interpretación de Stanfield se lleva fácilmente el protagonismo en las escenas compartidas.
Adoración por el tono pulp
Juego sucio luce su estupidez con audacia, orgullo y casi agresividad. Te reta a encontrar algo remotamente plausible, realista o incluso perspicaz en ella. O te subes a su ola y te dejas llevar, o sales espantado. Como director, Shane Black tiene un estilo desenfadado con las bromas y la trama. Sabe que no debe detenerse demasiado en ningún elemento, en parte porque la historia sólo funciona si se adelanta a nuestra capacidad de pensar en ella. Incluso los efectos visuales cutres y las localizaciones falsas de la película encajan con su intento de emular lo pulp de los relatos. Mark Wahlberg también parece estar dispuesto, sus cejas parecen aún más caricaturescas que antes. No se sabe si está desconcertado o enfadado, lo cual no es malo para este personaje, que existe principalmente para avanzar y llevar el impulso de la ridícula trama de Black.
El tono pulp de los relatos de Donald E. Westalke parece diluirse por momentos, muy presente en los gags de Shane Black. Pero en la línea narrativa tenemos segmentos en los se acerca más a Misión Imposible y sus set pieces increíbles que al espíritu de las novelas. Justo lo contrario a lo que consigue Darwyn Cooke en las adaptaciones a cómic, muy destacables en la labor de captar el tono del escritor original y llevarla a otro medio.
Las escenas de acción no están mal rodadas, pero tienen una cantidad enorme de efectos en posproducción y no son de un nivel muy alto. El tono pulp podría haber casado con una estética descuidada, pero no termina de encajar en esa casuística y luce bastante pobre en las escenas con vehículos involucrados en persecuciones y accidentes. Es otra prueba más de una producción a la que por un lado le ha faltado cierto cuidado, y por otro parece haber sido desahuciada por completo casi desde su misma concepción.
La película media ha sido fulminada
Ver Juego sucio en casa en la pantalla del televisor impedirá que la risa se desate, aunque por momentos sea divertida. Roger Ebert solía hablar de la visión activa del cine frente a la visión pasiva del vídeo. El tono de comedia se habría beneficiado bastante del ambiente que genera una sala con cierta cantidad de público. Pero finalmente se suma a una lista cada año más extensa de películas que acaban siendo descartadas por las productoras y siendo rescatadas por alguna plataforma doméstica. Qué razón hay para que una película como Juego sucio no sea un estreno cinematográfico.
Asistir a su proyección con un grupo numeroso de personas probablemente sería una experiencia totalmente diferente. Si en algún momento empiezas a tomarte la película demasiado en serio, la ilusión se pierde por completo. Hoy en día parece que hemos olvidado cómo reírnos de las películas y con ellas. Juego sucio puede provocar nostalgia por un tipo concreto de película de acción, y al mismo tiempo te recuerda porqué ya casi no existen.
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