La obra Lorca, Vicenta, dirigida por José Borrás narra de manera biográfica la vida de la madre del poeta Federico García Lorca. Con esta interpretación única, a cargo de Cristina Marcos, y acompañada de la música de Cristina Presmanes, nos traslada a la España prefranquista en la sala Jardiel Poncela del Teatro Fernán Goméz hasta el 27 de febrero.



Lorca, Vicenta

Crítica de 'Lorca, Vicenta'

Ficha Técnica

Título: Lorca, Vicenta
Título original: Lorca, Vicenta

Reparto:
Cristina Marcos (Vicenta)
Cristina Presmanes (La Bala / Piano)

Duración: 80 min. apróx.
Dirección: José Bornás
Dramaturgía: Itziar Pascual, Yolanda Pallín y Jesús Laiz
Texto:
Yolanda Pallín, Itziar Pascual y Jesús Laiz
Iluminación:
Juanjo Llorens
Escenografía:
Asier Sancho
Vestuario:
Almudena Rodríguez Huertas
Videoscena:
Pedro Chamizo
Títeres y objetos:
Andrea Waitzman
Coreografía y movimiento:
Xenia Sevillano
Ayudante de dirección:
Mariana Kmaid
Producción ejecutiva:
Javier Ortíz (El sol de York)
Distribución:
Mara Bonilla
Producción: El Sol de York y Apata Teatro

Tráiler de 'Lorca, Vicenta'

Sinopsis de 'Lorca, Vicenta'

Per se, su vida ya resulta del todo interesante, pero es que, además, Vicenta se apellida LorcaLorca, Vicenta es una ficción basada en hechos reales en la que tres voces de la dramaturgia actual convergen en otra para romper el silencio, para ponerla en valor. Noble, cariñosa, familiar, creyente, tenaz, responsable, empoderada, culta, capaz, generosa, protectora... madre.

Vicenta, la mujer que nunca ríe en las fotos, escribe a su hijo como el que riega una semilla que ha plantado y sabe que dará sombra a otros («Recuerdos de todos, besos de tus hermanos...») lo que nos permite confrontar al Federico universal con el de carne y hueso. (TEATRO FERNÁN GÓMEZ).



Lorca, Vicenta
Foto de Manuel Maldonado

Puesta en escena

La puesta en escena de Lorca, Vicenta, es el fruto del trabajo conjunto de profesionales como: Juanjo Llorens, Asier Sancho, Almudena Rodríguez Huertas, Pedro Chamizo y Andrea Waitman. 

El resultado es un escenario recogido, austero y a pie de butacas. Un escenario íntimo, que mantiene mediante las luces la esencia de la cuarta pared. El pequeño escenario está muy bien aprovechado, pues permite a la actriz viajar por las distintas superficies arrastrando al espectador hacia las distintas líneas temporales que transcurren en su actuación.

Un escritorio, una hamaca de madera, unas escaleras que no suben a ninguna parte y un telón que cobija a nuestra pianista, Cristina Presmanes. 

Teatro Fernán Gómez
Foto de Manuel Maldonado

Un juego de imaginación y sencillez

El conjunto de Lorca, Vicenta se puede definir como una gincana de imaginación para el que fuere su espectador. Una chaqueta como la del marido, que parece que habla, que abraza y que discute con Cirstina, nuestra Vicenta. Un Federico visto desde los ojos de su madre, tierno, infantil y humano, lejos de ser aquel poeta muerto en lo alto del imaginario literario nacional. 

Una España atrasada, pero concevida como única, pues entonces no conocían la actual. Un contexto dramático, y un final popular y esperado. La muerte del hijo.

Lorca, Vicenta
Foto de Manuel Maldonado

Conciencia histórica

Lorca, Vicenta, inevitablemente hace alusión a realidades de la época. Concretamente a la realidad de las mujeres maestras. Leer el contrato pesetero y coercitivo de las maestras de la España anterior a la Dictadura hace reflexionar sobre la evolución social del oficio y de las amplitudes de libertad en cuanto al funcionariado femenino. poder trabajar siendo una mujer casada se plantea como un lujo en la obra, y no poder pasear a partir de las 8 de la tarde también. Ante esto, pitan los oídos en el patio de butacas. Y eso es bueno.

Conclusión

Lorca, Vicenta es una obra sublime. Una actuación permeable que hace partícipe al espectador de sus llantos y alegrías de la protagonista. Una interpretación que nos somete a ser coetáneos de una España antigua. La labor de Cristina Marcos es inmensa, su rostro permanecerá como el de la madre del poeta seguramente para siempre. La sensibilidad de sus palabras y titubeos manifiestan que la maternidad de una celebridad, de un mito no dista de la maternidad al uso. Vicenta es mostrada como maestra y madre. Pero siempre como Vicenta.

Se apagaron los focos, los aplausos hicieron tronar la sala, una tormenta merecida.

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