El pasado 4 de febrero se estrenó La Regenta en el Teatro Fernán Gómez. Versión de Eduardo Galán, del clásico de Leopoldo Alas, Clarín, revive una de las historias más fascinantes de la literatura española. Con Ana Ruiz liderando el elenco, cuenta con Joaquín Notario, Alex Gadea, Jacobo Dicenta, Pepa Pedroche, Alejandro Arestegui, Francesc Galcerán y Lucía Serrano. Dirigida por Helena Pimenta, se representará hasta el 3 de marzo.
Duración: 120 min. apróx. Dirección: Helena Pimenta Versión: Eduardo Galán Autoría original: Leopoldo Alas, Clarín
Adjunto de dirección: José Tomé
Ayudante de dirección: Almudena Ramos
Diseño de escenografía: José Tomé y Marcos Carazo
Diseñador de iluminación: Nicolás Fischtel
Diseño de vestuario: Yaiza Pinillos
Vestuario: Sastrería Cornejo
Música original y espacio sonoro: Iñigo Lacasa
Coreografía: Nuria Castejón
Producción ejecutiva: Secuencia 3
Dirección de producción: Luis Galán
Coordinación técnica: Luis García
Producción y comunicación: Beatriz Tovar y Borja Galán
Ayudante de producción: Inma Almagro
Diseño gráfico: Hawork Studio
Administración: Gestoría Magasaz
Dpto. Jurídico Financiero: Marina C. Feliu
Transporte: Miguel Ángel Ocaña
Fotografías cartel: Juan Carlos Arévalo
Maquillaje y peluquería: Roberto Palacios
Distribución: Ginés Sánchez y Sergio Bethancourt Producción: Teatro Fernán Gomez. Centro Cultural de la Villa y Secuencia 3, con la colaboración de Focus, Pentación, Saga, Hawork Estudios y Olympia Metropolitana
Imágenes de 'La Regenta'
Sinopsis de 'La Regenta'
La Regenta es una historia sobre el enfrentamiento entre la pasión desbordada de los deseos y del amor frente a las cadenas de la moral social provinciana y la traición.
Ambientada en la ciudad de Vetusta La Regenta, publicada en 1884, es una de las grandes novelas de la literatura española del siglo XIX y una de las más importantes de la historia, según muchos críticos. Se trata de una obra naturalista que retrata con dureza el ambiente de una ciudad de provincias dominada por una clase alta ociosa y un clero que impone una moral hipócrita y asfixiante.
Ana Ozores es la protagonista, una bella y joven muchacha que se casa con don Víctor Quintana, antiguo regente de la Audiencia de Vetusta, mucho mayor que ella, egoísta, y que vive en cierto modo en un mundo que no tiene nada que ver con la realidad. Ana se siente agobiada en su matrimonio y, debido a su frustración, es atrapada por don Álvaro, el donjuán de la ciudad, y por su propio confesor, don Fermín de Pas, quien anhela convertirla en su esposa. (TEATRO FERNÁN GÓMEZ).
La dificultad de adaptar un clásico
Se cumplen 140 años de la primera publicación sobre La Regenta y se celebra con una adaptación de manos de Eduardo Galán. Uno de los principales retos era poder condensar una obra tan extensa en una única pieza teatral. Por ello, es lógico que este libreto se decante por una propuesta clara y omita otros detalles que no tengan tanta relevancia para esta trama. En este caso, la historia gira sobre todo en la elección, o falta de ella, de Ana Ozores. Mediante esta decisión, se mantiene una coherencia que muestra los vaivenes emocionales y los dilemas morales a los que debe hacer frente. Sin duda, es un retrato en torno a la principal protagonista más humano y sincero.
Sin embargo, el precio a pagar es la omisión de los ricos detalles ante la crítica de una sociedad hipócrita, como la que se dibujaba en Vetusta. Al tener que reducir considerablemente los personajes y situaciones que aparecen sobre las tablas, ese retrato mordaz de la falsa moral no queda lúcido y se echa en falta al ser uno de los pilares fundamentales de la obra original de Leopoldo Alas Clarín. Ello no quita que se esté ante una versión notable y haya superado el reto, sobre todo al nivel de descripción de las relaciones en torno a su protagonista.
Vetusta revive
Ana Ruiz es la encargada de dar vida a Ana Ozores en esta versión de La Regenta. La actriz afronta el reto con contundencia, con ahínco, se puede ver el compromiso y la concentración en escena. Además, le da un toque cotidiano que facilita la conexión con ella, así como la ingenuidad y la obsesión por ser férrea a una moral impuesta. Ruiz sabe navegar por todos los procesos de su personaje y hace que lidere sin problemas el montaje. Después, Álex Gadea se convierte en Don Fermín, de una forma vertiginosa. Se puede ver esa crueldad, esa obsesión, está magnífico. También sucede lo mismo con Jacobo Dicenta, el cual ofrece un Álvaro Mesía lleno de detalle, matices y ese aire canalla que necesita el personaje. Dicenta se mueve como pez en el agua en el escenario.
Joaquín Notario es Víctor Quintanar, con una interpretación más suave, más llana, contrasta con los otros protagonistas, dando ese punto de ligereza que se necesita. Además, lo hace de forma que no se pierda la contundencia e importancia de su papel, pero al mismo tiempo desde una vertiente menos visceral. Pepa Pedroche y Francesc Galcerán cumplen con su trabajo a la perfección, en sintonía con sus compañeros de escena. Lucía Serrano ofrece una actuación muy sugerente, que muestra carácter y personalidad sobre las tablas. Por último, Alejandro Arestegui cierra el elenco, con un trabajo a la altura y cumpliendo con lo que se demanda, aunque se vea algo opacado en su intervención.
De puertas para fuera
La propuesta escénica de La Regenta ha buscado un diseño minimalista, apoyándose en el audiovisual y en el espacio sonoro para llevar al espectador a esa Vetusta y lo logran. Tal vez hubiera sido más engorroso intentar fabricar físicamente este espacio, por lo que se valora la inteligencia de haberlo resuelto de esta forma. El vestuario es magnífico, acompañado de distintos detalles y objetos que potencian todavía más la acción, como los balcones y las puertas, que dan dinamismo al montaje. Asimismo, aplaudir la composición musical, elegante, suave, descriptible, llevando a los asistentes por las emociones y las situaciones que se captan desde el escenario.
La duración es comprensible, dado que ya es difícil condensarlo en apenas dos horas, dejando así que se transite por la evolución de su personaje principal. Por tanto, el ritmo es denso, pero está justificado, dado que no es por exceso de lentitud, sino porque por la envergadura del proyecto necesita tomarse el tiempo suficiente para que el espectador sea capaz de procesar la información y seguir la historia como debe ser. Para terminar, el diseño de audiovisuales es a gran escala y con un gusto estético y artístico muy destacado, precioso. En resumen, un montaje que ha sabido sacar valor a su estrategia técnica y artística, llevando al completo al público a ese laberinto de pasiones y emociones, sin dejar el trasfondo de Vetutas en ningún momento.
Conclusión
La Regenta logra tener una adaptación a la altura de su obra original, centrándose en la figura de Ana Ozores y sin caer en querer acaparar más de lo que puede. El elenco está estupendo, encabezado por una comprometida Ana Ruiz. A nivel técnico, han sabido extraer y aprovechar todas sus opciones, ante una propuesta elegante, estéticamente atractiva y con una potencia sonora importante. Únicamente, se puede echar más en falta la crítica férrea ante la falsa moral pública, que identificaba la novela original. Vetusta vuelve a la vida, enfocando su trama en la cárcel a la que es sometida Ana Ozores. Un placer.
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