El Teatro Lara representa todos los domingos, hasta el 27 de abril, Los niños de la tele, una producción escrita por Adrián Pino y Carlos Moya. Protagonizada por Eva Bonald, Marc Bonnín, Juanma Linero, Pablo Reyes y Jaime Wang, reflexiona sobre las expectativas de la infancia y cómo éstas influyen en la vida adulta. Dirigida por Alberto Sabina, se puede ver los domingos a las 18:15 horas en la Sala Lola Membrives.



Los niños de la tele

Crítica de 'Los niños de la tele'

Ficha Técnica

Título: Los niños de la tele
Título original: Los niños de la tele

Reparto:
Eva Bonald
Marc Bonnin
Juanma Linero
Pablo Reyes
Jaime Wang

Duración: 75 min. apróx.
Dirección: Alberto Sabina
Dramaturgia: Adrián Pino y Carlos Moya
Producción Ejecutiva: Eva Bonald
Idea original:
Adrián Pino y Carlos Moya
Diseño de sonido:
Angelina Foglio
Técnico de iluminación y sonido:
Angelina Foglio
Fotografía:
Babi
Producción: Molly Cat SL.

Sinopsis de 'Los niños de la tele'

Los niños de la tele está ambientada en un salón de fiestas cutre, la obra explora las vidas de cinco antiguos niños prodigio que intentan reconciliar sus fracasos personales con el brillo que alguna vez tuvieron en televisión. Desde una cantante frustrada hasta un fanático obsesionado con el Betis, cada personaje enfrenta el peso del pasado y busca un nuevo propósito mientras tratan de revivir la magia del programa que marcó sus vidas. (TEATRO LARA). 



Los niños de la tele
Foto de Babi

Menuda noche

Adrián Pino y Carlos Moya ponen sobre el foco principal el programa Menuda noche, de Canal Sur, en Los niños de la tele, una pieza que piensa sobre qué hay después de la efímera fama infantil. Los autores apuestan por una comedia que explota el cliché y el estereotipo, siendo su mayor fuerte el uso de estos tópicos y la propia idiosincrasia cultural española que han provocado las anécdotas de estos niños y ha resurgido con el viralismo de las redes sociales. Así, crean momentos que provoquen las carcajadas en el público. Con lo cual, no busca una reflexión profunda en torno al fenómeno efímero de la fama y, mucho menos, del significado de juguete roto en lo que podría considerarse una especie de “niños prodigios”.

La pieza debe ser entendida dentro de este género y de cuáles son sus intenciones, por ello, se valora positivamente que vaya con su estilo y su coherencia de principio a fin. Tiene momentos realmente desternillantes, así como pequeñas bromas internas que acaban por funcionar con su conexión con el público. Sin embargo, no fluye de la misma forma con cada monólogo personal, en el que se puede ver una estructura repetitiva, lo que impide que haya frescura en cada uno de ellos. Además, provoca una disonancia con el estilo general de la pieza, queriendo convencer al público del mensaje que hay detrás de la producción. Por tanto, hubiera sido más efectivo dejar que sea una pieza para disfrutar, para divertirse y no querer buscarle unos matices que no logra por consolidar.

Teatro Lara
Foto de Babi

Aquellos años

Un total de cinco actores son los que se ponen al frente de Los niños de la tele. En primer lugar, Juanma Ligero logra una interpretación muy potente, combina naturalidad con fuerza y eso hace que sea un gran trabajo el que expone sobre las tablas. Además, se deja invadir por la esencia de la obra y eso le deja explotar su parte cómica. Marc Bonnín se va por una vertiente más extrema, con una energía apabullante y, en alguna ocasión, desmedida. Aun así, se mantiene firme en su propuesta de principio a fin y eso hace que sea solvente. Pablo Reyes y Jaime Wang interpretan de una forma plausible, cumplen con sus papeles, sin problemas. Eva Bonald intenta hacer una parodia de la “niña prodigio” con su voz repelente, un buen recurso, que acaba por excederse. Sería interesante ver otros códigos y dar más capas a su trabajo.

La puesta en escena saca partido, en especial, al espacio sonoro, así como a un diseño de iluminación muy bien planteado y ejecutado. La nostalgia toma partido en un momento de la obra y es un elemento perfecto para esta obra. Por otro lado, la escenografía goza de un minimalismo, que ayuda poner el foco en el trabajo actoral, el problema surge que la conexión entre ellos no siempre está cohesionada y ello provoca momentos en el que el ritmo se pierde. En consecuencia, el dinamismo de la pieza se ve afectado. A pesar de ello, el conjunto general divierte, hace que se tome un respiro del pensamiento y a veces se buscan obras para esto y ésta lo satisface.

Los niños de la tele
Foto de Babi

Conclusión

Los niños de la tele es una pieza fresca, que busca divertir y llevar a los espectadores a pasar un buen momento sin mayores expectativas. El guion apuesta por el cliché y lo lleva al extremo, ese es su mayor fuerte. Sin embargo, cuando desea darle más profundidad y drama, nada a contracorriente y no sienta bien al libreto. El elenco logra un buen trabajo, destacando, en especial, Juanma Linero y Marc Bonnin. La puesta en escena gana en el espacio sonoro, el diseño de iluminación y los guiños nostálgicos. El ritmo es irregular, dado que se producen pequeños cortes de conexión actorales y ello ocasiona que el dinamismo se vea opacado. Una cita con la nostalgia y las “estrellas efímeras” para pasar un buen rato y olvidarse por un momento del ruido exterior.

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Diego Da Costa
Subdirector de Cinemagavia. Comunicólogo audiovisual por la UCM y Máster en Comunicación en la Red por la UNED. Miembro de EGEDA (Premios Forqué) e Ingeniero Audiovisual en Ricoh España. Co-creador de la compañía artística La Joie de la Colina. Como diría Elizabeth Taylor: "Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos".
los-ninos-de-la-tele-critica-teatroUna pieza fresca, que busca divertir y llevar a los espectadores a pasar un buen momento sin mayores expectativas. El guion apuesta por el cliché y lo lleva al extremo, ese es su mayor fuerte. Sin embargo, cuando desea darle más profundidad y drama, nada a contracorriente y no sienta bien al libreto. El elenco logra un buen trabajo, destacando, en especial, Juanma Linero y Marc Bonnin. La puesta en escena gana en el espacio sonoro, el diseño de iluminación y los guiños nostálgicos. El ritmo es irregular, dado que se producen pequeños cortes de conexión actorales y ello ocasiona que el dinamismo se vea opacado. Una cita con la nostalgia y las “estrellas efímeras” para pasar un buen rato y olvidarse por un momento del ruido exterior.

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