Es pensar en Tolkien y recorrer a uno ese dulce y electrizante escalofrío que solo las obras más singulares de la historia pueden provocar. Y para irrepetible don John Ronald Reuel, el prodigio británico que dejó en la literatura y todas nuestras vidas una huella tan única como esa sortija que tantos problemas ha traído consigo. De esto hablamos, de Los Anillos de Poder, que en su temporada 2 crece de manera tan sorprendente que, recordando las penurias de la primera, solo viéndola uno puede cerciorarse de su llamada a la grandeza. Ocho nuevos capítulos que ahondan todavía más la pisada tolkieniana en la historia de la televisión. Estreno el 29 de agosto de 2024 en Prime Video.
Crítica de 'Los Anillos de Poder (Temporada 2)'
Resumen
Ficha Técnica
Título: El señor de los anillos: Los anillos de poder
Título original: Lord of the Rings: The Rings of Power
Reparto:
Morfydd Clark (Galadriel)
Ismael Cruz Cordova (Arondir)
Charlie Vickers (Halbrand)
Markella Kavenagh (Nori Brandyfoot)
Daniel Weyman (El extraño)
Lloyd Owen (Capitán Elendil)
Robert Aramayo (Elrond)
Megan Richards (Amapola orgullosa)
Sara Zwangobani (Marigold Brandyfoot)
Cynthia Addai-Robinson (Reina Regente Miriel)
Año: 2022
Duración: 65 min.
País: Estados Unidos
Director: Patrick McKay (Creador), John D. Payne (Creador), J.A. Bayona, Wayne Yip, Charlotte Brändström
Guion: John D. Payne, Patrick McKay, Stephany Folsom, Justin Doble, Jason Cahill, Gennifer Hutchison, Glenise Mullins, Bryan Cogman, Helen Shang. Libros: J.R.R. Tolkien
Fotografía: Aaron Morton, Óscar Faura, Alex Disenhof
Música: Bear McCreary, Howard Shore
Género: Aventuras. Fantástico
Distribuidor: Prime Video
Tráiler de Los anillos de poder (Temporada 2)
Sinopsis
Esta temporada presenta la esperada Guerra de Eregion, una batalla definitiva en la historia de la Segunda Edad de la Tierra Media de J.R.R. Tolkien, de la que no todos salen con vida. Los estandartes se alzan y la devastadora guerra contra Sauron no ha hecho más que empezar.
Sauron regresa en la temporada 2 de Los Anillos del Poder. Expulsado por Galadriel, sin ejército ni aliados, el naciente Señor Oscuro debe confiar ahora en su propia astucia para reconstruir su fuerza y supervisar la creación de los Anillos de Poder que le permitirán someter a todos los pueblos de la Tierra Media a su siniestra voluntad.
Después del éxito y la ambición épica de la primera temporada, la nueva temporada presenta a sus personajes más queridos y más vulnerables en una oleada de oscuridad cada vez mayor, desafiándolos a encontrar su propio lugar en un mundo que está cada vez más al borde de la calamidad. Elfos y enanos, orcos y hombres, magos y pelosos, a medida que las amistades se resienten y los reinos comienzan a fracturarse, las fuerzas del bien lucharán cada vez más ferozmente por aferrarse a lo que más les importa a cada uno... los demás. (Prime Video)
Dónde se puede ver la serie en streaming
Impotente punto de partida
Qué difícil es entregar al público una serie que roce la excelencia, y mucho más si se trata de esas clásicas largas, de las que se hacían antes, de episodio semanal y debate diario con familia y amigos. Es más, ¡qué encanto tenían sin las redes sociales de por medio! Más que nada por esto de Xtwitter y la toxicidad sublimada. Al fin y al cabo, todos somos víctimas de esta desdicha, que se lo digan a los defensores de la primera temporada de Los Anillos de Poder.
Con o sin razón, estos bravos adalides de la adaptación televisiva más costosa de la historia recibieron todo tipo de insultos y amenazas. Todos conocemos a alguno de estos resilientes abanderados del proyecto de fantasía, y desde aquí aplaudo su valentía, al menos a los honestos y respetuosos con el adversario. Yo no me incluyo ni en el grupo de los cobardes difamadores ni en el de los valedores, sino que me limité, como siempre hago, a valorar el producto audiovisual en cuestión (no entraré en asuntos de esencia ni canon, esto queda para los historiadores de J.R.R.).
A eso voy, a juzgar El señor de los anillos: Los anillos de poder en su conjunto, ya vista la temporada 2 al completo y por anticipado, privilegio que agradecemos a Amazon. Es imposible visionar el último paquete de ocho episodios sin poner el retrovisor con los precedentes. Porque el punto de partida del segundo intento es el fracaso del primero. No nos engañemos, al margen de purismos y gafapastas, la primera season es un strike como una catedral.
Claro, hablamos de cuestión artística, donde la propuesta no supo convencer al margen de una ingente cantidad de millones en el apartado visual, que lucía de escándalo, y una composición sonora original que nunca se ha visto en la televisión. Pero el hándicap no estaba ahí, sino en lo verdaderamente importante, en la construcción narrativa. ¡Todo es narrativa! Y más lo es el guion, uno que se elaboró con muchas dudas, con la sensación externa de que faltaba una conciencia real de lo que se estaba labrando.
Debe ser difícil adaptar algo tan conocido, exitoso y emblemático como esto a partir de apenas unos anexos. ¡Mucho más con el precedente Peter Jackson! Y todavía más duro es plantear una segunda temporada habiendo confundido tanto en la primera. Como he dicho, un punto de partida severamente complicado. Es decir, que no solo debes emular el nivel mostrado en los apartados visual y musical, sino que has de solventar las contradicciones cronológicas, las incoherencias argumentales, los fallos de continuidad, la falta de poso de personajes icónicos del legendarium...y un largo etcétera que ya comentamos hace unos años.
Un trabajo concienzudo
¿La buena noticia? Que lo han resuelto, al menos en gran parte. Es prácticamente imposible solucionar todo, más que nada porque, aunque no se pretenda, algunas de las líneas narrativas ya están planteadas y situadas. Y si se ha hecho de manera irregular, ya están en proceso de crecimiento. Es como la semilla y la planta, no la puedes quitar de cuajo y plantar otra, ya no sería Los Anillos de Poder. Es decir, el reto era mayúsculo, seguir convenciendo a los incondicionales, recuperar al fandom perdido por el camino y cautivar las voces críticas profesionales. En esta última lista nos encontramos, y hemos sido enganchados.
Con más mérito dirán algunos, puesto que uno suspendió la temporada 1 por todos esos errores incomprensibles en un producto de esta envergadura para una adaptación de tal misticismo. Porque si algo tiene Tolkien con su trabajo, es devoción religiosa, y para llenar estadios de fútbol. No sé si el legendario profesor universitario estaría o no de acuerdo con este proyecto, en mis adentros me digo que no, pero al menos pueden quedarnos retazos dentro de una obra artística excelente.
Yendo a la pomada, como se suele decir, estos últimos ocho capítulos de la temporada 2 de El señor de los anillos: Los anillos de poder son fruto de un trabajo a conciencia, de recuperación de la confianza que una vez todos depositamos como amantes de J.R.R. Lo han conseguido, con creces, pasar de un producto errático a una entrega que roza el sobresaliente. Es evidente que mejora y ofrece un verdadero espectáculo que en muchos aspectos es historia de la televisión.
Algo muy diferente
Estamos ante una temporada 2 de Los anillos de poder con entidad propia, que brilla con mucha fuerza al haber enmendado esos graves problemas narrativos. Con una estructura más lógica y directa, eleva el nivel y en cierto sentido dignifica lo que una vez fue deshonroso. En gran parte esto pasa por dar más sentido de ser a ciertos personajes antes desdibujados, que unidos llevan a un conjunto más sólido.
Se han corregido los desaciertos que lastraban la coherencia argumental, quizá porque de manera muy dilucidada el protagonismo más esencial de Los anillos de poder vira hacia la figura de Sauron, algo nunca antes visto. Esto solventa el palpable problema de la contradicción con Galadriel, al menos en esa dirección, y explota un mayor potencial argumental. Y aquí dejamos claro que es una auténtica mina de oro. Asimismo, el timing es mejor y todo avanza a un ritmo más adecuado, evolucionando de manera ágil y correcta las tramas y los arcos específicos. Del mismo modo, la narración se siente menos monótona y a su vez crece en orden y lógica.
¡No nos olvidemos de la épica! Que en esta season se nota y mucho, sobre todo por el asedio de Eregion, que sin paliativos es verdadera historia de la televisión. Es más, el guion va alternando la batalla, de corte convencional y a escala mastodóntica, con esos juegos de poder que van emanando de la figura de Sauron o cualquiera de sus rostros. Porque, lo decimos claro, es omnipresente directa o indirectamente. Y aquí quiero hacer un paréntesis con las interpretaciones, que mejoran mucho respecto a la primera entrega y en especial por dos actores concretos.
El primero Charles Edwards, que otorga a Celebrimbor una altura como personaje que nunca antes tuvo, llegando a niveles impactantes. El segundo, el rey de toda esta fiesta, el Annatar de Charlie Vickers, que nos regala una actuación sensacional, con una enorme riqueza de registros y una red de manipulaciones asombrosa, porque ¡juega con absolutamente todos! Los dos juntos son pura poesía.
Por último, destacaría tres pilares fundamentales que sostienen todo esta locura. El apartado visual es quizá más impresionante que antes, rozando la perfección y situándose en una dimensión inalcanzable por ninguna otra serie de televisión. Después tenemos la música, que Bear McCreary eleva al título de obra maestra, si es que no lo era ya, pero se supera a sí mismo, cuidando hasta el más mínimo detalle y adaptándose a todas las escenas y personajes concretos. Así de claro: lo que se ve y se oye van siempre de la mano, construyen juntos un mismo paisaje de cinematografía exquisita. El tercer punto, novedoso en todo caso pero igualmente protagonista y diferenciador, es el tono impreso durante los ocho episodios, mucho más oscuro, sibilino, sangriento y violento, incluso llegando a cuotas de salvajismo.
Con sus cosas, ahora sí convence
Digo "con sus cosas" porque no todo es bueno. Hay ciertas ejecuciones técnicas que no terminan de convencer, siendo sorprendente dado el contraste con el altísimo nivel medio de la temporada. En ese aspecto, Los Anillos de Poder debió estar más pulida. Además, existen personajes con menor peso dramático que continúan sin aportar demasiado, aunque no lastran tanto el conjunto. Asimismo, se representan algunas tramas de menos calado, destacando por debajo al ser la principal de tanta trascendencia y calidad reseñable. Y no se me olvide, hay alguna resolución de dudas y orígenes que no parece demasiado creíble ni tampoco creativa.
Sin embargo, son excepciones a una regla general de bastante altura, una temporada 2 de El señor de los anillos: Los anillos de poder que ya vuela alto y con entidad propia. Y no menospreciemos que va in crescendo, tarea complicadísima en este caso. Una season de mínimo notable alto que en muchas ocasiones coquetea con el sobresaliente.
Conclusión de 'Anillos de Poder (temporada 2)'
En esa estamos, como siempre, saber si vale o no la pena adentrarse de nuevo en la alta fantasía que nos ofrece Amazon con Los Anillos de Poder. Según lo vivido en estos ocho últimos capítulos, es un sí rotundo. La mejora es clarísima, más que nada como demostración de que, al menos artísticamente, hay un interés claro en dejar huella en la historia de la televisión. En cierto sentido ya están esos ecos de grandeza, pero quieren más y están dispuestos a enmendar errores del pasado. Esto es la temporada 2, una declaración de intenciones muy agresiva y seductora, al puro estilo Annatar. Vale la pena, tanto como este extraordinario villano que ya protagoniza la historia, la deliciosa banda sonora o ese apartado visual que no encuentra rival. Fantasía made in El señor de los anillos.
Únete a nuestro CANAL DE TELEGRAM