El María Guerrero acoge La cabeza del dragón de Valle-Inclán, dirigida por Lucía Miranda. Se trata de una farsa infantil, con los ingredientes clásicos de los cuentos de hadas, en una adaptación musical que mira al público adulto. El jovencísimo elenco está formado por Francesc Aparicio, Ares B. Fernández, Carmen Escudero, María Gálvez, Carlos González, Marina Moltó, Juan Paños, Chelís Quinzá, Marta Ruiz, Víctor Sáinz Ramírez y Clara Sans. En off, José Sacristán presta su voz para las acotaciones.

La cabeza del dragón podrá disfrutarse en la Sala Grande del María Guerrero de Madrid hasta el 13 de noviembre de 2022 de martes a domingo a las 20:00 horas.



Estreno de La cabeza del dragón

Crítica de 'La cabeza del dragón'

Ficha Técnica

Título: La cabeza del dragón
Título original: La cabeza del dragón

Reparto:
Francesc Aparicio
Ares B. Fernández
Carmen Escudero
María Gálvez
Carlos González
Marina Moltó
Juan Paños
Chelís Quinzá
Marta Ruiz
Víctor Sáinz Ramírez
Clara Sans

Duración: 95 min. apróx.
Dirección: Lucía Miranda
Dramaturgia: Ramón María del Valle-Inclán
Voz en off: José Sacristán
Escenografía:
Alessio Meloni
Iluminación:
Pedro Yagüe
Vestuario:
Anna Tusell
Dirección musical y composición:
Nacho Bilbao
Sonido:
Eduardo Ruiz "Chini"
Dirección conjunto instrumental:
Guillem Ferrer
Canciones bufón:
Juan Paños
Caracterización:
Mónica Gascó
Asesor de máscaras:
José Troncoso
Asesoría de objetos:
Małgosia Szkandera Hernangómez
Ayudante de dirección:
Belén de Santiago
Ayudante de escenografía:
Mauro Coll
Ayte. de iluminación:
Eduardo Berja
Ayudante de vestuario:
Carlos Pinilla
Realizaciones:
Proes y Readest (escenografía), Paloma de Alba, Gabriel Besa y Peris Costume (vestuario), María Calderón (ambientación vestuario), Matías Zanotti (máscaras), Óscar Muñoz (crinolina), Estrella Baltasar (confección de telones)
Diseño de cartel:
Equipo Sopa - Fotografía de cartel Xermán Peñalver
Fotografía y tráiler:
Bárbara Sánchez Palomero
Producción: Centro Dramático Nacional

Sinopsis de 'La cabeza del dragón'

El María Guerrero convertido en un tablado de marionetas gigante para educación de príncipes, donde los príncipes somos nosotros, el público. Un grupo de actrices y actores menores de treinta y un autor de repertorio canónico, convocados a un duelo de los que le gustaban al autor.

La cabeza del dragón es la historia de un joven (de tantos…) que se rebela ante el designio heredado y comienza un viaje para encontrarse a sí mismo, la lucha perpetua entre la juventud y la imposición de lo establecido, de la autoridad. Y hay amistad, y hay un bar, y un amor imposible, y un cara a cara con la muerte.

Una propuesta wagneriana, cinematográfica y anacrónica. (CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL). 



La cabeza del dragón
Foto de Bárbara Sánchez Palomero

¿Qué hacemos con el Dragón?

La cabeza del dragón es un sencillo cuento de hadas, que como todos los cuentos, esconde en su interior un gran tesoro. Relata las aventuras del Príncipe Verdemar que, expulsado de su reino, se embarca con la ayuda del Duende en la aventura de rescatar a la Infantina de las garras del Dragón. Estrenada en 1909, formó parte del proyecto de Jacinto Benavente “Teatro de los niños”, al que Valle-Inclán se sumó con vocación reformadora.

El príncipe Verdemar y la Infantina son la nueva generación que se enfrenta a un mundo construido por sus ancestros, lleno de leyes arbitrarias, que los condenan al destierro y a la muerte. Ellos están expuestos a ese mundo hostil. Matar al Dragón, como símbolo de la tradición, es su única salvación.

Lucía Miranda propone, sobre este argumento convencional, una reflexión metateatral. Valle-Inclán es tradición. Valle-Inclán es, por tanto, el Dragón. Es turno de las nuevas generaciones decidir la forma en que se relacionan con él. ¿Convertirlo en íntocable ídolo de oro al que venerar? ¿Destruirlo, decapitarlo y arrancarle la lengua? ¿Integrarlo y revitalizarlo?

CDN
Foto de Bárbara Sánchez Palomero

Aires de carnaval

Es en el aspecto escénico donde el montaje sobresale. La escenografía (Alessio Meloni) y el diseño de vestuario (Anna Tusell) logran una atmósfera mágica y sorprendente, con un punto glam, muy divertido y gamberro. La música (Nacho Bilbao) tiene un gran protagonismo. El repertorio es muy amplio y diverso. Podemos disfrutar de algunas excelentes voces, especialmente la de la sevillana Carmen Escudero, que interpreta al Duende, o Carlos González, como el antagonista Espandián.

Las canciones irrumpen en el texto para romper la cuarta pared y apelar en muchas ocasiones al mundo real. Con un tono cercano a la chirigota, se abordan con humor, pero quizás con poca originalidad, las cuestiones de género e identidad, la corrupción, los problemas sociales y la política.

En general el resultado es notable pero algo irregular. La cabeza del dragón arranca con un primer tercio fascinante y redondo, pero decae un poco en la parte central, donde los momentos musicales pueden hacerse algo largos y frenar la fluidez de partida. El final, que sirve para enlazar los dos planos de significado de la propuesta, resulta sorprendente, pero apresurado.

La cabeza del dragón
Foto de Bárbara Sánchez Palomero

Conclusión

Lucía Miranda nos ofrece una personalísima, musical y colorida versión de La cabeza del dragón, la farsa infantil de Valle-Inclán, con regusto a chirigota y carnaval y un punto gamberro y cabaretero. Su puesta en escena, visualmente deslumbrante, nos traslada al mundo de los cuentos de hadas. El teatro entero se convierte en un gran espacio de juego, donde tienen también especial protagonismo las cuestiones sociales y políticas de la agenda actual. Una obra divertida y disfrutona para espectadores con espíritu abierto y festivo.

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