En Karmele, Asier Altuna construye un retrato íntimo y profundamente humano sobre la memoria, el exilio y la lucha interior que deja la historia en quienes la viven desde los márgenes. A partir de la vida de Karmele Urresti, enfermera vasca marcada por la guerra, el exilio y la militancia política, Altuna teje una narrativa que transita entre lo personal y lo colectivo, explorando cómo la identidad y el compromiso se forjan en medio del desarraigo. Con una puesta en escena contenida y una sensibilidad visual que equilibra el dolor con la esperanza, Karmele se convierte en un viaje emocional sobre la resistencia silenciosa y el peso de las decisiones que definen una vida. Estreno el 10 de octubre de 2025 en salas de cine españolas.
Crítica de 'Karmele'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Karmele
Título original: Karmele
Reparto:
Jone Laspiur (Karmele)
Eneko Sagardoy (Txomin)
Nagore Aranburu (Carmen)
Javier Barandiaran (Francisco)
Jon Ander Alonso (Agente nacional)
Anartz Zuazua (Dr. Arrieta)
Año: 2025
Duración: 114 min.
País: España
Director: Asier Altuna
Guion: Asier Altuna. Novela: Kirmen Uribe
Fotografía: Javier Agirre Erauso
Música: Aitor Etxebarria
Género: Drama. Romance
Distribuidor: Caramel Films España
Tráiler de 'Karmele'
Dónde se puede comprar la novela
Sinopsis de 'Karmele'
1937. Karmele y su familia se refugian en Francia tras ser expulsados de su hogar a causa de la guerra. Allí, Karmele es contactada por la embajada cultural vasca en el exilio, que trata de luchar contra la guerra a través de la música y el baile, y conoce a Txomin, trompetista profesional del que se enamora. Después de vivir un tiempo en Venezuela, la pareja vuelve a casa con la esperanza de recuperar todo aquello que les fue arrebatado. (Caramel Films España)
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Música y balas
Karmele ofrece un viaje en tres actos que suena prometedor sobre el papel, huida, resurgir artístico y regreso a una patria rota, sin embargo, la ejecución a veces peca de dispersa. Hay momentos muy inspirados, especialmente cuando la música se convierte en un acto de rebeldía, pero el desarrollo dramático no siempre fluye con naturalidad.
Tiene un gran corazón y un contexto fascinante, pero la narración oscila entre lo íntimo y lo histórico sin decidirse del todo, lo que la deja en un terreno intermedio, conmovedora, sí, pero menos intensa de lo que podría haber sido.
Crónicas de un país
Asier Altuna dirige con respeto y sensibilidad, consciente del peso histórico que carga sobre los hombros, evita la épica grandilocuente y apuesta por una puesta en escena más poética, casi contemplativa. No vemos la guerra en primera línea, sino sus consecuencias, miradas perdidas, maletas improvisadas, canciones cantadas con rabia contenida.
El problema es que, en ocasiones, Altuna se recrea demasiado en la estética y descuida el pulso narrativo, hay escenas bellísimas que, vistas individualmente, podrían ser cuadros; pero en conjunto, ralentizan la película más de la cuenta.
Sentir más que declamar
El mayor acierto de la película está en su pareja protagonista. Jone Laspiur, que interpreta a Karmele, transmite una mezcla perfecta entre resiliencia y fragilidad, no es una heroína de manual, sino alguien que sobrevive como puede, agarrándose a la música como quien se agarra a una tabla en mitad del naufragio.
Txomin, por su parte, no es retratado por Eneko Sagardoy como el típico galán romántico, sino como un compañero de lucha que ama con la misma intensidad que toca la trompeta. Su química no es explosiva, sino serena, madura, se siente real.
Estampas de exilio
Visualmente, Karmele destaca por su cuidado en la ambientación sin recurrir al barroquismo. Hay tonos apagados en las secuencias de guerra y exilio, contrastados con colores cálidos en los momentos musicales, esa dualidad cromática funciona muy bien como metáfora, la música ilumina incluso los lugares más oscuros.
Lo que sí se echa en falta es una mayor fuerza en el montaje, en ciertos puntos, la película pierde ritmo justo cuando debería intensificarse. Eso contribuye a esa sensación de película que emociona más en teoría que en práctica.
Conclusión de 'Karmele'
Karmele es una película hecha con amor, respeto histórico y sensibilidad artística, tiene momentos bellísimos, especialmente cuando la música se convierte en acto de resistencia, pero como conjunto, le falta contundencia para dejar una huella profunda.
Reportaje de Karmele en Días de Cine TVE
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