Beda Docampo Feijóo estrena La maldición del guapo, uno de los estrenos de la época estival. El realizador es conocido por su película "Amores locos", la cual estuvo nominada a la Biznaga de Oro en el prestigioso Festival de Cine de Málaga en 2009. En 2020, con esta nueva comedia, ha contado con un reparto muy reconocido por el público español, con nombres como: Gonzalo de Castro, Malena Alterio, Ginés García Millán o Cayetana Guillén Cuervo, entre otros. Llega a los cines españoles el próximo 10 de julio.
Crítica de 'La maldición del guapo'
Resumen
Ficha Técnica
Título: La maldición del guapo
Título original: La maldición del guapo
Reparto:
Gonzalo de Castro (Humberto)
Juan Grandinetti (Jorge)
Malena Alterio (Dora)
Ginés García Millán (Diego)
Cayetana Guillén Cuervo (Catalina)
Año: 2020
Duración: 89 min
País: España
Dirección: Beda Docampo Feijóo
Guion: Beda Docampo Feijóo
Música: Federico Jusid
Fotografía: Imanol Nabea
Género: Comedia
Distribución: Filmax
Tráiler de 'La maldición del guapo'
Sinopsis de 'La maldición del guapo'
Humberto (Gonzalo de Castro), un hombre seductor y estafador a partes iguales, lleva una vida tranquila en Madrid tras haber cumplido condena por una antigua estafa que le costó la relación con su hijo Jorge (Juan Grandinetti) con el que no habla desde hace años. Ahora Jorge es un hombre honrado que se verá obligado a pedir ayuda a su padre al ser víctima de un robo en la joyería en la que trabaja. La maldición del guapo es una elegante y pícara comedia de estafadores donde nadie es lo que parece. (FILMAX).
Dónde se puede ver la película
Herencia familiar
Beda Docampo Feijóo es conocido en la industria cinematográfica y televisiva gracias a títulos como “El marido perfecto” o “Amores locos”. No obstante, con La maldición del guapo, parte de un libreto ligero, que busca únicamente un entretenimiento liviano. Pese a ello, el problema que surge es que el humor utilizado apenas llega a romper en carcajada, dejando un camino a medio gas entre comedia y un feel-good mal llevado. Sin duda, se puede comprobar que esta historia tiene en su ADN una idea interesante, como es la del cazador cazado. Aun así, no ha encontrado cómo resolver las problemáticas planteadas y se resuelve de una manera excesivamente abrupta y sin un ápice de profundidad. Además, se dibuja un retrato vago de las relaciones que se abordan y no se sostienen la mayoría de ellas, incluyendo las que afectan al propio protagonista. Foto de Filmax
Por otra parte, los personajes que aparecen en el film tienen la intención de formar una trama coral y en comunidad, que terminan por no encontrar su fin y se convierten en un estereotipo exacerbado de una realidad inexistente. Pese a su condición fantasiosa, lo que se espera es dar verosimilitud a lo que ocurre en pantalla. Pero, sucede lo contrario, no tiene autenticidad y cae en situaciones bastante forzadas. Luego, los giros de guion que buscan deslumbrar al espectador, incluyendo el del desenlace de la cinta, no tienen consonancia y se puede ver demasiado preparado, no fluye con naturalidad. Sumado a ello, se entienden las motivaciones principales de cada personaje, pero no están suficientemente consolidadas. Por suerte, hay algunas partes de la película que evocan a cierta ternura e, incluso, simpatía.
Oportunidad perdida
Este universo de las mentiras, la seducción y las estafas tiene un reparto espléndido. La maldición del guapo tiene en su plantel grandes nombres del cine español. En primer lugar, Gonzalo de Castro se convierte en Humberto, el gran protagonista de la cinta. El actor derrocha personalidad, tiene carisma y demuestra manejar bien la comedia. Sin embargo, su mayor problema es que el guion no le permite brillar más en dicho papel. En cambio, no ocurre lo mismo con Juan Grandinetti. La razón es que el actor se encuentra en un plano encorsetado y sin apenas naturalidad en la mayoría de sus secuencias. Es más, a veces da la sensación de ser un autómata. No obstante, no todo es responsabilidad del argentino, dado que hay diálogos y escenas que no se pueden sostener en sí.
Una de las excepciones más plausibles es la de Cayetana Guillén Cuervo, que está maravillosa. Saca partido a su personaje y no deja que se quede en un punto superficial, sino que le da personalidad y un punto de picante. Por esta razón, hace que su Catalina sea uno de los personajes más disfrutables de la película. Gracias a ello, el espectador consigue simpatizar y disfrutar, sobre todo, las secuencias en las que aparece. Después, Ginés García Millán y Carlos Hipólito son grandes actores que no tienen la posibilidad de demostrarlo en este film. Sus papeles nadan en una simpleza excesiva. Por otra parte, Andrea Duro muestra una interpretación que cumple, pero no va más allá. Al contrario que Malena Alterio, que pese a las flaquezas que hay en el libreto, tiene fuerza y una expresividad muy personal.
Otra comedia de situación
Durante las primeras secuencias parece que La maldición del guapo va a ir más hacia una comedia sofisticada, pero no tarda en romper el molde para llegar a un humor de a pie. No obstante, esto no es sinónimo de no haber podido reconducirla hacia otro tipo de estética y triunfar. Por lo que, en este caso, el conflicto que surge es la falta de identidad sólida, quedándose a medio gas entre un estilo y otro, lo que provoca cierta ambigüedad visual. Aun así, hay que aplaudir la labor de la dirección de arte que ha cuidado todo tipo de detalles y es innegable el valor de la creación plástica que ha hecho de cada uno de los personajes. Además, ofrece unos espacios pomposos, que aunque chirrían con el carácter final del film, analizándolos de forma independiente, están muy bien formulados y con una preciosidad remarcable.
Sin embargo, el montaje no llega a buen puerto y realiza un relato en el que la acción y el dinamismo se ven opacadas por la falta de sustancia enérgica. Por lo cual, hay momentos en los que se queda una sensación de que no pasa nada, y realmente no ocurre ningún evento destacable. Unido a ello, hay ciertas líneas de narración que no añaden mayor precisión creativa y se convierten en una posible distracción visual. Pese a ello, hay algunas escenas que ofrecen una coreografía bien estructurada y sacan partido a los elementos de la puesta en escena, lo que indica el potencial que pudiera haber tenido. Por último, la banda sonora no se distingue y se queda en un limbo que hace que sea realmente olvidable para el público. Además, hay que sumarle la instrumentalización de escenas que permanece en una estructura demasiado básica.
Conclusión
La maldición del guapo es una comedia que busca ser sutil, elegante y sofisticada, pero pronto rompe con su intención para dar una historia excesivamente sencilla. Lejos de ofrecer un guion que haga de su humor las delicias del film, se queda a medio gas y no consigue explotar bien el concepto de cazador cazado. No hay una comedia dialéctica, pero tampoco física. Aun así, hay algunas secuencias que se disfrutan. Después, el reparto no consigue dar lo mejor de sí, aunque hay ciertas excepciones como Cayetana Guillén Cuervo o Malena Alterio, que brillan con personalidad y fuerza. A nivel estético, se mueve entre dos aguas, lo que provoca que no obtenga una identidad propia. Un robo a mano armada que empieza con buenas intenciones y acaba con una cuarta parte de lo que podría haber sido.
Reportaje de La maldición del guapo en Días de Cine TVE
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