En el marco del Festival de Otoño, el Teatro de la Abadía acoge Life is a dream, un montaje hispano-ucraniano sobre La vida es sueño de Calderón de la Barca. Con dirección de Ignacio García y Oleg Zamyatin y con un elenco encabezado por Volodymyr Mishukov como Segismundo, nos ofrece una lectura contemporánea de nuestro clásico del Siglo de Oro adaptada al contexto de guerra que asola Ucrania.

Life is a dream nació hace tres años como proyecto de la Embajada de España en Ucrania y la Agencia Española de Cooperación Internacional en apoyo a la actividad artística ucraniana detenida por la guerra. Un año después de su estreno en una Kiev asolada por las bombas, llega a Madrid para iniciar una gira por todo el país. La obra se ofrece en ucraniano con subtítulos en castellano.

Life is a dream pudo disfrutarse en la Sala José Luis Alonso del Teatro de la Abadía de Madrid los días 15 y 16 de noviembre de 2025.



Life is a Dream

Crítica de 'Life is a Dream'

Ficha Técnica

Título: Life is a Dream
Título original: La vida es sueño

Reparto:
Oleg Zamyatin (Basilio)
Volodymyr Mishukov (Segismundo)
Olha Nahirniak (Rosaura, noble dama)
Anastasia Piskovets (Clarín, el bufón)
Mykhailo Hanev (Soldado)
Oleksandr Hrekov (Soldado)
Zakhar Kermoshchuk (Soldado)
Valeriia Saakian (Estrella)
Oleksii Polischuk (Clotaldo)

Duración: 80 min. apróx.
Dirección: Ignacio García y Oleg Zamyatin
Dramaturgia: José Gabriel Antuñano
Autoría original: Calderón de la Barca
Diseño de escenografía:
Olena Drobna
Producción: Lesya Ukrainka National Academic Drama Theatre e Ignacio García

Sinopsis de 'Life is a Dream'

Life is a Dream nos presenta a ocho actores en un escenario austero, como un eco de la precariedad impuesta en el país por la guerra, que condensan el drama de La vida es sueño, que habla de una nación (Polonia) en riesgo de ser sometida por un ducado (Moscovia) ante la posibilidad de que un mal gobernante pueda ser sustituido por un gobierno extranjero que lo tutele.

Este argumento tan ligado a la situación de Ucrania hoy muestra el valor de la obra de Calderón, cuyo tema central, según explica su director, Ignacio García, plantea “la dualidad entre lo que uno es y lo que uno cree ser”. Y es justamente esta dualidad la que vive también actualmente el país europeo, “pues sus ciudadanos no han despertado del shock de la invasión rusa; y no alcanzan a entender cómo han pasado de vivir en una sociedad europea liberal a ser atacados indiscriminadamente”.

El montaje rompe en determinados momentos la cuarta pared y los actores abandonan sus papeles para dirigirse al público y hablarles de algunos de esos temas sobre los que se interroga Calderón y la propia sociedad ucraniana: la libertad, la identidad y los sueños. (TEATRO DE LA ABADÍA). 



Life is a Dream
Foto de Teatro de la Abadía

Entre Kiev y Madrid

El interés por la obra de Calderón de la Barca en el ámbito eslavo fue temprano, intenso y de larga duración. Por eso, la elección de La vida es sueño para este proyecto es especialmente significativa. Un rey que debe elegir entre sus deberes como padre y como monarca, un príncipe de naturaleza tiránica despojado de sus privilegios, la sombra del destino, unos súbditos que exigen la restitución del orden natural. La historia de Segismundo es a la vez cuento de hadas, filosofía y teoría política. Una de las más profundas y bellas reflexiones sobre la tiranía, el libre albedrío y la redención jamás escritas.

La adaptación de José Gabriel Antuñano opta por reducir las líneas argumentales y eliminar algunos de los personajes, para no desviar la atención de Segismundo y de Basilio. Astolfo es la principal supresión. Esto no solo elimina el enredo amoroso, sino que aumenta el valor simbólico de Estrella, que se convierte en esta versión en la alternativa externa, moscovita, al gobierno legitimo de Segismundo. Esta decisión se convierte en un eco de la situación política de Ucrania.

Otra decisión también muy sugerente es la integración de un coro al estilo griego compuesto por civiles ucranianos, víctimas de la guerra. Actúan como conciencia externa a la tragedia: observan el drama, comentan y nos interpelan desde su experiencia vital. De este modo, la historia de Basilio y Segismundo se entrelaza con la realidad ucraniana. Nos obliga a abandonar el distanciamiento y nos recuerda que la restitución del orden y de la justicia son una urgencia que trasciende el escenario.

Teatro de la Abadía
Foto de Teatro de la Abadía

Escenografía de batalla

El diseño escenográfico de Olena Drobna es otro gran acierto. La austeridad se convierte en una decisión poética, pero también política, al evocar la precariedad en la que nació el proyecto. Todos los elementos adquieren un potente valor simbólico: la corona, las muletas de un gobernante que ya no se sostiene, los atuendos militares, la púrpura del poder sobre los harapos. Como único elemento escenográfico, la estructura provisional y endeble de un andamio. Además de un claro valor alegórico permite representar de manera simultánea distintos espacios y escenas.

El arte como arma de resistencia

Sin embargo, si esta versión de La vida es sueño es memorable es por la intensidad y la veracidad de sus interpretaciones. Volodymyr Mishukov ofrece una versión de Segismundo que encarna no solo la furia y la vulnerabilidad del original, sino que proyecta también el trauma colectivo. El Basilio de Oleg Zamyatin es un rey no solo fracasado, sino físicamente impedido para afrontar las obligaciones de su cargo. En su conjunto el elenco logra dar testimonio de la capacidad del arte como arma de resistencia.

Life is a Dream
Foto de Teatro de la Abadía

Conclusión

Life is a dream no es solo una adaptación de La vida es sueño de Calderón, sino un testimonio de la fuerza del teatro como espacio de resistencia, reflexión y esperanza. Cada decisión escénica, además de unas interpretaciones sobrecogedoras, contribuyen a crear un diálogo potentísimo entre la historia de Segismundo y la realidad de Ucrania. Imprescindible.

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