Los últimos románticos (Azken erromantikoak) es la adaptación de la novela homónima escrita por Txani Rodríguez, ganadora del Premio Euskadi de Literatura y una de las novelas más vendidas de los últimos años (editorial Seix Barral). La adaptación de la novela a la gran pantalla es obra de Marina Parés y David Pérez Sañudo, ganadores del Goya al Mejor Guion Adaptado por Ane. La BSO está compuesta por Beatriz López-Nogales. Una historia de superación, compañerismo y de amor que invita a reflexionar sobre el ser humano y su relación con los demás que se estrenó en salas de cine españolas el 15 de noviembre de 2024.
Crítica de 'Los últimos románticos'
Resumen
Ficha Técnica
Título: Los últimos románticos
Título original: Los últimos románticos (Azken erromantikoak)
Reparto:
Miren Gaztañaga (Irune)
Maika Barroso (Paulina)
Eric Probanza (Iker)
Itziar Aizpuru
Ignacio Mateos
Joan Solé
Font García
Ion Zumelaga
Año: 2024
Duración: 102 min.
País: España
Director: David P. Sañudo
Guion: David P. Sañudo, Marina Parés. Novela: Txani Rodríguez
Fotografía: Víctor Benavides
Música: Beatriz López-Nogales
Género: Comedia dramática
Distribuidor: A Contracorriente Films
Tráiler de 'Los últimos románticos'
Dónde se puede comprar la novela
Sinopsis de Los últimos románticos
Irune, una mujer insegura, solitaria y con tendencias hipocondríacas, trabaja en una fábrica de papel situada en las afueras de un pueblo industrial. Su vida se limita a un reducido círculo de conocidos: sus compañeros de trabajo, una vecina con la que comparte algo parecido a una amistad y un operador de Renfe a quien consulta horarios de trenes que nunca toma. Su frágil equilibrio estallará cuando se detecte un bulto en un pecho, lo que coincidirá con un conflicto laboral en el que se ve implicada. Es entonces cuando su vida toma un giro inesperado, ofreciéndole la oportunidad que, quizás sin saberlo, siempre había estado esperando. (A Contracorriente Films)
Dónde se puede ver la película en streaming
Drama y comedia en clave de cotidianidad
En Los últimos románticos, el director David P. Sañudo nos sumerge en la vida de Irune, una mujer atrapada entre sus miedos internos y una rutina anodina. Ambientada en un paisaje industrial del País Vasco, la película combina drama y comedia para explorar los altibajos de la vida diaria, abordando temas como la soledad, la inseguridad y el deseo de encontrar un propósito. Con un tono discreto pero emotivo, la película se presenta como una ventana a las pequeñas luchas que definen la vida de su protagonista.
Sañudo captura la melancolía de lo ordinario
David P. Sañudo demuestra su habilidad para crear un retrato vívido y empático de la vida cotidiana. Con una dirección minimalista, Sañudo evita los grandes gestos dramáticos, optando por una narrativa pausada que refleja la monotonía y los silencios que dominan la existencia de Irune.
El director se apoya en el entorno industrial y en la estética grisácea del paisaje vasco para acentuar la sensación de aislamiento que rodea a la protagonista. Los espacios cerrados de la fábrica y la casa de Irune se convierten en una extensión de su estado emocional, subrayando su desconexión con el mundo exterior. Este enfoque visual, junto con un guion que equilibra la comedia sutil con momentos de profundo drama, convierte a la película en un relato íntimo y humano.
Una protagonista que brilla en su fragilidad
El peso de Los últimos románticos recae en la interpretación de Irune por parte de la actriz Miren Gaztañaga, quien ofrece una actuación profundamente conmovedora. Su capacidad para transmitir la inseguridad y la vulnerabilidad de Irune con gestos mínimos y una presencia contenida da vida al personaje de una manera auténtica y desgarradora.
El elenco secundario también merece reconocimiento. Los compañeros de trabajo de Irune, su vecina y el operador de tren añaden capas de humanidad y realismo a la narrativa, contribuyendo al retrato coral de una comunidad atrapada en sus propias rutinas. Cada interacción, por pequeña que sea, revela algo sobre las vidas cruzadas que forman el núcleo emocional de la película.
Sutileza visual y sonora
La fotografía de Los últimos románticos es uno de sus puntos fuertes, utilizando una paleta de colores apagados para reflejar la melancolía de su entorno. Las tomas estáticas y los encuadres cerrados capturan la claustrofobia emocional de Irune, mientras que las breves incursiones en paisajes abiertos simbolizan los momentos de esperanza y liberación.
La banda sonora, discreta pero efectiva, complementa perfectamente el tono de la película. Con una mezcla de piezas melancólicas y notas más ligeras, la música actúa como un contrapunto emocional que guía al espectador a través de los altibajos de la narrativa.
Conclusión de 'Los últimos románticos'
Los últimos románticos, sin grandes pretensiones, logra tocar fibras sensibles al explorar las pequeñas luchas y los momentos de transformación que definen nuestras vidas. David P. Sañudo presenta un relato profundamente humano que encuentra belleza en lo ordinario y ofrece un mensaje esperanzador sobre la posibilidad de cambio, incluso en las circunstancias más desalentadoras.
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