"Leviatán": Dibuja tu vivencia

Leviatán: 𝒍𝒂 𝒆𝒙𝒑𝒆𝒓𝒊𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂 𝒅𝒆 𝒉𝒂𝒃𝒊𝒕𝒂𝒓 𝒅𝒆𝒏𝒕𝒓𝒐 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒃𝒂𝒍𝒍𝒆𝒏𝒂 es una auto-obra para un espectador o espectadora en la que tú darás vida con tu imaginación a todos los personajes y en la que la escenografía será el lugar en el que hagas la pieza.

Puede ser en tu casa o puede ser en una sala de teatro.

Es una experiencia personal, un viaje que haces en solitario y en relativa intimidad.

Es una obra que va a suceder en tu cabeza.

Vas a recibir un sobre blanco, arrugado, y sin nada escrito en su exterior.

Y una entrada de teatro con un número.

Colócate en un lugar cómodo donde puedas estar a gusto un tiempo, sin interrupciones.

Vas a estar tú, a solas, relacionándote con la pieza.

La pieza comienza en el momento en el que abras el sobre.

No necesitas nada para hacerla.

Todo viene explicado de manera clara y sencilla dentro del sobre.

Hay gente que termina en 60 minutos, pero puedes tardar todo lo que necesites.

Gracias por hacer Leviatán. (CÍA. LOS NÚMEROS IMAGINARIOS). 

Una experiencia íntima

Luis Sorolla se encuentra detrás de la pieza de Leviatán, una experiencia teatral inmersiva unipersonal. A pesar de poder compartir el momento con el resto de asistentes, el proyecto propone un viaje personal en el que cada persona debe dar respuestas y decidirse a crear para introducirse en su propio camino. Por ello, desde la dramaturgia, se proponen diferentes dinámicas que logran conducir excelentemente al espectador. Gracias a ello, cada persona puede tomarse el tiempo que necesite para ir deambulando por cada acción, pararse a pensar en el porqué de tomar dicha decisión. Así, se inicia un ritual catártico, al que hay que estar dispuesto a entrar, dado que sin esa amplitud reflexiva, no se puede llegar hasta el final con ella de la misma forma.

No es nada fácil lo que propone la compañía de los números imaginarios en esta dinámica, y ahí es donde se ve el esfuerzo y la complejidad de sus proyectos. Una vez se experimenta y se culmina el Leviatán interno, se queda un poso muy interesante que perdura en el tiempo. Por este motivo, hay que aplaudir la inteligencia y la audacia para lograr este tipo de estímulos sin ningún actor y mediante la confianza que se deposita en los espectadores. Además, aunque sea una experiencia individual, ver alrededor a cada persona vivenciarlo de una manera distinta, es gratificante y ayuda a meterse aún más en dicha atmósfera. Un proyecto que, podría decirse sin problemas, desafía los límites del teatro al arriesgar en buscar estructuras tan llamativas.

El momento y el espacio

A pesar de experimentarse en un teatro, Leviatán también tiene la opción de poder disfrutarse en un espacio personal como el hogar o cualquier sitio donde se halle la comodidad. Con lo cual, el despliegue técnico se enfoca más en lograr que cada persona quiera enfundarse en vivir la dinámica dejándose llevar. También se aplaude que las instrucciones sean claras, concisas, pero sin orientar hacia qué decisión debe tomar cada usuario con sus distintos sobres. Por tanto, a pesar de haber un enfoque, lógicamente, no es intrusivo y así se percibe. En referencia a los recursos que van más allá del papel, la compañía dota de los objetos suficientes para llevarlo a cabo y no tener la distracción de tener que buscarlos.

Como se sabe, esta pieza emergió de "Lear (Desaparecer)", uno de los proyectos más ambiciosos de la compañía. Pese a emanar de allí, ya funciona como una pieza totalmente independiente, lo que facilita que se pueda desarrollar sin necesidad de haberse visto la otra pieza previamente. Sobre el ritmo de este proyecto, no se puede determinar, ya que cada persona es la que elige hacia dónde ir y qué decisiones tomar, finalizando o continuando la dinámica en menor o mayor tiempo. Por lo que, es recomendable tener en mente que es una experiencia que no tiene una hora de finalización al uso. Como se puede ver, no es un espectáculo de texto y, por ese motivo, es por lo que se convierte en tan disruptiva. No hay una puesta en escena en sí, porque cada persona es su propia propuesta escénica. Con lo cual, lo hace todavía más interesante.

Conclusión

Leviatán es una experiencia inmersiva teatral muy interesante, que cautiva al ofrecer una experiencia personal muy íntima y reflexiva. Así, se estipula una serie de decisiones, dejando al asistente transitar según lo que necesite y al ritmo que lo desee. Gracias a ello, se crea una atmósfera catártica, que se disfruta al máximo. No obstante, hay que dejarse llevar y venir con la intención de vivirlo sin esperar algo en concreto. Después, el despliegue y la organización están muy cuidadas, sabiendo cómo hacer funcionar el recorrido mediante instrucciones eficientes, haciendo que no sea necesario la interacción con ningún miembro de la compañía. Un experimento vivencial arriesgado que triunfa por la audacia y la introspección que fomenta.

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