La Tour de Glace, de Lucile Hadžihalilović (Earwig), realizadora francesa reconocida por plasmar fuertes tensiones en el territorio del fantástico y por abordar una deconstrucción abstracta del cine de misterio y horror posmoderno. En esta ocasión continua con esa misma línea para reavivar la leyenda del escritor romántico danés Hans Christian Andersen. Inspirándose en su célebre obra La reina de las nieves, Hadžihalilović articula una película que aboga por distorsionar la versión original del clásico, transformándola en un desolado sueño perverso que, lamentablemente, se torna excesivo y agotador.



La Tour de glace película

Crítica de 'La Tour de glace'

Ficha Técnica

Título: La Tour de glace
Título original: La Tour de glace / The Ice Tower

Reparto:
Marion Cotillard (Cristina/La Reina de las Nieves)
Clara Pacini (Jeanne)
August Diehl (Max)
Gaspar Noé (Dino)
Marine Gesbert (Stéphanie)
Lila-Rose Gilberti
Raphael Reboul (El segundo asistente de dirección)
Carmen Haidacher (Recepcionista)
Wilhelm Bonnelle (El portero del hotel)

Año: 2025
Duración: 118 min.
País: Francia
Director: Lucile Hadzihalilovic
Guion: Lucile Hadzihalilovic, Geoff Cox
Fotografía: Jonathan Ricquebourg
Música:
Género: Drama. Fantástico
Distribuidor:

Filmaffinity

IMDB

Clip de 'La Tour de glace'

Sinopsis

Años 70. Atraída por las luces de la ciudad, Jeanne, de 16 años, huye de un orfanato situado en lo alto de las montañas. Se refugia en un estudio de cine que explora en secreto por las noches. Durante el día se rueda allí la película La Reina de las Nieves, protagonizada por la enigmática Cristina. Jeanne cae inmediatamente bajo el hechizo de la bella y atormentada estrella. Entre la actriz y la chica surge una fascinación mutua.

Poco a poco, Jeanne empieza a desempeñar un papel cada vez más importante en el rodaje. A medida que crece su obsesión por el reino de la Reina de las Nieves, entre el plató y la pantalla, el cine y la realidad se funden en un juego mágico y laberíntico. Pero hay un precio que pagar. ¿Ama Jeanne a la Reina de las Nieves lo suficiente como para hacer el sacrificio que ella exige?



Una vuelta al mundo de Andersen

Jeanne es una niña huérfana que decide abandonar el orfanato donde vivía, impulsada por el deseo de descubrir una realidad hasta entonces completamente ajena. Mientras busca refugio en lo que parece un almacén cualquiera, tiene un encuentro punzante con la Reina de Hielo, figura viva de la protagonista del icónico cuento, lo que da pie a una conexión tan hipnótica como terriblemente mórbida.

La Tour de Glace es un obscuro viaje a través de las penurias de la infancia, donde Jeanne es víctima constante de ellas durante gran parte del metraje. La directora se embarca en un estudio singular sobre las cuestiones que subyacen en los cuentos infantiles, reimaginando lo que solemos percibir como inofensivo, pero que realmente no lo es tanto. Lucile Hadžihalilović hace evidente este enfoque al redirigir la pieza de Andersen hacia el lado perturbador y  tríptico del asunto, sin por ello prescindir de lo mágico.

Sombrío retrato sin peso narrativo

Al mismo tiempo, estamos ante una obra conformada por pinceladas de cine experimental y coming of age, por supuesto, en donde la propia torre de hielo es el conjunto que engloba el onírico trance en el que flota la protagonista, una Clara Pacini que se estrena como actriz en largometraje a través de un papel complejo y de matices dudosos, pero de los que logra salir adelante con solvencia.

La reina de hielo, interpretada por la siempre fascinante Marion Cotillard, en su caso en particular, se ve lastrada por la insuficiencia del guion. La Tour de Glace adopta indudablemente una narración examinada, contada por el ojo de un artista; sin embargo, la artista, en esta ocasión, es opacada por su mismo lenguaje.

La abstracción de Lucile Hadžihalilović es seductora en un principio. La forma en que recolecta fragmentos del escenario para crear un entorno mágico a partir de la visión que quiere impregnar es genuinamente interesante. El pesar viene cuando la directora recurre a esto de forma constante. Es un mar de interrogantes que no solo no se responden, sino que se revuelcan en sí mismas hasta abstraerse del contexto narrativo primario.

Viciosa y aburrida  

Esto no solo es difícil de seguir con el mismo interés que despega en sus primeros minutos, sino que se vuelve tan tediosa y vacía que las dos horas por las que ronda la duración de la película se convierten en angustia sin fin.

Es cierto que La Tour de Glace está intencionado para que sea un viaje contemplativo que saborea las migajas que va soltando para aterrizar en un clímax rotundo. El problema viene cuando ese punto álgido se siente desesperado y prácticamente evidente para cuando finalmente golpea. La realidad es que, para estas instancias, La Tour de Glace ya estaba completamente saturada y desvinculada por contar una historia comprometida.

Conclusión de 'La Tour de Glace'

Lucile Hadžihalilović es capaz de generar espacios solitarios y bellos a la vez; por otro lado, su desarrollo de personajes e historia injustificadamente largos no hace justicia al ejercicio visual tan cautivador que manipula con sutileza y descaro, pero sin un relato lo idóneamente bien construido que lo complemente.

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