En el impresionismo, la conexión con la naturaleza es vital, los colores son puros y la mezcla de los mismos la produce única y exclusivamente nuestra mirada, aquella con la que también tratamos de hallar un sentido conjunto al pasado y el presente. Los colores del tiempo, una propuesta que pretende abarcar eras de arte, chismorreo y emociones humanas, se puede resumir a la perfección con ese preciso concepto: El valor del antes y el ahora, que no entiende ni de antes ni de ahora. Tras su paso por la Sección Oficial del Festival de Cine Europeo de Sevilla 2025 la película Los colores del tiempo, dirigida por Cédric Klapisch (Un paso adelante, Nuestra vida en la Borgoña), se estrena en salas este viernes, 14 de noviembre de 2025.
Crítica de 'Los colores del tiempo'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Los colores del tiempo
Título original: La venue de l’avenir / Colours of Time
Reparto:
Suzanne Lindon (Adèle Meunier, de soltera Vermillard)
Abraham Wapler (Seb)
Vincent Macaigne (Guy)
Julia Piaton (Céline)
Zinedine Soualem (Abdelkrim)
Paul Kircher (Anatole)
Vassili Schneider (Lucien)
Sara Giraudeau (Odette Vermillard)
Cécile De France (Calixte de La Ferrière)
Vincent Pérez (Tío Teofrasto)
François Berléand (Victor Hugo)
Claire Pommet (Fleur)
Fred Testot (Félix Nadar)
Año: 2025
Duración: 124 min.
País: Francia
Director: Cédric Klapisch
Guion: Cédric Klapisch, Santiago Amigorena
Fotografía: Alexis Kavyrchine
Música: Robin Coudert
Género: Comedia dramática
Distribuidor: Wanda Visión
Tráiler de 'Los colores del tiempo'
Sinopsis
Hoy, en 2025, una treintena de personas de una misma familia se enteran de que van a heredar una casa abandonada desde hace años. Cuatro de ellos, Seb, Abdel, Céline y Guy, se encargan de hacer el inventario. Estos lejanos «primos» descubrirán entonces los tesoros escondidos en esta vieja casa. Se encontrarán siguiendo las huellas de una misteriosa Adèle que abandonó su Normandía natal a los 20 años. Adèle llega a París en 1895, en un momento en que la ciudad se encuentra en plena revolución industrial y cultural.
Para los cuatro primos, este viaje introspectivo por su genealogía los llevará a descubrir ese momento tan especial de finales del siglo XIX, cuando se inventó la fotografía y nació el impresionismo. Este cara a cara entre las dos épocas, 2025 y 1895, les hará cuestionar su presente y sus ideales y les revelará el significado de: Los Colores del tiempo. (Wanda Visión)
Dónde se puede ver la película en streaming
Pinceladas sin expresión
Suena genial, ¿verdad?. Una historia sobre cómo la ilusión y la curiosidad de una familia muy actual se funde con el registro pictórico y fotográfico de otra historia, la de sus antepasados, la de unos jóvenes dando vueltas por la preciosista París del Siglo XIX. Bueno, pues el resultado de Los colores del tiempo, por desgracia, no ha podido dar la talla a pesar de tenerlo todo, absolutamente todo, al menos en apariencia.
Una estética pulcra, de una factura digna del invento y con la convicción de plasmar en sus amables imágenes un desenfado capaz de atraer tanto a adultos con las narices metidas hasta el fondo del asunto como jóvenes algo desconectados de estos lujosos entornos. Suena a película inofensiva, porque lo es.
Y he ahí el problema, que en su inamovible y dulce blancura no he logrado encontrar una narrativa especialmente interesante o memorable. Ni un conflicto, central o secundario, con la garra necesaria para transportarnos de lleno a esos mundos, ni una reflexión que no delate un didacticismo algo pueril. El argumento coral de Los colores del tiempo es fácil, muy fácil de ver de hecho, pero explorarla no resulta tan satisfactorio.
Terapia en familia
Sus personajes, majísimos todos ellos, se abren camino en un mejunje de tramas de una elegancia que queda fina y lograda en cámara pero luego se siente postiza, impresionista pero poco impresionante. Como si tantos frentes abiertos, temáticos y argumentales, careciesen en realidad de un propósito y una voz genuina. Son unas costuras que ya empiezan a notarse desde su arranque, un primer acto con intención pero descuidado, indeciso, de pronto asaltado por un exceso de decisiones cruciales que justifiquen un rumbo firme.
Por lo menos, más allá de sus formas amaneradas y sus torpezas, la compañía que proporciona Los colores del tiempo no se vuelve especialmente cargante. Ni aburre, ni engancha del todo. Puede que esboces una sonrisa en mitad del trayecto, al final o en ambos, pero tu mente lo terminará olvidando. En algún que otro instante aparecen destellos de lucidez, tanto en puesta en escena como en sentido del humor, que aligeran un conjunto lleno de promesas reducidas a lujosos bocetos. Y la elección musical es su baza más convincente, porque poner de fondo a Aphex Twin en casi cualquier contexto siempre es apuesta segura.
Conclusión de 'Los colores del tiempo'
Tu vida definitivamente no va a empeorar si ves una película como Los colores del tiempo, pero tampoco ocupará demasiados huecos en tu memoria. Parte de una premisa muy humana y llamativa que mezcla historia del arte con inquietudes actuales de todas las edades y apariencias, todo para quedarse al final en una opulencia de profundidad limitada y de emociones más bien planas.
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