El pasado 7, 8 y 9 de junio regresó la obra de teatro Llévame a Benidorm a la escena cultural madrileña. La pieza escrita por Josi Alvarado forma parte de la II edición del ciclo de Teatro LGTB+ El Jaleo de Nave 73. Protagonizada por Rocío Solís y Alejandra Guiol, retrata dos temas de gran importancia social: el alzheimer y la vejez en las personas LGTB+. Fue candidata en los Premios Max 2024 a mejor espectáculo revelación.



Llévame a Benidorm obra

Crítica de 'Llévame a Benidorm'

Ficha Técnica

Título: Llévame a Benidorm
Título original: Llévame a Benidorm

Reparto:
Rocío Solís (Mila)
Alejandra Guiol (Luisa)

Duración: 70 min. apróx.
Dirección: Celia Morán
Dramaturgia: Josi Alvarado
Diseño de iluminación: José Carlos González
Escenografía: ArteYo Producciones
Diseño de sonido y vestuario: Celia Morán
Diseño gráfico: José Carlos Frade
Fotografía: Miguel Ángel García
Producción: ArteYo Producciones

Entrevista a Rocío Solís por 'Llévame a Benidorm'

Tráiler de 'Llévame a Benidorm'

Sinopsis de 'Llévame a Benidorm'

La obra de teatro Llévame a Benidorm nos presenta a Mila, enferma de Alzheimer que vive en una residencia. Luisa, su compañera de vida y la única que la visita, se tiene que ir a Santander porque sus hijos van a vender su casa. Mila decide emprender su último viaje a Benidorm: un viaje cargado de humor, casquería y mala leche. Las dos protagonistas navegarán por un viaje donde el amor es el protagonista. Una comedia deliciosa cargada de cine, de amor y humor que no escatima en crítica social. Es un grito, un último festín, un emocionante canto a la vida y un homenaje a las pioneras en la lucha LGTBIQ+. (TEATRO NUEVE NORTE). 



Llévame a Benidorm
Foto de Gonzalo Cabanyes

El adiós

Josi Alvarado compone un relato emocionante, cómico y tierno en la obra de teatro Llévame a Benidorm, donde pone sobre el escenario una historia protagonizada por dos mujeres de la llamada tercera edad. Para comenzar, se aplaude la decisión de escoger a estas dos mujeres, reivindicando la necesidad de visibilidad de esta edad en el medio cultural. Después, el libreto lleva al espectador ante una historia que combina la comedia, con muy buenos puntos de humor, con lo sentimental, con la nostalgia, con el sueño de aquello que se vivió, lo que se quiso vivir y lo que no. Esa combinación emocional es uno de los puntos que hace que el público se quede prendado de estas dos mujeres.

A pesar de su carácter ligero, buscando las risas en el público, no peca de edulcorar los temas que se abordan, siendo este uno de sus principales pilares. Por ello, se agradece que sea cruda en algunas escenas, sin perder la gracia y la hilaridad, pero poniendo un retrato de lo que significa acercarse a la muerte, abriendo un debate muy rico y con la complejidad con la que merece ser puesto sobre la mesa. También se aplaude la valentía con la que se representa la relación entre las protagonistas, que navegan desde lo cotidiano hasta lo universal, que hace que sea fácil identificarse o conectar con lo que se está viendo sobre la escena. Uno de los aspectos en los que se ha visto una mejoría más que notable, es la intervención de los trabajadores de la residencia, siendo ahora un elemento que rema a favor.

Nave 73
Foto de Gonzalo Cabanyes

Entre recuerdos y sonrisas

Alejandra Guiol y Rocío Solís son el alma de la obra Llévame a Benidorm, dando vida tanto a Luisa y a Mila, respectivamente, así como a distintos personajes o etapas que sobre a lo largo de la obra de teatro. En primer lugar, Alejandra Guiol contiene una ternura intrínseca, que se acompaña de una comedia muy cotidiana, muy cercana. Junto a ello, lo adereza con golpes de efecto y tics que le sientan muy bien a su trabajo dramático. Por ejemplo, la risa es un gran identificativo y es inevitable compartir las risas cuando lo realiza. También se ve un ejercicio de corporalidad muy trabajado, muy fluido, algo indispensable para dar verosimilitud a su personaje. Cabe mencionar que la emoción tampoco se le escapa, siendo sutil y con detalle.

Por su lado, Rocío Solís ofrece una interpretación más histriónica, con más fuerza, en coherencia con lo que le demanda su personaje. Desde la primera escena, se puede ver una completa concentración y ejecución medida al milímetro por parte de Solís. Esa garra y esa presencia hacen que el público se quede con su trabajo en la retina. Además, al tener aquellas partes donde se pone más en manifiesto la comedia, se ve el manejo que tiene con ella y lo aprovecha al máximo. Por otra parte, un acierto el contraste con los flashback, logrando que los asistentes sean capaces de ver las diferentes facetas de Solís en escena. La unión entre las dos actrices es poderosa y hay una química y confianza de alto nivel.

Nave 73
Foto de Gonzalo Cabanyes

Un último viaje

Uno de los aspectos más destacados de Llévame a Benidorm es la forma en la que aprovechan su puesta en escena. La escenografía es minimalista, no está nada sobrecargada y se aprovecha cada elemento que se ve sobre la escena. Por ello, se valora que sepan dar ese juego escénico y transformen el espacio según sus necesidades y de una forma muy fluida. El diseño de vestuario es otro de los puntos a mencionar, identificando rápidamente a los personajes, pero también estableciendo la identidad de cada uno de ellos. Por otra parte, el diseño de iluminación mantiene ese juego de luces que permite llevar a pasado y presente, sin perder de vista las escenas de mayor intimidad, donde la iluminación abraza y refuerzas dichos momentos. Una de las escenas técnicamente más bonitas es la de la fuente.

El ritmo de la pieza es dinámico, no se produce en ningún momento ninguna pérdida de atención, sino que el desarrollo sigue su curso sin ningún problema. También hay que comentar que el espacio sonoro cumple con su función, así como elementos como la megafonía, que han sabido ajustarse a las necesidades y comodidades del espectador. Otro de los puntos a analizar es el apoteósico final, que ha ganado en fuerza por la forma de ejecutarlo. Si anteriormente había unas burbujas, que estéticamente eran óptimas, pero no lograban toda la fuerza necesaria, aquí se acompaña de una sorpresa que lo completa y hace que sea toda una celebración. En resumen, han sabido cuidar sus fuerzas y han matizado sus flaquezas, logran mejorar el resultado que ya hubiera en la temporada pasada.

Llévame a Benidorm
Foto de Gonzalo Cabanyes

Conclusión

Llévame a Benidorm es una obra que emociona, que despierta las risas en el público y visibiliza una realidad compleja con total humanidad y sentimiento. El libreto de Josi Alvarado navega por los sentimientos, por el humor y por un retrato realmente delicado, sin edulcorante, pero sin perder la luminosidad. Alejandra Guiol y Rocío Solís demuestran que llevan funciones a las espaldas y han potenciado sus interpretaciones al máximo nivel. A nivel técnico y artístico, una ejecución de la puesta en escena óptima, mostrando que lo minimalista, bien realizado, funciona completamente. El final es toda una sorpresa, que aporta ese punto de efecto que sienta genial a la obra. Una última aventura, sin maletas, pero llena de vivencias, recuerdos, risas y verdad.

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CINEMAGAVIA
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Diego Da Costa
Subdirector de Cinemagavia. Comunicólogo audiovisual por la UCM y Máster en Comunicación en la Red por la UNED. Miembro de EGEDA (Premios Forqué) e Ingeniero Audiovisual en Ricoh España. Co-creador de la compañía artística La Joie de la Colina. Como diría Elizabeth Taylor: "Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos".
llevame-a-benidorm-obra-teatro-criticaEmociona, que despierta las risas en el público y visibiliza una realidad compleja con total humanidad y sentimiento. El libreto de Josi Alvarado navega por los sentimientos, por el humor y por un retrato realmente delicado, sin edulcorante, pero sin perder la luminosidad. Alejandra Guiol y Rocío Solís demuestran que llevan funciones a las espaldas y han potenciado sus interpretaciones al máximo nivel. A nivel técnico y artístico, una ejecución de la puesta en escena óptima, mostrando que lo minimalista, bien realizado, funciona completamente. El final es toda una sorpresa, que aporta ese punto de efecto que sienta genial a la obra. Una última aventura, sin maletas, pero llena de vivencias, recuerdos, risas y verdad.

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