Dirigido por Pablo Gil Rituerto, La marsellesa de los borrachos es un documental que entrelaza dos viajes separados por más de seis décadas para rendir homenaje a la música como arma de resistencia y a las voces que desafiaron el silencio impuesto por el régimen franquista. A través de un enfoque que combina historia, música y reflexión contemporánea, La marsellesa de los borrachos no solo recupera un capítulo poco conocido de la lucha antifranquista, sino que también invita a cuestionar cómo se construye y se preserva la memoria colectiva. Participó en la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci 2024), que se celebró del 18 al 26 de octubre dentro de la sección Tiempo de Historia, y optó al premio DOC España.
Crítica de 'La marsellesa de los borrachos'
Resumen
Ficha Técnica
Título: La marsellesa de los borrachos
Título original: La marsellesa de los borrachos
Reparto:
Maria Arnal
Marcel Bagés
Lionello Gennero
Emilio Jona
Nacho Vegas
Año: 2024
Duración: 93 min.
País: España
Director: Pablo Gil Rituerto
Guion: Alba Lombardia, Pablo Gil Rituerto
Fotografía: Daniel Lacasa
Música:
Género: Documental
Distribuidor: Begin Again Films
Tráiler de 'La marsellesa de los borrachos'
Sinopsis
Durante el verano un equipo de rodaje recorre las carreteras y pueblos del norte de España. Siguen los pasos del viaje clandestino realizado por el grupo Cantacronache, que en el verano de 1961, en plena dictadura franquista, recogió canciones populares de la resistencia. A través del prisma de la memoria oral y de los archivos sonoros registrados en 1961 los dos viajes dialogan, conformando una geografía emocional y política de un territorio en el que las heridas del pasado siguen abiertas. ¿Qué queda de estas canciones, cómo resuenan en el presente? (Begin Again Films)
Reconstruyendo el pasado desde el presente
Pablo Gil Rituerto demuestra un profundo respeto y sensibilidad en su aproximación a la historia del colectivo Cantacronache y su misión de grabar canciones populares de resistencia en 1961. A través de un montaje que alterna material de archivo, testimonios contemporáneos y nuevas grabaciones, el director teje un relato que resuena tanto en el pasado como en el presente.
La elección de Emilio Jona, único testigo vivo de aquella travesía, como narrador y guía emocional del documental, es un acierto que añade autenticidad y peso emocional a la narrativa. Gil Rituerto no solo reconstruye los pasos de Cantacronache, sino que los conecta con los ecos de la resistencia actual, creando un puente entre generaciones que lucha por mantener vivo el espíritu revolucionario.
La música como resistencia y memoria
El relato se desarrolla en dos líneas temporales. Por un lado, el viaje clandestino de Cantacronache en 1961, durante el cual grabaron canciones populares que representaban la resistencia al régimen franquista. Por otro, el viaje contemporáneo del propio director y su equipo, quienes siguen los pasos de los músicos originales para reflexionar sobre el impacto y la relevancia de su labor en la actualidad.
La marsellesa de los borrachos combina momentos de reconstrucción histórica con reflexiones sobre la memoria oral y el papel de la música como testimonio vivo de las luchas sociales. La historia del panfleto titulado La marsellesa de los borrachos, una burla del régimen franquista hacia Cantacronache, se convierte en un símbolo de cómo los intentos de desacreditar a los opositores pueden transformarse en actos que fortalecen su legado.
Nostalgia y reflexión
Desde el punto de vista visual, La marsellesa de los borrachos combina material de archivo con imágenes actuales que capturan los paisajes recorridos por Cantacronache. La fotografía enfatiza los contrastes entre el pasado y el presente, utilizando tonos cálidos para evocar la nostalgia y colores más vivos para reflejar la vitalidad de las nuevas luchas.
La música es el corazón del documental. Las grabaciones originales de Cantacronache y las reinterpretaciones contemporáneas se integran de manera orgánica, permitiendo que las canciones actúen como un puente emocional entre las diferentes épocas. Este uso de la música refuerza el impacto narrativo y aporta una textura única a la experiencia visual.
El montaje, fluido y bien estructurado, alterna con habilidad las dos líneas temporales, logrando mantener el interés del espectador y subrayar los paralelismos entre ambos viajes.
Conclusión de 'La marsellesa de los borrachos'
La marsellesa de los borrachos es un documental profundamente emotivo y relevante que rescata un capítulo olvidado de la historia antifranquista mientras reflexiona sobre la importancia de la memoria colectiva. Pablo Gil Rituerto logra combinar con maestría la nostalgia del pasado con la urgencia del presente, entregando una obra que no solo documenta, sino que también inspira.
Este es un filme que celebra la música como resistencia y como legado, recordándonos que las voces que cantaron por la libertad en el pasado aún resuenan en las luchas de hoy. Ideal para quienes buscan un cine comprometido y reflexivo, La marsellesa de los borrachos demuestra que la memoria es un acto de resistencia en sí misma.
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