En Juegos peligrosos: Roblox y el Metaverso, Ann Shin pone el foco en uno de los puntos ciegos más incómodos de la cultura digital contemporánea: la naturalización del juego-plataforma como ecosistema económico y emocional. El documental aborda el fenómeno Roblox no ya como entretenimiento masivo sino como espacio de programación, trabajo precario y socialización temprana, donde la imaginación infantil convive con modelos de negocio opacos, monetización agresiva y opacidades corporativas que nadie termina de asumir como responsabilidad propia. Shin no filma escándalo: filma estructura. Estreno el 7 de noviembre de 2025 en Filmin.
Crítica de 'Juegos peligrosos: Roblox y el Metaverso'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Juegos peligrosos: Roblox y el Metaverso
Título original: Dangerous Games: Roblox and the Metaverse Exposed
Reparto:
Alexandra Farrugia
Rachel Kowert
Janey Laney
Kavya Pearlman
Quintin Smith
Año: 2025
Duración: 82 min.
País: Canadá
Director: Ann Shin
Guion: Danielle Cole, Erica Leendertse
Fotografía: James Klopko, Chris Romeike, Lulu Wei
Música: Joseph Murray, Lodewijk Vos
Género: Documental
Distribuidor: Filmin
Tráiler de 'Juegos peligrosos: Roblox y el Metaverso'
Sinopsis
Katie sufre acoso por parte de un depredador sexual en el mundo virtual de Roblox, una plataforma diseñada para niños con 78 millones de usuarios diarios. Investigando junto a sus dos amigos Alex y Janae, el trío de investigadores descubrirá actividades mucho más siniestras, como juegos explícitos y grupos extremistas que operan sin control en estos espacios digitales.
La paradoja del refugio digital
Juegos peligrosos: Roblox y el Metaverso se adentra en una de las zonas más inquietantes del espacio digital contemporáneo: aquella donde la libertad sin límites se convierte en terreno fértil para el abuso. A través de la popular plataforma Roblox, la directora examina cómo un entorno concebido para la creatividad y la conexión ha terminado albergando prácticas de grooming, acoso sexual y manipulación ideológica de menores.
El documental sigue a tres jóvenes activistas que investigan desde dentro los peligros invisibles del metaverso. Entre ellos, el caso del usuario conocido como Doctor Rofatnik se convierte en eje narrativo y moral: un creador célebre dentro del juego acusado de acoso sexual cibernético a menores. Con testimonios y reconstrucciones digitales, Shin desmonta la falsa sensación de seguridad que ofrecen los avatares, recordando que en cada interacción puede esconderse tanto una víctima como un depredador.
Pero Juegos peligrosos: Roblox y el Metaverso no se limita a señalar riesgos: también explora la dimensión emocional de estos mundos virtuales. Para muchos adolescentes, Roblox es un refugio frente a la soledad y la incomprensión del entorno real, un espacio donde pueden reinventarse y socializar sin prejuicios. Una de las protagonistas confiesa que queda con sus amigos digitales para “comer sushi” en avatar, y asegura que la experiencia se siente tan auténtica como hacerlo en un restaurante físico. Ese testimonio resume el núcleo del documental: la frontera difusa entre evasión y desconexión, entre comunidad y alienación.
Diseño visual y exposición del metaverso
Ann Shin recrea los espacios digitales de Roblox para que el espectador experimente la atracción y el vértigo de habitar un mundo sin límites. Mediante avatares, chats y recreaciones internas del juego, nos invita a observar cómo estos entornos se transforman en extensiones de la vida real, donde identidad y vulnerabilidad se entremezclan.
El uso del entorno gráfico no busca deslumbrar, sino generar empatía: permite entender la ilusión de seguridad que sienten los jóvenes al entrar en un espacio “sin consecuencias”. Sin embargo, bajo esa superficie colorida se esconde un territorio donde el control, la violencia y la manipulación encuentran nuevas formas de expresarse.
La directora combina testimonios y material de archivo con fragmentos generados en el propio juego, revelando cómo el diseño de Roblox fomenta dinámicas de poder desiguales. Así, convierte el metaverso en un espejo distorsionado —pero revelador— de la sociedad contemporánea.
Conclusión de 'Juegos peligrosos: Roblox y el Metaverso'
La obra de Ann Shin es una advertencia necesaria para padres, docentes y responsables de plataformas. Su valor reside en poner rostro a una realidad que suele reducirse a estadísticas: la vulnerabilidad infantil en los mundos virtuales.
Sin embargo, su ambición también es su límite. En apenas una hora intenta abordar el grooming, la explotación, la radicalización y la economía digital, temas que por sí solos darían para documentales enteros. El resultado es una panorámica lúcida pero fragmentada, que ilumina más de lo que profundiza.
Aun así, Juegos peligrosos: Roblox y el Metaverso cumple con lo esencial: sacudir conciencias y obligarnos a mirar más allá de la pantalla. No busca ser definitivo, sino despertar preguntas. Y eso —en un panorama donde el entretenimiento suele priorizar la evasión antes que la reflexión— ya es un mérito. Un documental necesario, aunque, como diría el refrán, quien mucho abarca, poco aprieta.
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