"La casa de los celos y selvas de Ardenia": La lógica dentro del caos

La casa de los celos y selvas de Ardenia tiene dos líneas argumentales que avanzan en paralelo: la caballeresca y la pastoril; la primera trata de la rivalidad de dos caballeros de la corte de Carlomagno (Roldán y Reinaldos) que se enamoran de una misma mujer (Angélica, princesa exótica); la segunda línea argumental es un espejo de la primera, pero en tono bucólico: dos pastores (Lauso y Corinto) tienen un delirio compartido porque aman a la misma pastora (Clori).

Los dos argumentos paralelos se encuentran en el tema amoroso y conviven en las selvas de Ardenia, un bosque mágico en el que desembocan todos los personajes y en donde acontece la mayor parte de las acciones. Las dos historias, además, se ven modificadas por una tercera trama: la aparición del héroe español Bernardo del Carpio, el caballero que en la épica francesa vencerá a Roldán en Roncesvalles, y de una mujer vestida de caballero en busca de aventuras llamada Marfisa. El bosque es un espacio alegórico en donde todos son víctimas de la ilusión. (FUNDACIÓN JUAN MARCH). 

El trampantojo hecho teatro

Tradicional porque opta por utilizar un castellano de corte clásico (aunque saca en varias ocasiones que los personajes se tuteen y no hablen de vos o de usted, algo más propio dentro del imaginario sobre una obra del Siglo de Oro); pero a la vez vanguardista, pues opta por un vestuario, confeccionado por Nuria Martínez, que rompe con lo que se espera del teatro áureo, como el convertir a Angélica en una princesa de un país que es una clara referencia a Japón.

Bajo la capa de trampantojo, La casa de los celos y selvas de Ardenia intenta mostrar al público que la trama entremezclará personajes y situaciones que parecen sacados de un collage cuyos fragmentos provienen de diferentes obras. Se incluyen personajes de El cantar de Roldán, la gesta más famosa de la literatura francesa, con fragmentos más propios del poema Orlando furioso de Ludovico Ariosto; otro trozo podría bien ser una comedia de enredos de toque bucólico; personajes propios de las novelas de caballería; inclusive personajes pioneros como el de una mujer disfrazada de varón para ser la mejor espadachina del bosque; seres mitológicos (como los dioses Afrodita y Cupido) y figuras míticas como el mago Merlín.

Abrazar la vorágine del verbo

Un popurrí de elementos que convierten a La casa de los celos y selvas de Ardenia en una de las más complicadas de adaptar, por la carencia de lógica de la narración, cuya columna vertebral no queda del todo clara. En cierta forma, esa apuesta por conservar el espíritu caótico de la pieza es una respuesta a la presunta imposibilidad de crear una narración coherente y lógica.

Paradójicamente, gracias a mostrar las costuras de la pieza, le dota de esa coherencia que la obra tanto demanda. Es como si el prólogo del inicio, avisase de que todo puede ser un delirio producto de una ensoñación. Abrazando su lado más anárquico, logra cierta línea narrativa, siendo el culmen de la paradoja.

Conclusión

En esto, juega un papel fundamental el apartado técnico, impecable. Ahí está también la iluminación, con Raquel Rodríguez como responsable; o el espacio sonoro, de Jorge Eliseo. Mención también para el amplio elenco de actores de La casa de los celos y selvas de Ardenia, con los que da gusto ver tantas caras para encarnar a esta amalgama de personajes. Fabulosos Carmen Bécares, Jesús Blanco, Óscar Fervaz, Inés González, Gonzalo Lasso, Lidia Otón, Carlos Pinedo, Carmen Quismondo, Jesús Teyssiere y Samuel Viyuela González.

La dirección de Ernesto Arias y la dramaturgia de Brenda Escobedo traen al público contemporáneo una de las obras más complicadas de Cervantes. Queda sólo dejarse llevar por estos caballeros enamorados, doncellas en apuros, valientes mujeres guerreras, pastores que viven amores no correspondidos, dioses caprichos y hechiceros que son demasiado fans del salseo medieval.

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